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El valor de lo pequeño


Recensión de José Luis Celada sobre la obra de Dolores Aleixandre Escondido centro. Viaje al interior de 25 palabras bíblicas (Sal Terrae, 2014).

escondido centro

Título: Escondido centro. Viaje al interior de 25 palabras bíblicas

Autor: Dolores Aleixandre

Editorial: Sal Terrae, 2014

Ciudad: Santander

Páginas: 160

JOSÉ LUIS CELADA | Las palabras son la llave que da acceso a la realidad; de ahí la importancia de saber utilizarlas correctamente. Por eso no es un mero ejercicio preciosista bajar y contemplar lo que de verdad dicen o quieren decir, aquello que está en su escondido centro, como reza el título de este libro (un préstamo de María Zambrano). Sobre todo, si nos las tenemos que ver con traducciones, que siempre implican algo de “traición”, como señala el famoso proverbio italiano: traduttore, traditore.

Dolores Aleixandre, con la finura y profundidad a que nos tiene acostumbrados, se asoma a 25 términos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento (12 palabras hebreas y 13 griegas). Dice la autora:

Es la pequeña luz de esas palabras lo que quiero ofrecer aquí, con el deseo de que sirvan para iluminar también las vidas de quien las lea y esté dispuesto a detenerse en ellas y saborearlas. (p. 11)

Así pues, se trata de acudir a una serie de términos y buscar ese secreto que atesoran en lo más profundo de ellos mismos, la fuerza (dynamis) que –según Aristóteles– “nos aguarda, silenciosa, para revelarnos algo” (p. 12).

Pero no se trata de palabras solemnes o importantes. Y esto también está de acuerdo con la personalidad de Dolores Aleixandre. Ella misma lo dice así:

No son las [palabras] más ‘graves’ ni las más ‘rotundamente bíblicas’ (amor, vida, alianza, verdad, gracia…). Sobre estas hay ya mucho escrito, y el camino que conduce hacia ellas es un camino real, bien conocido y señalizado. Las que iré proponiendo aquí son vereditas más sombreadas y menos transitadas que no dan muchas facilidades para darse a conocer, les gusta pasar inadvertidas y aguantan traducciones banales y planas que no despiertan preguntas ni suelen invitar a más búsquedas. (p. 11)

En efecto, las palabras que componen este libro son las siguientes:

  • El interior (qereb)
  • Descanso (menujá)
  • Unirse (dabaq)
  • Propiedad peculiar (segullá)
  • Uno (ejad)
  • Complacencia (rasón)
  • Tienda (ohel)
  • Callar (damam)
  • Estéril (aqará)
  • A favor nuestro (lanu)
  • Memorial (zikkaron)
  • Reír (sajaq)
  • Tiempo favorable (kairós)
  • Pensamientos (dialogismoi)
  • Preocupaciones (merimnai)
  • Hacer caminar debajo (hypago)
  • Preceder (proago)
  • Documento manuscrito (jeirógrafon)
  • Compañero (metojos)
  • El que se opone (antilegómenos)
  • De arriba –o de nuevo– (anothen)
  • Autoridad (exousía)
  • El que habla (lalon)
  • Niño-muchacho (pais)
  • Bebedor de vino (oinopotes)

Como se ve, efectivamente, no son palabras de “primera división”, lo cual no quiere decir que carezcan de importancia, porque para Dios lo pequeño es valioso. También aquí podemos ver que “entre los pucheros anda el Señor”.

En resumen, un libro que, gracias a la sensibilidad y hondura de sus reflexiones, hará disfrutar al lector de algunas palabras “pequeñas” de la Escritura.

En el nº 2.901 de Vida Nueva

Actualizado
04/07/2014 | 07:00
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