La Iglesia busca su sitio en medio de la sociedad

El secretario general de la CEE señala en Yuste que el Papa les ha pedido “dialogar con todos”

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JOSÉ LORENZO (CUACOS DE YUSTE). FOTOS: FUNDACIÓN ACADEMIA EUROPEA DE YUSTE. | Un buen sabor de boca ha dejado en organizadores y asistentes la primera edición de los Diálogos de Yuste [ver programa], una apuesta para el estudio y el encuentro de la UPSA, en donde se abordó el pasado 30 de junio, en el monasterio que acogió los últimos días del emperador Carlos V, el tema de Iglesia y sociedad en la España actual. Contexto cultural, la acción evangelizadora y las relaciones Iglesia-Estado.

Jacinto Núñez y el secretario de la CEE.

Jacinto Núñez y el secretario de la CEE.

En la apertura tomaron la palabra el director de la Fundación Academia Europea de Yuste (entidad colaboradora), Enrique Barrasa; el obispo de Plasencia (bajo cuya jurisdicción se encuentra el monasterio), Amadeo Rodríguez; y el rector de la UPSA, Ángel Galindo.

Planteado en tres diálogos sobre el contexto cultural, la acción evangelizadora y las relaciones Iglesia-Estado, el primer bloque corrió a cargo de Francisco Javier Herrero Hernández, decano de la Facultad de Filosofía de la UPSA, y Antonio Ventura, profesor de la Universidad de Extremadura y exvicepresidente de la Junta extremeña.

Herrero, en una exposición en la que hizo un “sano ejercicio de memoria histórica” sobre el papel de las religiones en el espacio público, y de la evolución, desarrollo y complementariedad de ambos conceptos, señaló que “ni lo religioso se puede reducir a lo intimista, ni lo público tiene que identificarse necesariamente con lo estatal”. En su opinión:

La religión hoy debe ser convocada en el marco de una plural libertad religiosa para mostrar lo suyo más propio, lo que le pertenece como carácter: su espiritualidad y una religiosidad con logos, pero también su acreditada comprensión sobre la vida humana y su corresponsabilidad en el ordenamiento del bien común. Puede aportar sobre todo el sentido y los fines que echaba en falta la misma sociedad y razón secular: la capacidad de palpar la propia alma.

En cuanto a la “necesaria distinción entre lo público y lo estatal”, abogó el decano por “proponer una laicidad –que deberíamos tildar como abierta– cuyo núcleo esencial sea la protección activa del ejercicio plural de la libertad religiosa, libertad que siempre ha de ser considerada como un derecho originario y nunca como un privilegio a suprimir”.

Francisco Javier Herrero (centro) y Antonio Ventura (derecha).

Francisco Javier Herrero (centro) y Antonio Ventura (derecha).

Por su parte, el profesor Ventura, reivindicó las raíces cristianas de Europa y el papel jugado por la Iglesia en la época del cardenal Tarancón. A su parecer, hoy, cuando se han perdido los valores que hicieron posible la Transición (también en la Iglesia, pues “no se transmitieron en los seminarios”), habría que hacer “examen de conciencia” y recuperarlos, junto con los de la Iglesia posconciliar.

En este sentido, “y con todo respeto al diálogo”, el exdirector de la Fundación Academia Europea de Yuste pidió que la Iglesia “alce su voz para dejar su impronta” en el espacio público.

El segundo diálogo, a propósito de la acción evangelizadora, lo inauguró José María Gil Tamayo. El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) comenzó su intervención blandiendo la fotocopia, ya mundialmente famosa, con los apuntes que el cardenal Bergoglio desarrolló ante a los cardenales en las congregaciones generales previas al cónclave del que saldría elegido papa, y que son, como apuntó el sacerdote, un resumen nuclear de la Evangelii Gaudium.

Y se preguntó en voz alta cómo interpelan esas líneas a los creyentes de España. Una interpelación que contextualizó eclesialmente en un momento en que surge un pontificado “absolutamente sorprendente e inesperado”, en un continente europeo en donde “triunfa la extrema derecha”, y en un país con la “apabullante y dolorosa situación de seis millones de parados” y con nuevos movimientos políticos “que abanderan la insatisfacción” social. Ante este panorama “enormemente complejo y preocupante, de cambio de época”, estima que “una segunda transición, con sus valores, está llamando a la puerta”.

Y en este contexto, el nuevo Papa “traza un plan para la Iglesia de nuestro tiempo”, que salga al encuentro de hombres y mujeres. “En la entrevista que mantuvo hace unos días con la presidencia de la CEE, nos transmitió que debemos dialogar con todo el mundo”. Lamentó a continuación que se haya “silenciado” el papel desempeñado por la Iglesia en España y aventuró que esa misma Iglesia “es capaz de seguir siendo significativa en el siglo XXI”, para lo que reivindicó la figura del cardenal Tarancón y el deseo de la Iglesia por seguir contribuyendo al diálogo.
 

Opción por los pobres

Como tareas prioritarias para la Iglesia en España hoy, señaló la acción evangelizadora; la enseñanza religiosa –“porque es un derecho constitucional”–; la pastoral familiar; la opción preferencial por los pobres; y la religiosidad popular. Y recordó lo que Francisco les había dicho a un grupo de obispos españoles en la reciente visita ad limina: “No tengan miedo a promover puestos de trabajo, aunque tengan que vaciar las arcas de los obispados”.

En un tono que invitaba a pensar en esa “nueva apologética” a la que hizo alusión también, Gil Tamayo señaló:

Vamos a salir del acomplejamiento de ser cristianos, de dejar a la Iglesia al margen. Los obispos no han de dejar de pronunciar su voz.

Y, a continuación, reivindicó una mayor presencia de los laicos en la vida pública –“la sociedad civil es la asignatura pendiente de la Iglesia en España”, señaló– y volvió a incidir en que lo que pide Francisco es “una Iglesia en salida misional y samaritana

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En el nº 2.901 de Vida Nueva

 

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