Odilo Pedro Scherer: “La religión muere cuando se ve como una fuente de ganancia”

Entrevista con Odilo Pedro Scherer, cardenal arzobispo de São Paulo (Brasil)

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DARÍO MENOR (ROMA) | En las listas de “papables” que surgen como setas después de que Benedicto XVI anuncie el 11 de febrero de 2013 su renuncia al pontificado, hay un nombre que siempre aparece: el del cardenal brasileño Odilo Pedro Scherer, arzobispo de São Paulo.

Es entonces para muchos el candidato con más posibilidades para convertirse en el Papa número 266 de la Iglesia católica, pues reúne algunas de las características que, supuestamente, más van a apreciar los purpurados cuando se encierren en la Capilla Sixtina: experiencia al frente de una archidiócesis importante, juventud (nació en 1949), carácter afable y dialogante, postura moderada y nacido en América Latina.

El cardenal Scherer, además, luce ancestros europeos (su familia proviene de Alemania), habla a la perfección italiano y conoce bien la Curia romana, pues es miembro de varios dicasterios de la Santa Sede. Cuenta asimismo en su haber con la participación como secretario general adjunto en la V Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida en 2007, en la que coincidió con el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. Como bien se sabe, al final los rumores sobre la elección del cardenal Scherer se quedaron en eso, y quien salió del cónclave vestido de blanco fue Bergoglio.

Catorce meses después de aquel apasionante período, el arzobispo de São Paulo dice que vivió esos días con “mucha serenidad” y que no siguió lo que decían de él los medios de comunicación. No renovado por Francisco en la comisión cardenalicia de vigilancia del Instituto para las Obras de Religión (IOR) en enero pasado, Scherer se niega a hablar del mal llamado banco vaticano en una entrevista por cuestionario escrito con Vida Nueva.

Sí que analiza, en cambio, los efectos que ha tenido en la sociedad brasileña la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), celebrada en la ciudad carioca de Río de Janeiro el pasado mes de julio: “Fue una estación de siembra abundante. Para recoger los frutos hay que seguir cultivando el campo, con mucha paciencia. Los frutos llegarán en el momento justo”.

También habla Scherer de tres recientes canonizaciones: la del jesuita español José de Anchieta, el apóstol de Brasil, y las de Juan XXIII y Juan Pablo II, los últimos dos papas santos. Para participar en ellas viajó unos días a Roma. Presenta además el cardenal los puntos que la Iglesia católica puede aprender de los grupos evangélicos que triunfan en Brasil y analiza las consencuencias que el desarrollo económico de su país está teniendo en la religiosidad de la gente.

PREGUNTA: ¿Qué significa para la Iglesia brasileña la canonización de José de Anchieta?

RESPUESTA: Supone el reconocimiento de la obra misionera extraordinaria realizada por este jesuita de los primeros momentos de la congregación. De hecho, quien le envió a Brasil fue el propio Ignacio de Loyola pocos años después de la fundación de la Compañía de Jesús. Por otro lado, esta canonización muestra a la Iglesia de nuestros días cuál es la dirección que debemos seguir recorriendo con urgencia también hoy: la evangelización intensa y renovada.
 

Ejemplos a seguir

P: ¿Y las de Juan Pablo II y Juan XXIII?

R: Son dos santos pastores de la Iglesia, que confirmaron en la fe a sus hermanos e indicaron a la Iglesia cuál es la dirección que debía seguir. Lo siguen haciendo ahora una vez que han sido proclamados santos. Continuarán siendo para la Iglesia y para todos los fieles dos ejemplos de discípulos de Jesús que se deben seguir.

P: ¿Qué frutos dejó en la sociedad brasileña la celebración de la JMJ en Río de Janeiro el año pasado? ¿Cómo ha cambiado desde entonces la situación de la Iglesia católica?

R: Son muchos los frutos. Seguramente, la Jornada Mundial ha supuesto un gran bien para la Iglesia de Brasil y para la de todo el mundo, en especial para los jóvenes. De cualquier manera, los frutos de la acción de la Iglesia no pueden medirse de modo objetivo, porque implican las conciencias y los corazones de las personas. A mi juicio, la JMJ ha sido una estación de siembra abundante. Para recoger los frutos hay que seguir cultivando el campo, con mucha paciencia. Los frutos llegarán en el momento justo.

jóvenes brasileños participan en la JMJ Río 2013

Jóvenes brasileños en la JMJ Río 2013.

P: ¿Ha mejorado la JMJ la posición de los católicos frente a la “competencia” que suponen las distintas comunidades eclesiásticas evangélicas que operan en el país?

R: No puede decirse que ese fuera el objetivo de la JMJ. Lo que se quería era ofrecer a los jóvenes un momento de experiencia fuerte de Dios, de la Iglesia católica y de la vida cristiana vivida todos juntos, también con un mandato misionero. Creo que el resultado en este sentido ha sido muy positivo. También es cierto que la JMJ ha servido para asegurar y confortar a los católicos en la fe.

P: ¿Qué puede aprender la Iglesia católica de estos grupos evangélicos?

R: De ellos puede aprender el amor por la Palabra de Dios, el orgullo por la propia fe y por la pertenencia a la Iglesia católica. Aunque sea con una comprensión diferente a la de ellos, también debemos aprender de estos grupos a ser nuevamente una Iglesia misionera.

P: ¿Cómo está influyendo el pujante crecimiento económico de Brasil en la religiosidad de la población?

R: La gente en Brasil es religiosa e intenta expresar esta religiosidad de modos que, en ocasiones, pueden resultar exuberantes. El crecimiento económico es algo deseable, siempre que lleve consigo la justicia social. Pero existe un riesgo: la búsqueda de la religión a veces puede ser explotada con una lógica propia del mercado, en la que la práctica religiosa se transforma en una especie de comercio entre el hombre y Dios. En otras palabras, si se ve la religión como una fuente de ganancia y de enriquecimiento, significaría la muerte de la verdadera religiosidad.

Un momento muy bello

P: Durante los momentos precedentes al último cónclave, su nombre estaba en las quinielas de todos los “papables” que publicaban los diarios. Se decía que tenía usted muchas posibilidades de convertirse en pontífice. ¿Cómo vivió aquellos días?

R: Los viví con mucha serenidad. El cónclave fue una experiencia eclesial única y extraordinaria. En aquel período no seguí la prensa.

P: ¿Cómo describiría el momento actual que está viviendo la Iglesia católica con el inicio del pontificado del papa Francisco?

R: La Iglesia está viviendo un momento muy bello, y el pontificado del papa Francisco está siendo una bendición para la Iglesia. Que Dios le bendiga, le ilumine y le sostenga en esta misión que tiene.

En el nº2.896 de Vida Nueva

 

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