República Centroafricana, una Iglesia que protege

La comunidad católica se ha convertido en el único refugio, también para los musulmanes

República Centroafricana desplazados se refugian en la iglesia parroquial de Saint Paul

Desplazados se refugian en al parroquia de Sain Paul

JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ SOTO. Fotos: J. C. RODRÍGUEZ y SJR | Se llama Xavier Arnauld Fagba, tiene 28 años y fue ordenado sacerdote en septiembre del año pasado. Él y un joven diácono están al frente de la parroquia de St. Pierre, en Boali, 60 kilómetros al norte de Bangui. El 17 de enero se enteraron de que los anti-balaka (milicia de la República Centroafricana surgida en 2013 para luchar contra las fuerzas de la Seleka) preparaban un ataque contra los musulmanes del pueblo.

Sin pensárselo dos veces, acudieron a toda prisa al “barrio árabe”, hablaron con sus líderes y les convencieron para que se refugiaran en la iglesia. Varios cientos de hombres, mujeres y niños con unos pocos enseres a la cabeza le siguieron sin perder ni un minuto. Nada más cerrar las puertas llegaron los anti-balaka armados de machetes, lanzas, fusiles y granadas.

Con su sotana puesta, el joven cura salió a la puerta y se encaró con los milicianos: “No puedo permitir que hagáis daño a nadie dentro de mi iglesia. Tendréis que matarme antes”. Los furiosos anti-balaka amenazaron con quemar el templo, mientras el P. Xavier llamó a las tropas internacionales. Finalmente, llegaron los soldados franceses para custodiar a los 800 musulmanes, que consiguió salvar.

A los dos días era domingo. El joven párroco pidió a los musulmanes que dejaran un espacio para que los cristianos pudieran asistir a misa. A los pocos minutos, dos muchedumbres de personas enemistadas se miraban con recelo y observaban, incrédulos, al padre Xavier en el altar. A un lado los cristianos y al otro, los musulmanes. Todos ellos oyeron una homilía sobre la reconciliación, el perdón y el amor que contribuyó a serenar algo los ánimos.

Afuera, los anti-balaka seguían rondando esperando a que algún musulmán saliera de la iglesia para rebanarlo a machetazos. No se atrevieron a entrar, quién sabe si por respeto a Dios, al cura o tal vez por pura superstición.

Por la tarde, el P. Xavier salió en coche para llevar la comunión a un enfermo. Los anti-balaka le impidieron el paso y le rodearon gritando y amenazando, pero no perdió la calma: “El que tenga valor que me mate. He dicho matarme, no herirme. Yo ya he dado mi vida a Dios”, dijo en voz alta. Uno de los jefes de la milicia intervino para mandar callar a sus hombres y ordenar que le dejaran libre el paso.

Caza al musulmán

El caso de la parroquia de Boali no es, ni mucho menos, el único en el que sacerdotes y laicos de la comunidad católica centroafricana han arriesgado su vida para salvar a miles de musulmanes de las venganzas de los anti-balaka.

La caza al musulmán en la República Centroafricana se desató durante los últimos meses de 2013 y desde altas instancias de la ONU se ha llegado incluso a hablar de peligro de genocidio.

El conflicto, que a pesar de parecer religioso tiene más bien tintes políticos, se remonta a marzo de 2013, cuando la Seleka –coalición de cuatro grupos rebeldes– tomó el poder en Bangui y derrocó al presidente Bozizé.

República Centroafricana, una Iglesia que protege [íntegro solo suscriptores]

En el nº 2.887 de Vida Nueva.

 

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