Obispos europeos: la crisis no puede poner en peligro el proyecto común

Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo

La COMECE publica una declaración con motivo de las elecciones de mayo

Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo

Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo

Obispos europeos: la crisis no puede poner en peligro el proyecto común [extracto]

J. L. CELADA | “A mayor participación, mayor fortaleza del nuevo Parlamento”, sostiene la Comisión de Episcopados de la Unión Europea (COMECE) en una declaración hecha pública, al término de su Asamblea de Primavera en Bruselas, de cara a las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán entre el 22 y el 25 de mayo.

Su mensaje –dirigido a los católicos, pero también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad y a quienes optan a ser elegidos– pretende orientar al votante “en la formación de su conciencia”, despertando el interés en torno a diversos temas, para “evaluarlos a través del prisma de la Doctrina Social Católica”.

Cuatro consideraciones generales abren esta reflexión episcopal, en la que subyace una idea: la crisis no puede poner en peligro el proyecto común. Por eso, en primera instancia, recuerda que “votar es un derecho y un deber de todo ciudadano de la UE”, e insta a los jóvenes a hacer oír su voz en los próximos comicios.

No menos importante es que quienes aspiran a ocupar un escaño tengan muy presentes “los daños colaterales de la crisis económica y bancaria”, que se traducen en el crecimiento “a un ritmo alarmante” del número de “nuevos pobres”.

En tercer lugar, el texto recupera el mensaje cristiano de esperanza para subrayar que “la Iglesia se acerca al reto europeo con la firme confianza en un futuro mejor”.

Finalmente, los pastores abogan por la templanza y lo que esta virtud, enclavada en “el corazón de la espiritualidad cristiana”, supone para estos tiempos: “Tenemos que aprender a vivir con menos”, advierten, al tiempo que defienden la necesidad de “una cultura de la moderación” como “fuente de inspiración de la economía social de mercado y de la política medioambiental”.

Ocho preocupaciones

Más adelante, el pronunciamiento de la COMECE se detiene en ocho áreas específicas de las políticas de la UE que preocupan a la jerarquía católica.

Subsidiariedad y solidaridad son las dos primeras cuestiones que reclaman su atención. Subsidiariedad como fundamento que no puede sacrificarse en nombre de la unidad, ni que esta “ponga en peligro las tradiciones históricas que existen en muchos de los estados miembros”. Y solidaridad, “principio básico de la Doctrina Social Católica”, y que “debe gobernar las políticas en todos los niveles de la UE”.

La protección de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, y de la familia como “célula básica de la sociedad” es el tercer aspecto que destacan los obispos, para quienes “todos los ámbitos de las políticas socioeconómicas se han de sustentar en un profundo respeto a la dignidad humana”.

Capítulo especial merece el tema de la migración en Europa, “un continente en movimiento”, y la responsabilidad, “compartida proporcionalmente por los estados miembros”, a la hora de acoger e integrar a cuantos llegan a la UE y solicitan asilo. “Es de vital importancia –añaden los firmantes– que el tratamiento de los inmigrantes en cada punto de entrada sea humano, que sus derechos fundamentales sean respetados escrupulosamente y que, posteriormente, se haga todo lo posible, también por parte de las Iglesias, para asegurar su integración con éxito en la sociedad de acogida”.

El quinto argumento que recoge la declaración es la sostenibilidad como “elemento fundamental de cualquier política de crecimiento o desarrollo”, lo cual implica “promover el entendimiento internacional sobre el cambio climático”. Un enfoque “más ecológico” al que nos obliga nuestra condición de “custodios de la Creación”.

No falta una mención a la libertad religiosa, rasgo fundamental de “una sociedad tolerante y abierta”, y su consiguiente “derecho a manifestar las propias creencias en público”. En este sentido, los prelados saludan la aprobación de las Directrices de la UE sobre la promoción y protección de la libertad de religión y de creencias.

El documento se cierra con un apoyo expreso a todas las medidas que protejan la consideración del “domingo como el día común de descanso semanal”, y una petición derivada del cambio demográfico previsto para los próximos años: la aplicación de políticas que creen “nuevas oportunidades para los jóvenes” y procuren la atención debida a nuestros mayores.

Y aunque no ocultan las dificultades de la situación actual, desde la COMECE se insiste en que ello no ponga en peligro el proyecto europeo, porque “todos tenemos demasiado que perder si descarrila”.

En el nº 2.888 de Vida Nueva.

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