Expectación por el encuentro de oración entre Peres y Abbas

No es una negociación, pero marcará un gran hito en el pontificado de Francisco

V_Carismatico5

ANTONIO PELAYO (ROMA) | “El encuentro de oración por la paz al que el Santo Padre ha invitado al presidente de Israel, Simon Peres, y al de Palestina, Mahmoud Abbas, tendrá lugar en el Vaticano este 8 de junio, domingo, en las primeras horas de la tarde. Esta fecha ha sido aceptada efectivamente por ambas partes”.

Esta escueta nota, hecha pública el 29 de mayo por la Sala de Prensa del Vaticano, es, por el momento, la única información de que disponemos sobre la histórica iniciativa del papa Francisco para promover la paz en Tierra Santa. Tampoco por parte israelí o palestina abundan las noticias. Parece como si existiera una consigna de discreción para no sembrar trabas a un acontecimiento tan transcendente.

En todo caso, se sabe que el Papa en persona está siguiendo de cerca el tema. El encuentro, como se dice en la nota, tendrá lugar “en el Vaticano”, sin especificar más. Parece descartado que sea en la basílica o en la capilla de Santa Marta, escogiéndose seguramente un terreno más bien “neutral” y no religioso; en principio, se aplicará el principio que se estableció en los encuentros interreligiosos de Asís: no rezar juntos, lo que supondría un inaceptable sincretismo, sino estar juntos para rezar.

Es igualmente descartable que se vaya más allá del acto de oración; no habrá, por lo tanto, negociaciones de ningún tipo. Aunque es posible que ambos políticos se encuentren con el Papa por separado, no el domingo, sino el lunes por la mañana. Se sabe que Peres llegará a Roma el mismo domingo por la mañana y permanecerá en la Ciudad Eterna hasta el lunes por la tarde. Del viaje de Abbas no hay, por ahora, noticias.

En su conferencia de prensa al regreso de Jerusalén a Roma, Francisco definió muy bien la naturaleza de la cita:

Será un encuentro de oración. No se trata de hacer una mediación o de encontrar soluciones, no. Nos reuniremos para rezar, solo. Y después cada uno vuelve a casa. Pero yo creo que la oración es importante, y rezar juntos sin discusiones de otro tipo ayuda. Tal vez yo no me he explicado bien antes sobre cómo será. Será un encuentro de oración: habrá un rabino, un musulmán y también estaré yo. He pedido al custodio de Tierra Santa que organice un poco las cosas prácticas.

Al cierre de esta edición, se confirmó que también estará presente el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I.

Cambiando de tema, Bergoglio, un gran apasionado del fútbol, no había estado nunca en el Estadio Olímpico de Roma (sí acudió tres veces san Juan Pablo II). Se estrenó el domingo 1 de junio, a las cinco de la tarde, para asistir a la 37ª Convocatoria Nacional de la Renovación en el Espíritu Santo. Cincuenta mil carismáticos llenaban las gradas y le recibieron con una aclamación digna de un grupo de tifosi.
 

El Papa, un carismático más

El Papa se dirigió a la multitud desde un podio que había sido utilizado la víspera por un famoso cantante italiano y escuchó con visible atención los sucesivos testimonios de un sacerdote, un joven, una familia, una ciega (este especialmente conmovedor) y una pareja de ancianos, todos ellos presentados por el presidente italiano del movimiento, Salvatore Martínez. A cada uno de estos grupos, Bergoglio les dirigió unas palabras de aliento y, al final, pronunció su esperado discurso.

Como vosotros sabéis, porque las noticias corren –reconoció poco después de tomar la palabra–, en los primeros años de la Renovación Carismática en Buenos Aires yo no amaba mucho a los carismáticos. Y decía de ellos: ‘Parecen una escuela de samba’. No compartía su modo de rezar y tantas cosas nuevas que sucedían en la Iglesia. Después, he comenzado a conocerlos y, finalmente, he comprendido el bien que la Renovación Carismática hace a la Iglesia. (…) Esta es una gran fuerza al servicio del anuncio del Evangelio, en la alegría del Espíritu Santo. Vosotros habéis recibido el Espíritu Santo que os ha hecho descubrir el amor de Dios a todos sus hijos y el amor a la Palabra. En los primeros tiempos se decía que vosotros llevabais siempre con vosotros una Biblia, el Nuevo Testamento… ¿Lo hacéis todavía hoy? [aquí el “sí” de la respuesta fue masivo]. ¡No estoy tan seguro! Si no, volved a vuestro primer amor, llevad siempre en el bolsillo, en el bolso, la Palabra de Dios. Y leed un trocito. Siempre con la Palabra de Dios.

Por último, les recordó a dos grandes figuras, ya desaparecidas, del Movimiento Carismático: el cardenal Leo Josef Suenes, que fue arzobispo de Malinas-Bruselas y figura de proa en el Concilio Vaticano II, y el arzobispo brasileño Dom Hélder Câmara (del que, por cierto, acaba de abrirse en Recife el proceso de beatificación). “Este es vuestro camino –les indicó–: evangelización, ecumenismo espiritual, atención a los pobres y a los necesitados, acogida a los marginados. Y todo esto sobre la base de la adoración. ¡El fundamento de la Renovación es adorar a Dios!”.
 

Con 500 niños de las periferias

La víspera, el Santo Padre había recibido en el Aula Pablo VI a los pasajeros del llamado “Tren de los Niños” (que cumple su segunda edición), 500 chicos y chicas procedentes de las periferias más desastradas de Nápoles y Roma. Cuando el Papa entra, no hay servicio de orden que los detenga; primero son cinco, luego 15 y, segundos más tarde, decenas los que se abalanzan sobre él, le tocan, le abrazan. Bergoglio se deja hacer, los besa, los acaricia, les pregunta su nombre. Se ve que está feliz.

Comienza el acto y le hacen entrega de algunos dones: arenas de la catacumba de san Genaro, una planta. Una orquesta ataca O sole mio, pero con la estrofa final transformada en Papa Francesco sta in fronte a me. O Papa mio sta in fronte a me. Todo entre aplausos y sonrisas en unos rostros marcados algunos de ellos por dramas familiares.

Luego el Papa establece un diálogo sin guión con ellos.

Me habéis traído tierra de las catacumbas, donde no hay luz. Pero esta tierra de la oscuridad, ¿qué significa? ¿Quién sabe decírmelo? ¡Más fuerte, que no oigo! La habéis traído para que se convierta en luz. La oscuridad existe para la luz: cuando es de noche, ¡hay tanta oscuridad! Pero nosotros esperamos el alba, cuando llega la luz. (…). La luz es más fuerte que la oscuridad Todos tenemos la posibilidad de buscar la luz; la luz da alegría, da esperanza. Todos podemos construir un mundo mejor con amor, como hermanos, luchando uno junto al otro por amor.

La despedida se hace interminable. Uno se le acerca y le regala un brazalete de lanas multicolores y el Papa se lo pone en la muñeca, sonriendo como un abuelo feliz rodeado por sus nietos.

La sensibilidad del papa Francisco a los problemas económicos y, más en concreto, a las consecuencias de la crisis, ha sido puesta de manifiesto una vez más en el mensaje que el Pontífice envió al director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Rider, con ocasión de la conferencia de este organismo que está celebrándose en la ciudad de Ginebra sobre el tema Construir un trabajo decente. Escribe el Santo Padre:

Es inaceptable que, en nuestro mundo, el trabajo hecho por los esclavos sea moneda de uso corriente. ¡No se puede seguir así! El desempleo está expandiendo trágicamente las fronteras de la pobreza y este hecho puede ser particularmente descorazonador para los jóvenes, que podrían fácilmente desmoralizarse, perder el sentido de su valor y sentirse ajenos a la sociedad”.

En otro párrafo de la carta se alude al problema de las migraciones. “Ya el notable número de hombres y mujeres obligados a buscar trabajo fuera de su patria es fuente de preocupación. A pesar de su esperanza en un futuro mejor, con frecuencia encuentran incomprensión y exclusión, por no hablar de cuando su experiencia es la de tragedias y desastres”.

EN el nº 2.897 de Vida Nueva

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir