Aborto y educación inquietan al Episcopado chileno

El cardenal Ezzati repasa la agenda nacional tras el último discurso de la presidenta Bachelet

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JOSÉ LUIS CELADA | El cardenal Ricardo Ezzati ha valorado positivamente la invitación al diálogo de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, cuyo programa de gobierno “está abierto a los aportes inteligentes de otros grupos”.

Sin embargo, el arzobispo de Santiago no se muestra tan satisfecho con otros asuntos de la actualidad chilena como el actual debate sobre la despenalización del aborto o el proyecto de reforma educativa, a los que se refirió la mandataria durante su discurso ante el Congreso del pasado 21 de mayo.

Michelle Bachelet.

Michelle Bachelet.

Al rememorar esta tradicional cuenta anual de la presidencia de la República para informar sobre el estado administrativo y político del país, Ezzati destacó también la ausencia en el mensaje de Bachelet de otros temas no menos importantes y que “uno escucha de la gente cuando visita las poblaciones”, tales como la violencia, la droga o los inmigrantes. “No he escuchado ninguna palabra en relación a ellos, a su situación en el país y a los problemas que experimentan”, lamentó el purpurado salesiano en alusión a dicho colectivo.

En cuanto al anuncio presidencial sobre una posible despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en casos de violación, riesgo para la vida de la madre e inviabilidad del feto, Ezzati remitió a la declaración de la última Plenaria del Episcopado (ver despiece al final), en la que se pone de manifiesto claramente “cuál es la postura de la Iglesia católica frente a la defensa de la vida”.

Aun así, el cardenal quiso matizar que la Iglesia es “menos dogmática de lo que algunos piensan que es”. “Estamos abiertos a dialogar”, añadió, antes de explicar lo que eso supone: “Dialogar significa presentar con todos los argumentos que tenemos a nuestro alcance la verdad que defendemos y escuchar a los demás, y los demás escuchar también nuestra verdad”.

Finalmente, Ezzati no dejó pasar la ocasión para manifestar su punto de vista acerca de algunos de los aspectos que ya se han conocido del proyecto de reforma educativa. El primero de ellos contempla la eliminación del copago, una sistema de financiación de los centros que –a su juicio– “nació buscando una democratización de la educación”, y que ha supuesto “un beneficio social muy grande, especialmente para la clase media”.

Ricardo Ezzati.

Ricardo Ezzati.

En segundo lugar, a propósito de la libertad educativa y de la educación como derecho fundamental de toda persona, el cardenal chileno abogó por un proceso “de verdad integral”. “No basta simplemente con tratar de mejorar aspectos externos del hecho educativo.

El hecho educativo es un hecho de confianza entre el alumno y el educador, entre el padre de familia y el proyecto educativo que ofrece el educador, y naturalmente la confianza supone conocimiento”, argumentó el arzobispo de Santiago, quien defendió la importancia de “una selección positiva” del alumnado, porque “no se puede cumplir con el deber fundamental de educar a alguien si no se le conoce, si no se sabe de su entorno familiar, social, sus necesidades y talentos”.

Por último, el también presidente del Episcopado volvió a subrayar la disposición de la Iglesia católica para aportar su experiencia al debate tanto de estas como de otras cuestiones relativas al citado proyecto educativo ya en marcha.
 

Golpe al ‘alma de Chile’

El pasado 9 de mayo, al término de su última Asamblea Plenaria, la Conferencia Episcopal de Chile daba a conocer un mensaje (Caminos de justicia para una sociedad fraterna [ver aquí]) en el que recuerda la defensa tenaz de la Iglesia católica en materia de derechos humanos o en apoyo de la abolición de la pena de muerte en el país, así como “el cuidado histórico de la vida en situaciones de vulnerabilidad social hasta hoy”. En su opinión, todo ello constituye un “patrimonio de civilización” que corre el peligro de verse “obstaculizado por iniciativas legislativas que buscan introducir el aborto en Chile, en determinadas circunstancias”.

Los obispos aseguran conocer las “dramáticas situaciones” de no pocas madres y se solidarizan con el dolor de aquellas que, “por desgracia, muchas veces deben asumir desamparadas su situación”. Por ello, saben que ambos –madre e hijo– son “dos víctimas inocentes y de cuyo clamor debemos hacernos cargo”. Sin embargo, entienden que “el aborto nunca será una solución para una mujer y su entorno”, y que “un aborto selectivo abre las puertas para el aborto a todo evento”. “Introducir el aborto, sea cual sea la causa que lo sustente –concluyen–, es un golpe al ‘alma de Chile’”.

En el nº2.896 de Vida Nueva

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