Libros

La lógica de la fe


Una obra de Ángel Cordovilla (ed.) (Universidad Pontificia Comillas, 2013). La recensión es de Martín Gelabert Ballester

La lógica de la fe, Ángel Cordovilla, Universidad Pontificia Comillas

Título: La lógica de la fe. Manual de Teología Dogmática

Editor: Ángel Cordovilla

Editorial: Universidad Pontificia Comillas, 2013

Ciudad: Madrid

Páginas: 797

MARTÍN GELABERT BALLESTER | Eminentes científicos sostienen que toda la realidad está indisolublemente conectada y que la separación e independencia que observamos entre las entidades físicas es una percepción ilusoria. La teología, con más razón aún que la ciencia, debe prestar atención a la dimensión relacional y entrelazada de lo real, tanto más cuanto que ella busca reflexionar sobre un acontecimiento de comunión, el Dios que en Jesucristo se revela como amor trinitario. Y entiende que todo lo creado tiene su origen en este Dios relacional.

Este Dios se expresa de forma finita, pero real, en la mejor de sus obras, el ser humano, que solo se realiza en plenitud en el encuentro y la comunión, siendo la relación fundamental que está llamado a tener con su Creador.

Los autores del libro que presentamos dan por supuesto que, en los últimos años, la reflexión teológica ha ofrecido ricas aportaciones sobre cada uno de los grandes temas de los que se ocupa. Pero también entienden que estos temas, puesto que todos se refieren a Dios y al ser humano, deben estar profundamente entrelazados y remitirse el uno al otro. Más aún, solo en esta remisión se entienden.

Si buscamos profundizar en un tema teológico, prescindiendo de su relación con el conjunto de la fe, sabremos muchas cosas sobre el tema, pero no entenderemos su sentido más profundo, ni su dimensión salvífica, ni su sitio en el conjunto de la fe. En suma, lo entenderemos de forma distorsionada.

De ahí el interés que tiene la pretensión de esta obra: asumir los conocimientos teológicos particulares para ponerlos en relación con una estructura común, mostrar la relación intrínseca entre las diferentes afirmaciones teológicas y el nexo interno que las une, para que el estudioso de la teología adquiera una visión unificada que le permita comprender del mejor modo humanamente posible el misterio de Dios. Siendo conscientes de que Dios no se agota en ningún discurso teológico. Por tanto, la teología tiene una tarea necesaria que debe realizar con humildad y consciente de sus límites.

El orden del libro se inspira en el orden de los credos o profesiones de fe, que tienen una estructura triádica, ya que confiesan únicamente a Dios, el Dios revelado en Jesucristo como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo lo demás que afirma la fe se refiere a este Dios y se entiende a la luz de este admirable misterio.

Por este motivo, el libro, tras una primera parte introductoria, que “traduce” el acto de creer en términos de “teología fundamental”, se estructura trinitariamente. El calificativo que precede a cada una de las personas de la Trinidad orienta hacia las implicaciones teológicas que se derivan: “Creación: creo en Dios Padre”, “Redención: creo en Jesucristo”, “Santificación: creo en el Espíritu Santo”.

Recorrido teológico

Dado que esta obra busca mostrar la coherencia de la doctrina cristiana, la articulación y relación entre sus diversos misterios y la jerarquía de verdades que armoniza todo alrededor de un núcleo esencial (el misterio trinitario de Dios, la encarnación de Dios en Jesús y la obra salvífica y santificadora del Espíritu en la persona humana), aunque sean distintos los autores, a lo largo de las páginas aparecen una serie de tesis; y cada una muestra la relación con la tesis anterior.

Son como los pasos que hay que recorrer para ir avanzando desde los prolegómenos de la teología hasta su culminación, pasando por el misterio de Dios, la antropología teológica, la eclesiología y la sacramentología. Se puede discutir si la culminación debe ser la escatología o la vida teologal por la que el creyente se une con Dios ya en esta vida. Pero, a mi entender, los autores han logrado bien su propósito.

La clave y la luz de Jesucristo ilumina todos los tratados teológicos y, por tanto, puede considerarse como el hilo conductor de toda la reflexión. Así, la revelación no se entiende de forma abstracta, sino desde la historia de Jesús; el misterio trinitario encuentra su fundamento en Jesucristo, quien con su persona da testimonio de una doble relación: con el Padre y con el Espíritu; la antropología teológica tiene su punto de partida en la referencia del ser humano al Dios de Jesucristo; la salvación es obra del Dios que, en Cristo, nos llama a la verdadera filiación; evidentemente, la cristología no tiene sentido sino a la luz de la historia de Jesús de Nazaret. Dígase lo mismo del misterio del Espíritu Santo, de la Iglesia, de los sacramentos, de la escatología o de la vida teologal.

Cultura de la fe

En esta pequeña gran suma de teología dogmática, de casi 800 páginas, se encuentran los elementos esenciales para una completa cultura de la fe, más necesaria que en otras épocas. Hoy estamos llamados no solo a vivir cristianamente, sino a dar respuestas de por qué creemos y explicaciones de lo que creemos.

Podemos considerar este libro como un desarrollo del Credo, de la profesión de fe. He puesto con toda intención el adjetivo “dogmática” tras calificar este libro de pequeña gran suma, porque la teología tiene también dimensiones morales y práxicas. Pero tales dimensiones no han sido tratadas conscientemente. Además, la moral siempre es “segunda” (lo que no significa que no sea importante).

Este manual de teología dogmática se ocupa de lo central, fundamental, esencial y nuclear. Solo sabemos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos y, por tanto, solo tenemos luz para nuestro comportamiento y sentido para la vida, si conocemos el misterio del Dios revelado en Jesucristo.

Los autores de esta “suma” merecen agradecimiento y felicitación, porque han logrado ofrecer una magnífica exposición que ayudará a los estudiosos de la teología y, al mismo tiempo, han contribuido a incrementar la necesaria cultura de la fe.

En el nº 2.884 de Vida Nueva

Actualizado
28/02/2014 | 06:15
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