Una alternativa necesaria

La Iglesia reclama, ante el Día de los Trabajadores, una cultura económica que coloque en el centro a la persona

junio-2012

FRAN OTERO | Una vez más, el Día Internacional de los Trabajadores, este 1º de mayo, ha estado marcado por el alto nivel de desempleo que hay en España, puesto de manifiesto, una vez más, en la Encuesta de Población Activa (EPA).

El informe, hecho público el pasado 29 de abril, apunta una mínima reducción del desempleo de 2.300 personas, aunque la tasa de paro, por el descenso de la población activa, sube hasta el 25,93%. En total, 5,9 millones de parados.

Una situación que afecta especialmente a los jóvenes –de ellos hablaron el papa Francisco y el rey Juan Carlos en una audiencia, pues el drama de no encontrar trabajo afecta a un 55,48% de los miembros de este colectivo. Igualmente dramático es que dos millones de hogares tengan a todos sus miembros en paro. Los datos han mejorado ligeramente, pero parece ser insuficiente para hablar de recuperación económica y de mejora de la situación de las familias.

Para la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC), tal y como denuncian en su comunicado conjunto con motivo del 1º de mayo, esta situación se debe a que se ha puesto en el centro de la actividad económica el beneficio y el dinero.

“Así, la persona y sus familias son mercancía que se compra a cambio de un salario cada día menor. (…) El trabajo, convertido en un factor más de la producción y al servicio del capital, está dejando de ser un elemento esencial para que las personas y las familias puedan vivir con dignidad. Un escenario nefasto para el desarrollo de la vida de tantas personas”, denuncia.

Sociedad deshumanizada

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En este sentido, estas instituciones obreras reclaman que la persona vuelva a estar en el centro no solo de la actividad económica, sino también de la política, de las relaciones laborales y del trabajo. “La forma en la que se está organizando el trabajo y la sociedad nos deshumaniza, nos impide el desarrollo personal, familiar, social y nos condena a vivir para trabajar, dispuestos a aceptar cualquier condición social. Se supedita al ser humano y a la familia a esta lógica”, añaden.

Del mismo modo, se muestran decididas a seguir luchando por los derechos sociales y a promover una “necesaria renovación y fortalecimiento” del movimiento sindical: “Es hora de seguir construyendo pequeñas alternativas en lo económico y en lo relacional, basadas en el incremento del compartir, a veces incluso de lo que no sobra, a contracorriente y en contraposición de la cultura falsa e inhumana del ‘tener más para vivir mejor’”.

También en la promoción de una nueva economía está Cáritas Española a través de su Programa de Empleo y Economía Social, del que acaba de publicar su memoria anual con el resultado de 12.000 personas empleadas. Desde esta institución eclesial, se pide a responsables políticos, actores económicos, organizaciones sociales y a la sociedad en su conjunto que promuevan un crecimiento orientado a mejorar la vida de las personas, sobre todo de las más vulnerables, y comprometido con el medio ambiente.

También reclama que se lleve a cabo una redistribución del trabajo, “garantizando la calidad del empleo y una protección adecuada”, y el impulso de un modelo de emprendimiento colectivo y solidario. Y es que al igual que el papa Francisco, el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, afirma: “No queremos quedarnos con los brazos cruzados ante el drama del desempleo”.

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En este sentido, Cáritas hace una apuesta decidida por las iniciativas de economía social, fundamentales para hacer realidad esa alternativa al modelo actual, y que se ha puesto de manifiesto en 37 iniciativas que generaron 689 puestos de trabajo, de los que poco más de 400 son empleos de inserción para personas en situación de vulnerabilidad.

A nivel más general, continuando con las cifras, esta institución eclesial atendió en 2013 a más de 77.000 personas a través de su programa de Empleo y Economía Social, de las que más de 12.000 lograron un trabajo tras haber participado en procesos personalizados de formación, orientación, intermediación y autoempleo.

Una iniciativa a la que se dedicaron casi 36 millones de euros, procedentes en su mayoría de donaciones privadas, aunque también de subvenciones públicas y de los beneficios generados por las actividades de las propias empresas de economía social que gestionan las Cáritas diocesanas. Conviene no olvidar el trabajo prestado por los casi 2.500 voluntarios y las 670 personas contratadas.

El perfil del demandante

En cuanto al perfil de las personas atendidas, hay que reseñar que la mayoría son mujeres, el 62% del total, frente al 38% de hombres; el 53% son españoles y el 47% extranjeros. Si se tiene en cuenta el nivel de formación, la mayor parte de los solicitantes de ayuda, casi la mitad, tienen estudios básicos. Así, el retrato robot de una persona que acude a Cáritas en busca de trabajo sería el siguiente: mujer, española, de entre 25 y 45 años y con un nivel de formación bajo.

Son cifras que nos hablan de la realidad, pero no lo dicen todo; detrás de cada porcentaje, de cada décima, hay una persona que sufre y lucha por salir adelante. También lo ha tenido presente Cáritas en su memoria con la incorporación de testimonios como el de Lucas, un joven de 21 años en situación de desempleo desde hace dos años, que había dejado sus estudios y no sabía hacia donde dirigir su camino.

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Gracias a Cáritas, hoy estudia un ciclo formativo de grado superior de Telecomunicaciones. “Llegaré hasta el final, porque ahora sé que yo puedo con esto y porque es lo que quiero”, dice. Una situación parecida vive Lana, una joven nigeriana que vive en España desde hace seis años, sin estudios y sin haber trabajado. Tras acudir al servicio de orientación laboral, comenzó un curso de gestión de textiles; ahora trabaja en una empresa de inserción de reciclaje textil.

En esta tarea está Cáritas, la de devolver la dignidad al ser humano a través del trabajo y la economía, luchando, como dice Sebastián Mora, contra la iniquidad social. En palabras de Francisco, en la Evangelii gaudium: “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la iniquidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La iniquidad es raíz de los males sociales”.