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La llave de la felicidad


Recensión de Fernando Cordero sobre la obra de David Steindl-Rast La gratitud, corazón de la plegaria (Mensajero, 2014).

L_Mensajero

Título: La gratitud, corazón de la plegaria. Una aproximación a la vida en plenitud

Autor: David Steindl-Rast

Editorial: Mensajero, 2014

Ciudad: Bilbao

Páginas: 244

FERNANDO CORDERO (SS.CC) |David Steindl-Rast (Viena, 1926), con una profunda formación humanista, ha sido uno de los primeros católicos en participar en el diálogo budista-cristiano. Benedictino desde 1953 en el monasterio de Mount Saviour, en el estado de Nueva York, organiza su tiempo entre períodos como ermitaño e impartiendo conferencias por todo el mundo. Además de leerlo, podemos también percibir su entusiasmo visitando la web www.gratefulness.org y en vídeos colgados en YouTube.
En 1984 vio por vez primera la luz este libro, del que se han hecho diferentes ediciones hasta la presente de Mensajero.

Uno de sus temas preferidos, eje central de este volumen, es la gratitud como condición para alcanzar la felicidad, y las dificultades para ser agradecidos en el mundo actual. En el prólogo, su amigo Henri J. M. Nouwen expresa “su habilidad en transformar las palabras viejas en palabras nuevas”. A través de una breve introducción y de ocho capítulos, va desgranando el sentido de la gratitud usando términos tradicionales de la espiritualidad cristiana en los que descubre un contenido y una interpretación atractiva para desarrollar, con los ojos abiertos, una vida en plenitud. Su manera de contar es muy amena, dejándose acompañar, entre otros, por algunos santos, pasajes bíblicos, piezas musicales, así como por T. S. Eliot y Rilke.
 

Del asombro a la fe

En el primer capítulo, hallamos el punto de partida con la sorpresa, para vislumbrar con asombro que todo es gratuito. En el segundo, dedicado al corazón y a la mente, deja claro que hablar de corazón es sinónimo de plenitud, implícita en la actitud orante y en la gratitud. La relación entre oración y oraciones articula el capítulo tercero, subrayando que orar es vivir en gratitud.

El cuarto capítulo, donde desarrolla los conceptos de contemplación y ocio, nos deja la diferencia entre el corazón y los demás músculos: nunca se cansa porque su estructura incluye una fase de reposo en cada latido.

De los capítulos quinto al séptimo ahonda en la fe, la esperanza y la caridad y en cómo aprender a vivir en gratitud a través de ellas. Desenmascara algunas formas erróneas de interpretar estas virtudes. Hace un comentario muy sugerente del sacrificio de Isaac e invita a poner a prueba por nuestra propia experiencia todo lo que va contando.

Por último, dedica el capítulo octavo a la plenitud y al vacío de sí mismo. Ahí incluye varias palabras clave, fundamentales en este libro, para saborearlas en silencio. Me quedo con la última: “cero”. Explica el hermano David: “El cero equivale a nada, pero, agregándolo a otro número, lo multiplica por decenas, por cientos, por miles. La gratitud le da plenitud a la vida sin añadirle nada”.

En el nº 2.899 de Vida Nueva

Actualizado
20/06/2014 | 14:11
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