‘Hermosa juventud’: esperanzas en paro

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JOSÉ LUIS CELADA | Lo advertía el papa Francisco el pasado año, durante la JMJ de Río de Janeiro: la civilización actual está excluyendo a los jóvenes, de tal manera que toda una generación “no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo”.

Tan desalentador diagnóstico constituye el argumento central de Hermosa juventud, última propuesta de Jaime Rosales y la que nos reconcilia con su cine más reconocible y necesario.

Tras experimentos de dudosa eficacia narrativa, como Tiro en la cabeza (2008), el director barcelonés regresa al lugar donde la mayoría de historias multiplican su fuerza dramática y exhiben su lado más humano: la familia. Años atrás, como el conjunto de la sociedad española, castigada por el flagelo del terrorismo (La soledad). Hoy, soportando los embates del desempleo juvenil y la precariedad laboral.

La paradójica Hermosa juventud del título nos descubre la cara más amarga de esa promesa incumplida en una pareja de barrio con tanta vida por delante como escasas perspectivas para dignificarla.

Ambos comparten un amor a prueba de apuros –incluido un embarazado no buscado– y sueños de rico (una casa en la playa, un Ferrari…), pero su rutina apenas les ofrece otra posibilidad que dormir hasta tarde, matar las horas en el parque o ir de obra en obra (de tienda en tienda…) por un puñado de euros.
 

Realismo próximo al documental

Escuchan a sus progenitores aquello de que “si no tienes nada que hacer, lo buscas”; o “el tiempo que pierdas ahora no lo vas a recuperar”. Sin embargo, la tozuda realidad se empeña en recordarles que cada vez tienen menos dinero y cada vez son más gente en casa.

La situación resulta tan dolorosamente cercana que ni siquiera el respeto con que la cámara se asoma a estos hogares logra rebajar la carga de profundidad que encierra cada plano. Haciendo gala de su habitual sobriedad, Rosales retrata ambientes y personajes (impecable lección de frescura interpretativa la de los casi debutantes Ingrid García-Jonsson y Carlos Rodríguez) con un realismo próximo al documental: jóvenes de botellón o a la caza desesperada de un empleo incluso lejos de su país, madres abonadas al milagro diario de sobrevivir con lo justo…

Todo ello al abrigo del manto sonoro de una ciudad que parece ajena a cuanto se cuece en esas pequeñas jaulas de pladur.

Mención especial merece el uso de imágenes y mensajes generados y distribuidos por los ominipresentes dispositivos móviles, un recurso que aquí agiliza las elipsis temporales, mientras nos sugiere que ese febril intercambio de informaciones al instante tan extendido en la sociedad actual es solo la cara amable de un sistema que, en nombre del propio consumo, sigue excluyendo a los de siempre.

Ahora queda confiar en que, como el Atleti de sus colores, este desfile de perdedores halle también un día recompensa a su larga travesía por el desierto. Porque hay algo todavía más hermoso que la juventud, aunque a esta película le cueste encontrarlo: la esperanza.

 

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Hermosa juventud.

DIRECCIÓN: Jaime Rosales.

GUIÓN: Jaime Rosales y Enric Rufas.

FOTOGRAFÍA: Pau Esteve Birba.

PRODUCCIÓN: Jaime Rosales, José María Morales, Jérôme Dopffer.

INTÉRPRETES: Ingrid García-Jonsson, Carlos Rodríguez, Inma Nieto, Fernando Barona, Juanma Calderón, Patricia Mendy, Miguel Guardiola.

 
En el nº 2.897 de Vida Nueva

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