‘El pasado’: la (in)feliz desmemoria

Con su sobriedad habitual, el realizador elige localizaciones cotidianas que invitan a la intimidad

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JOSÉ LUIS CELADA | Recibió el Oso de Plata al Mejor director en Berlín por A propósito de Elly (2009), pero Asghar Farhadi alcanzaría el reconocimiento unánime gracias a Nader y Simin, una separación (2011), Oscar a la Mejor película de habla no inglesa y acreedora de un sinfín de galardones entre la profesión (Globo de Oro, Bafta, César, David de Donatello…) y en festivales de todo el mundo (Berlinale, San Sebastián, Toronto, Brasil…).

Dos años después, el cineasta iraní regresa a las carteleras con El pasado, un trabajo que hereda muchos de los planteamientos argumentales de su gran éxito precedente, pero no todas sus virtudes.

Como ya ocurriera entonces, el protagonismo de esta historia recae en una pareja en proceso de separación. A punto de firmar el divorcio, ambos se reencuentran en París, a donde acaba de llegar el marido desde Teherán. Y allí, con la capital francesa como lluvioso testigo, asistimos a los (re)ajustes familiares que desecandena su presencia. Los viejos reproches, las nuevas discusiones, las promesas incumplidas… irán poniendo de manifiesto las consecuencias que desata esa eterna disyuntiva que acompaña al ser humano: ¿olvidar o recordar? Debemos olvidar –parecen admitir los personajes de este drama–, pero ¿y si no podemos?, se preguntan inquietos.

Con su sobriedad habitual, el realizador elige localizaciones cotidianas que invitan a la intimidad, a la confidencia que busca una explicación –o un cómplice– en los ojos del otro: un coche, un cuarto de baño, una litera, la trastienda de un negocio… Siempre con el tráfico o la cercana vía de tren como banda sonora (la única música que consiente Farhadi irrumpe en pantalla sobre los créditos finales), la cinta va administrando con inteligente cadencia todo el caudal de acontecimientos que encierra este complejo universo de relaciones. Suposiciones, malentendidos, amenazas… se suceden al ritmo que imponen los pensamientos de unos seres atrapados entre las dudas y la necesidad de perdonar(se) y pedir perdón.

Embarazos e intentos de suicidio, querer vivir o querer morir, el futuro y el pasado, una tintorería donde quitar las manchas y una farmacia para aliviar los dolores… Todo ello comparte escenario a lo largo de una narración en la que importa tanto lo que se dice como lo que se sabe y se calla. De ahí la privilegiada situación del espectador para atar cabos y entender cuanto sucede en pantalla.

Sin embargo, a imagen de la maleta perdida y rota del visitante, algo se ha extraviado también en este viaje, porque El pasado no acierta a transmitir aquella sensación de puzzle perfectamente encajado que nos dejó Nader y Simin, una separación. En todo caso, vale la pena pasar página y sumarse a la (in)feliz desmemoria de sus grises criaturas. Ellas, para seguir viviendo. El público, para que nada ni nadie le quite las ganas de disfrutar de una buena película. Ni las obligadas comparaciones ni la opinión de un crítico.

 

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Le passé.

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Asghar Farhadi.

FOTOGRAFÍA: Mahmoud Kalari.

MÚSICA: Evgueni Galperine, Youli Galperine.

PRODUCCIÓN: Alexandre Mallet-Guy.

INTÉRPRETES: Bérénice Bejo, Tahar Rahim, Ali Mosaffa, Pauline Burlet, Elyes Aguis, Jeanne Jestin, Sabrina Ouazani, Babak Karimi, Valeria Cavalli.

 
En el nº 2.892 de Vida Nueva

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