Papa Francisco: “Los mafiosos están excomulgados”

Francisco se reúne en Cassano (Calabria) con presos, enfermos y víctimas de la mafia

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Papa Francisco: “Los mafiosos están excomulgados” [ver extracto]

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Excomunión y pecado mortal son dos conceptos cargados de fuerza teológica porque representan una realidad humana al borde del fracaso. Su uso exige no pocas cautelas, pues tan pernicioso es recurrir a ellos con exceso como rechazarlos por principio. En menos de 24 horas, el papa Francisco ha usado ambos, en contextos diferentes, pero públicos. La primera, durante su homilía del sábado 21 de junio en Cassano allo Jonio, y la segunda, durante su alocución dominical después del Angelus.

Para encontrar en el mapa de Italia Cassano allo Jonio hay que usar la lupa y dirigirla hacia la región de Calabria, donde se encuentra esta localidad de apenas 17.000 habitantes, cabeza de una diócesis del mismo nombre y con una población ligeramente superior a las 100.000 almas. Ante la sorpresa general, hace algunos meses, el Papa nombró secretario de la Conferencia Episcopal Italiana a su obispo, Nunzio Galantino; Bergoglio escribió entonces una carta a sus diocesanos, pidiéndoles perdón por haber “raptado” a su obispo y prometiendo que les iría a ver.

Dicho y hecho: el sábado 21, el Santo Padre, muy de mañana (a las siete y media), se subió a bordo de un helicóptero para aterrizar hora y media después ante la prisión de Castrovillari, a pocos kilómetros del centro de la ciudad. Allí comenzaba su visita a Cassano, y en el patio de la cárcel le esperaban sus 140 moradores, emocionados por una visita tan excepcional.

También estaba allí el padre de Coco Campolongo, el niño de tres años asesinado y quemado junto a su abuelo y su compañera el pasado mes de enero. “Nunca más un niño debe soportar tal dolor”, le dijo mientras le abrazaba a él y a las dos abuelas de la pobre criatura, víctima de un salvaje ajuste de cuentas entre clanes rivales.

En el discurso [ver íntegro en italiano original] que Francisco pronunció a los presos (que dieron un pergamino pidiendo perdón por sus delitos), recordó que la cárcel debe servir para la reinserción:

El Señor es un maestro de reinserción; nos coge de la mano y nos reconduce a la comunidad social. El Señor siempre perdona, siempre acompaña, siempre comprende; a nosotros toca comprender, dejarnos perdonar, dejarnos acompañar. Deseo a todos y a cada uno de vosotros que vuestro tiempo no se pierda, sino que podáis pedir y obtener esta gracia.

Segunda etapa de su visita fue el hospital San Giuseppe Moscati, hasta cuya puerta fue acompañado por una festiva multitud que le aclamaba sin cesar. En este centro son recogidos enfermos en fase terminal. Bergoglio se abrazó con muchos de ellos y de sus familiares, suscitando las emociones que cabe imaginar.

Acogido por un repiquetear de campanas, al filo del mediodía, el Papa llegó a la catedral, donde le esperaba el clero diocesano, que tiene que hacer frente a la acción multiforme de la criminalidad organizada y que algunas veces paga con la propia vida, como Lazzaro Longobardi, bárbaramente asesinado el pasado 3 de marzo. Francisco no quiso abordar este tema, pero cuando se dirigía por la tarde al lugar de la Misa, la Pianna di Sibari, mandó detener el coche ante la parroquia de San José, de la que era titular el sacerdote acribillado a balazos.

Mucho antes de que el Papa llegase a la explanada donde iba a celebrarse la Eucaristía, ya estaban ocupadas las 30.000 sillas alineadas ante el altar; en pie había otros tantos miles de personas. Todos le recibieron con entusiasmo, a pesar del calor sofocante.
 

“Adoradores del mal”

Al ser la festividad del Corpus Christi, la homilía la centró Bergoglio en la adoración al misterio de la Eucaristía. “Pero –añadió– cuando a la adoración del Señor se la sustituye con la adoración del dinero, se abre el camino al pecado, al interés personal y al abuso; cuando no se adora a Dios, el Señor, uno se convierte en adorador del mal, como lo son los que viven de la mala vida y de la violencia. Vuestra tierra, tan hermosa, conoce los signos y las consecuencias de este pecado. La n’drangheta es eso: adoración del mal y desprecio del bien común“:

“Este mal hay que combatirlo, alejarlo. ¡Hay que decir que no! La Iglesia, que sé que está muy comprometida en educar las conciencias, debe siempre entregarse aún más para que prevalezca el bien. Nos lo piden nuestros jóvenes, necesitados de esperanza. Para poder responder a estas exigencias, la fe nos puede ayudar. Los que en sus vidas siguen este camino del mal, como son los mafiosos, no están en comunión con Dios: están excomulgados”.

Como han subrayado muchos comentaristas –léase a Luigi Accattoli en el Corriere della Sera del domingo 22 [ver artículo]–, es la primera vez que un papa excomulga a los mafiosos.

Ni san Juan Pablo II, que en mayo de 1993 condenó con viveza a la mafia en Agrigento, había llegado tan lejos; tampoco el Episcopado siciliano, que ha dedicado a esta plaga más de un documento, se atrevió nunca a utilizar dicha palabra ni, por supuesto, a aplicar tal sanción. Pero Bergoglio no se arredra y ha llamado a las cosas por su nombre, sin dudar en especificar lo que la Iglesia reserva a tan abominables conductas, como las de los miembros de la mafia siciliana, la camorra napolitana o la n’drangheta calabresa.

Tampoco tuvo reparos el domingo, después del rezo del Angelus y con ocasión previa a la celebración de la Jornada de Naciones Unidas contra la Tortura, el 26 de junio, en dedicar a esta lacra palabras muy duras:

Vuelvo a repetir la firme condena de toda forma de tortura e invito a los cristianos a comprometerse para colaborar en su abolición y sostener a las víctimas y a sus familiares. Torturar a las personas es un pecado mortal. ¡Un pecado mortal muy grave!.

La semana se ha caracterizado, como hemos visto, por una serie de duras palabras del Papa contra algunas de las llagas de nuestro tiempo.

La droga, por citar una más. El viernes 20, Bergoglio recibió en audiencia a los participantes en la International Drug Enforcement Conference, cuyas sesiones se desarrollaron en Roma del 17 al 19 de junio. Los objetivos de esta organización son coordinar las políticas antidroga, compartir las informaciones sobre las características de este preocupante fenómeno y desarrollar una estrategia operativa para contrarrestar el narcotráfico.

Quiero decirlo con mucha claridad –subrayó el Pontífice–: la droga no se vence con la droga. La droga es un mal, y con el mal no caben abandonos ni compromisos.

Enunciado este principio general, el Santo Padre prosiguió así:

Pensar que se puede reducir el daño consintiendo el uso de psicofármacos a las personas que continúan en la droga, no resuelve en absoluto el problema. La legalización de las así llamadas ‘drogas blandas’, aun parcial, además de ser por lo menos discutible desde un plano legislativo, no produce los efectos que se habían previsto. Las drogas sustitutivas tampoco no son una terapia suficiente, sino una forma velada de rendirse al fenómeno. Repito lo dicho otras veces: no a ningún tipo de droga. Sencillamente. No a ningún tipo de droga.

 

Refugiados y libertad religiosa

Esa misma jornada era el Día Mundial del Refugiado. El miércoles anterior, al final de la audiencia general, Bergoglio reconoció que “el número de estos hermanos está creciendo y, en estos últimos días, miles de personas más se ven obligadas a abandonar sus casas para salvarse –aludía, sin duda, a los sirios que huyen de la guerra civil y también a los habitantes de naciones como Eritrea o Somalia–. Estemos cerca de ellos, compartiendo sus miedos, sus incertidumbres ante el futuro y aliviando de modo concreto sus sufrimientos”.

El propio viernes 20, acudieron al Palacio Apostólico los participantes en el Congreso Internacional sobre la Libertad Religiosa, organizado por la Universidad LUMSA, de Roma. También en este caso, las palabras del Papa fueron meridianas:

Es inaceptable que todavía subsistan verdaderas y auténticas persecuciones por profesar una religión. Es un ataque a la razón, un atentado contra la paz y una humillación de la dignidad del hombre.

En el nº 2.900 de Vida Nueva

  • Visita de Francisco a la prisión calabresa:

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  • Papa Francisco a los sacerdotes de la Diócesis de Cassano all’Jonio:

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  • “Los mafiosos están excomulgados”:

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