Los islamistas expulsan a los cristianos de Mosul

Los pocos que quedaban fueron amenazados con un ultimátum que los condenaba a muerte

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Los islamistas expulsan a los cristianos de Mosul [ver extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Si desde el 9 de junio, tras la toma de Mosul por los rebeldes del llamado Estado Islámico (IS), la gran mayoría de los caldeos cristianos huyeron a poblados de los alrededores (VN, nº 2.899), en el Kurdistán y en la llanura de Nínive, hoy se puede decir que ya no queda ninguno en la segunda ciudad más importante de Irak y gran referente septentrional.

Todo una vez que se recrudeciera la acción de los fundamentalistas suníes, que, en las últimas horas, incautaron las casas de los cristianos y les impusieron un ultimátum que finalizaba el 19 de julio al mediodía: o se convertían al islam, o pagaban un impuesto o debían abandonar su hogar, bajo condena de pena de muerte.

Amel Shamon Nona.

Amel Shamon Nona.

Louis Raphael I Sako.

Louis Raphaël I Sako.

Como confirmaron fuentes internas a Fides, esta advertencia se hizo pública un día antes por megafonía desde las mezquitas de la ciudad. Además, por si quedaba alguna duda de las intenciones de los yihadistas suníes (cuya hostilidad también se ha manifestado contra los kurdos y los musulmanes chiíes), la sede del arzobispado de Mosul, cuyo titular es Amel Shamon Nona, fue quemada.

En plena oleada de violencia, la situación general del país es de parálisis y desgobierno. Con la provincia norteña de Nínive dominada en gran parte por el IS (que ha proclamado el “califato islámico” en los territorios que ha conquistado, tanto en Irak como en la vecina Siria), continúa sin conformarse un Gobierno central, pese a que las elecciones generales se celebraron ya el pasado 30 de abril.

A ellas concurría el líder chií Nuri al-Maliki, que pretendía renovar su cargo de primer ministro por tercera legislatura consecutiva, aunque se quedó muy lejos de obtener los votos suficientes para alcanzar una mayoría absoluta.

Nuri Al-Maliki.

Nuri Al-Maliki.

Salim Al-Jubouri.

Salim Al-Jubouri.

Tras varios intentos por consolidar un Ejecutivo de consenso, los diputados han elegido estos días como presidente del Parlamento al suní Salim al-Jubouri, que deberá afrontar el difícil reto de conciliar posturas con el fin de acordar la conformación de un gabinete estable.

Con este objetivo, el patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphaël I Sako, ha dirigido una carta a todos los parlamentarios (recogida por Fides) en la que, desde su “humilde voz como responsable cristiano”, llama a la búsqueda urgente de acuerdos básicos y a que “se acelere la elección de las tres presidencias”, siendo este el único modo de que “se salve al país de los peligros de la anarquía y la desintegración”.

Con un tono cercano, el líder de la comunidad caldea propone a los diputados que, todos juntos, lean esta oración antes de las respectivas negociaciones para elegir un Gobierno:

Que Dios nos ayude para que podamos hablar entre nosotros y podamos entendernos, con el fin de disolver los malentendidos, lejos de cualquier restricción y sectarismo. Dios, ayúdanos a difundir la paz y la tranquilidad de nuestro pueblo, para que Irak pueda salir de todos sus problemas. Amén.

 

Un país partido en tres

Días antes, en declaraciones a la agencia Apic, Sako se mostró hondamente preocupado sobre la unidad nacional:

Existe una unión simbólica, y tal vez el nombre de Irak continúe. Pero el hecho es que hoy estamos divididos en tres zonas [kurda, chií y suní] y cada una cuenta con sus propios presupuestos y ejércitos.

Una visión no mucho más optimista es la que mantiene respecto al futuro de los cristianos en el país:

En diez años, tal vez solo permanezcan en Irak 50.000 cristianos, cuando en 2003 había alrededor de 1,2 millones. Aunque no contamos con cifras exactas, podemos pensar que el número de fieles se ha reducido en estos diez años a 400.000-500.000.

En este sentido, el prelado percibe cómo muchos cristianos viven ya en la región del Kurdistán, aunque esta también está afectada por las milicias del IS, que han cortado a muchos pueblos de la zona el suministro de agua, luz y combustibles.

Finalmente, el patriarca Sako dirige también su mirada contra la acción (en este caso, la inacción) de la comunidad internacional:

Debería presionar a los políticos irakíes para que encuentren una solución política y formen un gobierno de unidad nacional. Pero la política occidental solo persigue intereses económicos

.

De ahí que ponga en duda su supuesta defensa activa de la población iraquí, única víctima de esta situación de tensión, que le recuerda a la vivida en 2003, cuando EE.UU. forzó la invasión del país para derrocar a Sadam Hussein.

En el nº 2.904 de Vida Nueva

 

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