‘Las dos caras de enero’: de viaje con la sospecha

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JOSÉ LUIS CELADA | Como aquel Cary Grant misterioso y seductor que lograba enamorar a una ingenua y adinerada Joan Fontaine en Sospecha (1941), también la desconfianza, el mutuo recelo entre la pareja protagonista de Las dos caras de enero, se erige en el motor narrativo de esta historia. Detrás de la cámara no está Alfred Hitchcock, sino el debutante Hossein Amini.

Eso sí, el director británico de origen iraní cuenta para su estreno con un guión adaptado de la novela homónima de Patricia Highsmith, cuya pluma es toda una garantía de éxito dentro del género. No en vano, hasta el mismísimo “mago del suspense” recurrió a la autora estadounidense para rodar Extraños en un tren (1951).

Y ambos apellidos –Hitchcock y Highsmith– se hacen muy presentes en este inquietante thriller, que arranca en la Acrópolis de Atenas allá por 1962 con la plácida visita turística de un matrimonio norteamericano y muere en las caóticas calles de Estambul.

Entre una y otra secuencia, un viaje por la isla de Creta (de la capital, Heraklion, a las ruinas de Knossos, pasando por Chania) nos invita a seguir la pista a dos individuos en permanente huida: un vulgar estafador y un asesino involuntario, condenados a permanecer juntos cuando todo se complica aunque duden de sus respectivas intenciones.

Uno se gana la vida como guía (Oscar Isaac) y su contrapunto y nuevo compañero de aventuras ejercía como agente de bolsa en su país (Viggo Mortensen), pero ni son tan distintos como creen ni como quieren hacérselo ver a la tercera en discordia: la mujer de este último (Kirsten Dunst), testigo y víctima de los trágicos sucesos que se desencadenan a su alrededor.

Los luminosos planos iniciales pronto se tornan oscuros presagios, a medida que los hechos se encaminan hacia su desenlace. Una transición que ya anticipan los propios personajes, siempre bajo sospecha, parapetados tras engañosas apariencias y un pasado oscuro, hasta el punto de que su réplica o espejo es la única persona con la que pueden mantener una conversación sincera.

Si a este universo de incertidumbre y dudas le añadimos algunos de los ingredientes que habitualmente alimentan la tensión dramática (los celos, el homicidio, la sombra del adulterio…) y una persecución en toda regla por el Gran Bazar de la antigua Bizancio, el resultado es una película trepidante, digna heredera de aquellas producciones bien escritas y mejor dirigidas a las que nos acostumbraron tantos maestros de este oficio.

Solo hay un detalle que quizá podría reprochársele a Amini, y es que no haya aprovechado todo el potencial de cuanto tenía entre manos –incluidas la fotografía de Marcel Zyskind y la música de Alberto Iglesias– para que Las dos caras de enero fuera algo más que un homenaje a los clásicos y se convirtiera en la tarjeta de presentación de un cineasta con personalidad. Sus próximos trabajos tendrán la palabra.

 

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The two faces of January.

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Hossein Amini, sobre la novela homónima de Patricia Highsmith.

MÚSICA: Alberto Iglesias.

FOTOGRAFÍA: Marcel Zyskind.

PRODUCCIÓN: Tim Bevan, Eric Fellner, Robyn Slovo, Tom Sternberg.

INTÉRPRETES: Viggo Mortensen, Kirsten Dunst, Oscar Isaac, Daisy Bevan, David Warshofsky, Nikos Mavrakis, Prometheus Aleifer, Socrates Alafouzos, Yigit Özsener, Ozan Tas.

 
En el nº 2.900 de Vida Nueva

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