EDITORIAL VIDA NUEVA | Se acaba de cumplir el décimo aniversario del nacimiento de las diócesis de Sant Feliu de Llobregat y Terrassa, una decisión de Juan Pablo II que hizo que Barcelona dejara de ser la segunda diócesis más grande de Europa y con la que, según los más críticos, se pretendía debilitar la histórica Conferencia Episcopal Tarraconense.
Hoy, y aunque quedan algunas cuestiones por resolver, la situación es completamente diferente y son muchas las ventajas y oportunidades que ha traído una decisión, todo hay que decirlo, que se tomó de forma precipitada y de espaldas a los fieles.
Con todo, se puede decir que estos diez años de vida, tanto para Sant Feliu de Llobregat como para Terrassa con sus obispos a la cabeza, han sido años muy intensos, donde se han puesto en marcha las distintas instituciones: la curia, las delegaciones, Cáritas… Todo ello para servir más cerca y mejor.
En el nº 2.899 de Vida Nueva
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