Libros

El sedimento del río


Un pequeño gran libro para saborear despacio, porque su lenguaje es denso y expresivo

L_PPC

Título: Balbuceos del misterio. Un viaje a la experiencia humana

Autor: Sandra Hojman

Editorial: PPC, 2014

Ciudad: Madrid

Páginas: 156

DOLORES ALEIXANDRE (RSCJ) | Una de las cosas que me han dado más alegría en mi vida ha sido descubrir mujeres con “el don de arder”, como en el título del libro de Inma Sanchís Mujeres que están cambiando el mundo. Sandra Hojman es una de ellas, y nuestro encuentro (aún virtual, porque ella vive en Buenos Aires y yo en Madrid) lo posibilitó un amigo común que me envió algunos escritos suyos. Me fascinaron. Qué hondura, qué fuerza expresiva, qué aluvión de imágenes, cuánta originalidad, cuánta vida detrás de lo escrito. Los mandé a ‘Fe Adulta’ y no hizo falta más recomendación, porque lo que escribe se tiene de pie por sí solo y, desde entonces, es colaboradora habitual de su web y ya le han publicado un libro: Con la paz del fuego. Ahora PPC se ha espabilado, la ha descubierto también y le ha publicado el que tengo entre las manos.

Qué decir de este libro tan fuera de lo convencional y tan difícil de encuadrar. En el prólogo reconoce que, a partir de los 45 años, ha sentido la necesidad de volver a mirar su historia y esbozar una nueva narración, “como un renovado ensayo para seguir nombrándome”. Tiene muchas preguntas detrás: qué nos pasa a lo largo del vivir, cómo resuenan las situaciones cotidianas en cada etapa, cómo se experimentan el mundo, las emociones, los vínculos, cuáles son los acontecimientos fundantes de cada etapa. A partir de ellas, bucea en lo humano e intenta ponerse en la piel de una mujer desde la oscuridad prenatal hasta el segundo parto, el de la muerte. Parece tarea imposible, pero Sandra lo consigue, que para eso es psicóloga, madre de tres hijos y escribió su primer cuento a los siete años.

Narrando en persona yo, comienza su recorrido desde el cobijo del vientre materno hasta salir a la incertidumbre absoluta de cambiar ese espacio protegido por la sorpresa del parto y del primer aliento. Sigue la etapa de las primeras experiencias: hambre, sed, deseo, exploración, descanso; los comienzos del lenguaje, el primer no. Vienen después la niñez, la pubertad y adolescencia, “las gestas de juventud”. En “la llegada progresiva del adulto” somos invitados a encajar el desafío de soltar, la disponibilidad a lo frágil, los comienzos del miedo, la fraternidad, la fecundidad; lo inevitable de las partidas y los adioses.

Llega finalmente el “tercer tiempo”, esa etapa de madurez en la que se acentúa la llamada al silencio, porque “la experiencia vital se va tornando vino de ese que se paladea lentamente”; la elección entre envejecer o seguir creciendo. Y finalmente, la última despedida, “cuando se logra soltarlo todo y las manos retornan a la libertad del vacío”, y una creyente declara su opción por la confianza: “Me fío de quien atajará mi salto, al abrazo infinito”.

Un pequeño gran libro para saborear despacio, porque su lenguaje es denso y expresivo. Una buena ocasión para dejarnos acompañar por la autora en los “balbuceos del misterio”.

En el nº 2.905 de Vida Nueva

Actualizado
01/08/2014 | 07:00
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