Las periferias, presentes en la universidad peruana

Cinco centros de inspiración católica de Lima reflexionan sobre este urgente reto

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ANDRÉS GALLEGO (LIMA) | El mensaje del papa Francisco, con su frescura y cercanía al Evangelio, sigue sorprendiendo, tanto en la Iglesia como fuera de ella. Su llamado a “salir fuera” e “ir a las periferias” ha sido también acogido por un numeroso grupo de universitarios de Perú.

Así, jóvenes estudiantes de cinco universidades de inspiración católica de Lima –la Universidad Marcelino Champagnat (UMCH), la Universidad del Sagrado Corazón, la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), la Universidad del Pacífico (UP) y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PCUP) se han reunido, el pasado 27 de mayo, en el auditorio de la Universidad del Pacífico, en un encuentro titulado Tendiendo puentes: Francisco, periferias y universidad [ver perfil de Facebook].

El evento fue precedido de un concurso de ensayos sobre el mismo tema, con cinco primeros ganadores (uno por cada universidad) y otros cinco segundos premios.

El acto se organizó con un destacado protagonismo de los jóvenes universitarios, sobre todo de los ganadores del concurso. Un panel de tres de ellos (Carlos Alomía, Pablo Roca y Jazmín Rojas), en diálogo con los asistentes, inició la cita intentando reflexionar sobre cuál era su visión de las periferias.

Llamó la atención su preocupación, desde el mundo de la universidad, por el mundo de la marginación y la discriminación. Salieron a la luz experiencias de trabajo voluntario en cárceles y barrios marginales, además del convencimiento de que la universidad debía tener, junto a su misión académica y de investigación, también una función de servicio al país y a la sociedad.

Un invitado especial al evento fue Javier Iguíñiz Echeverría, profesor del Departamento de Economía de la PUCP y actual presidente del Movimiento Internacional de Intelectuales Católicos (MIIC), quien centró su charla en “las periferias sociales y económicas”.

A partir de su exposición, se produjo un interesante y ameno diálogo con los jóvenes universitarios asistentes. En el mismo, Iguíñiz insistió en la importancia de darle contenido académico y científico a las afirmaciones del papa Francisco, refiriéndose fundamentalmente a las críticas que este hace a la economía del mercado y a su denuncia de la desigualdad económica como una de las causas de la pobreza en el mundo. Hicieron comentarios a la ponencia del profesor dos de los ganadores del concurso de ensayos, Brissette Quiroz y Hernán Manrique.

Continuó un debate con el público por parte de los otros cinco ganadores (Elizabeth Corzo, Alfonso Holder, Rosa Tuesta, Renato Vera y Daniela Castro), exponiendo la problemática central de su ensayo, pero poniendo especial énfasis también en las motivaciones que les llevaron a escribirlo.

Las mismas parecían coincidir fuertemente con la preocupación de Francisco por las periferias sociales, geográficas y existenciales. Además, estaban presentes la implicación con la marginación de las comunidades nativas andinas y amazónicas; la soledad y el sufrimiento de algunas enfermedades actuales; la precaria situación de aquellos que tiene que vivir en “asentamientos humanos”, como en Perú se llama a esos conglomerados de viviendas que parecen surgir casi repentinamente en el desierto o en los cerros más alejados… En fin, el mundo de los insignificantes y excluidos.
 

Encarnados en la cultura

A su modo, la periferia misma se hizo presente en el encuentro. Y lo hizo en forma de cultura. Clausuró el evento la Organización Cultural Arena y Esteras, con una variedad de cuadros de música y teatro sobre el nacimiento de la Villa El Salvador, de donde ella misma surgió. Esta organización de artistas, educadores y líderes comprometidos con su realidad fue Premio Nacional de Cultura 2012, en la categoría de Buenas Prácticas Culturales.

Villa El Salvador es una ciudad de la periferia de Lima, levantada en el desierto por emigrantes mayoritariamente andinos, hace ya más de cuarenta años, que, en el año 1987, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. Le fue concedido, como certificó el comité organizador, por “la práctica ejemplar para organizar un tipo de ciudad solidaria y económicamente productiva”.

Al final del evento se entregaron, en un ambiente festivo, los galardones a los ganadores. Llama la atención que varios de ellos los dedicaron a personas que habían conocido y tratado en este mundo de las periferias. Con jóvenes así, el pensamiento del Papa tiene futuro.

En el nº 2.897 de Vida Nueva

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