Las catedrales del futuro: vivas y habitadas

Palma de Mallorca acoge las 34ª Jornadas de Patrimonio Cultural de la Iglesia

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JAIME VÁZQUEZ ALLEGUE (PALMA DE MALLORCA) | Del 23 al 27 de junio, Mallorca ha sido sede de las 34ª Jornadas de Patrimonio Cultural de la Iglesia, organizadas por la Comisión de Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Con el título La Catedral hoy para el futuro: entre la conservación y la innovación, y en el marco del centenario de la intervención de Antonio Gaudí en la seo mallorquina, discurrieron las sesiones que contaron con casi un centenar de asistentes.

El nuncio, Renzo Fratini, inauguró las jornadas en el palacio episcopal, en un acto en el que estuvieron presentes Jesús García Burillo, obispo de Ávila y presidente de la citada comisión; el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández; y el obispo de Mallorca, Javier Salinas. Además, a la inauguración, asistió el presidente balear, José Ramón Bauzá.

A lo largo de estos días se celebraron numerosas conferencias. Joan Bauzá, deán de la catedral, habló sobre la seo mallorquina; también de catedrales hablaron Juan María Canals, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia; Alfonso Sánchez Mairena, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; Sirga de la Pisa y Carrión, de la Universidad CEU San Pablo; y Tiziano Ghirelli, director del Secretariado de Bienes Culturales de la Iglesia de Reggio Emilia.

Teodoro Suau, canónigo mallorquín, trató las evocaciones del beato Ramon Llull. De Gaudí en Mallorca hablaron Gustavo García Gabarró, presidente de la Asociación de Amigos de Gaudí, y Mercè Gambús Saíz, de la Universidad de las Islas Baleares.

La presencia de expertos en liturgia, arquitectura e historia del arte sirvió para descubrir la importancia de las expresiones del pasado en el momento actual, pero también para ahuyentar los miedos a la incorporación de nuevas expresiones artísticas que ayuden a crear espacios, de acuerdo con una liturgia nueva y renovada, que alimente la fe de las nuevas generaciones.

Ante la disyuntiva entre la conservación y la innovación, las jornadas sirvieron para reflexionar sobre la necesidad de añadir nuevos elementos artísticos. Las catedrales son piedras vivas: sede del obispo, lugar de la Mesa de la Palabra y de la Eucaristía, escenario de iniciación cristiana, Casa de la Iglesia y espacio de las celebraciones más importantes.

Como afirmó Joan Bauzá, la catedral de Mallorca es la catedral del mar, dado que su orilla baña sus pies; es la catedral del espacio, dado que es el templo gótico que, con menos piedra, alberga más espacio interior; es la catedral de la Eucaristía, dado que los ábsides de sus tres naves crean conjuntamente el tríptico más grande del mundo sobre el misterio eucarístico; es la catedral de la luz, dado que la luminosidad mediterránea entra de lleno en ella.

La moraleja de estas jornadas se resume en que la mejor manera de conservar nuestras catedrales es mantenerlas como instituciones vivas y habitadas.

En el nº 2.900 de Vida Nueva

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