Juan Carlos I abdica en favor de “una generación más joven”

Los obispos reconocen “su entrega generosa” y su contribución a la democracia

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FRAN OTERO | Viendo las reacciones –políticas, sociales y eclesiales– que ha suscitado, siempre con excepciones, la abdicación del rey Juan Carlos en favor de su hijo Felipe, se podría concluir que ha cumplido con aquello que le pidió el cardenal Vicente Enrique y Tarancón en la eucaristía de consagración de la Corona: “Pido que seáis el Rey de todos los españoles”.

Entonces, un 27 de noviembre de 1975, Tarancón, otra de las grandes figuras de la Transición, pedía a Juan Carlos I que el suyo fuera “un reino de vida, de verdad, de justicia y de paz” [ver homilía íntegra]. Ahora, casi 39 años después, el Rey que hacía suyas aquellas palabras deja el testigo a su hijo, que se convertirá este mismo mes en Felipe VI.

Fue el presidente del Gobierno quien, a las 10:32 horas de la mañana del 2 de junio, comparecía urgentemente ante la prensa para comunicar la decisión del Rey, quien posteriormente se explicaría a través de una declaración grabada:

Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana. Mi única ambición ha sido y seguirá siendo siempre contribuir a lograr el bienestar y el progreso en libertad de todos los españoles. Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio he puesto todas mis capacidades, mi ilusión y mi trabajo. Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica.

La decisión del Rey tuvo rápidamente un eco social importante, eco del que no se puede sustraer a la Iglesia. Fueron el portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo; el obispo de La Calzada-Logroño, Juan José Omella; y el presidente de Cáritas, Rafael del Río, los primeros en hacer una declaración pública, pues estaban a punto de comenzar una rueda de prensa en la sede de la CEE cuando se conoció la noticia.

Coincidieron en el reconocimiento a la labor del Rey y en mostrar su confianza en su heredero, al igual que el Comité Ejecutivo de la CEE, que emitiría una nota más tarde:

El Comité Ejecutivo, en nombre de todos los obispos españoles, reconoce y agradece la trayectoria de Su Majestad el Rey don Juan Carlos I, su entrega generosa y su contribución a la historia reciente de España, en particular a la instauración y a la consolidación de la vida democrática, con especial relevancia durante el período de la Transición. Su servicio a España ha sido de un extraordinario valor.

En la misma se puede leer que el Príncipe “ha acreditado ya su cualificación y competencia, como hemos podido constatar en sus diferentes presencias en la vida pública”.
 

Relación fluida con la Iglesia

A estas siguieron otras manifestaciones de obispos a nivel particular. Es el caso del arzobispo de Santiago, le agradeció “el cariño mostrado a Compostela, reflejado en tantas ocasiones en las que quiso hacerse presente en nuestra catedral para hacer la ofrenda nacional al Apóstol Santiago”.

O el de Sevilla, Juan José Asenjo: “La vinculación histórica de la Casa Real con Sevilla es un motivo relevante, entre otros, para que la Iglesia y los católicos sevillanos demos gracias a Dios por su fecundo reinado”. También se pronunciaron el arzobispo de Toledo y los obispos de Burgos y Cartagena.

Y es que el Rey siempre ha mantenido una relación fluida con la Iglesia católica, que comenzó con su renuncia a la presentación de obispos, que rompía una intervención estatal que databa de los años 40.

A este primer gesto le siguieron muchos, como sus visitas a los papas –desde Pablo VI hasta Francisco– o su presencia en grandes eventos, como el Encuentro Mundial de las Familias de Valencia, en 2006, o la JMJ de Madrid, en 2011. De hecho, siempre que un pontífice –Juan Pablo II y Benedicto XVI– ha visitado España, la Familia Real, con él a la cabeza, ha estado ahí.

Se cierra así un ciclo y empieza otro, ante el que la Iglesia ofrece su oración, como afirma la nota de la CEE:

Rogamos a Dios que siga sosteniendo a sus majestades los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, en esta nueva etapa de sus vidas, y que asista a la Corona de España en el servicio constitucional que tiene encomendado.

En en nº 2.897 de Vida Nueva

 

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