El Papa: “El cardenal entra en la Iglesia de Roma, no en una corte”

papa Francisco y Benedicto XVI se abrazan durante el consistorio 22 febrero 2014

El primer consistorio de Francisco cuenta con la visita sorpresa de Benedicto XVI

cardenales reunidos en torno a Benedicto XVI en el consistorio 22 febrero 2014

[El Papa a los nuevos cardenales: “Entran en la Iglesia de Roma, no en una corte”]

ANTONIO PELAYO (ROMA) | El primer consistorio del papa Francisco ha sido como una caja de sorpresas; la primera fue el anuncio de la fecha, hace ya algunos meses, sin la lista de los nuevos cardenales; la segunda la constituyó la lista en sí misma, tan explícita de las intenciones de Bergoglio sobre el colegio cardenalicio; la tercera y última ha sido la asistencia a la ceremonia del papa emérito, Benedicto XVI.

Fiel a su estilo, Joseph Ratzinger se introdujo en la basílica vaticana poco antes de las once de la mañana, pretendiendo pasar como uno más. Sin embargo, su entrada por la llamada Puerta de la Oración suscitó inmediatamente la curiosidad de todos los que le veían pasar, hasta llegar a una esquina debajo de la estatua de san Andrés.

Pero los que se quedaron casi de piedra fueron los cardenales, muchos de los cuales ya ocupaban los puestos que se les había asignado. De forma muy espontánea, su fueron acercando a Benedicto para saludarle y acabaron formando un corrillo, cada vez más grande a su alrededor. Detrás de él, Georg Gänswein sonreía complacido por la escena que tenía ante sus ojos.

Armado por la audacia que se le supone a un periodista, me acerqué al grupo y, sin dar ningún codazo, esperé mi turno para acercarme a Benedicto XVI. “Soy un simple sacerdote español”, le dije, y él repitió con su característica sonrisa: “¡Ah, español!”. Me incliné para besarle la mano y desaparecí antes de que algún gendarme me invitara a retirarme.

Minutos después, daba comienzo la solemne ceremonia. Al llegar frente al altar de la confesión, Francisco se giró hacia su izquierda y fue a abrazar a Benedicto XVI; este, en señal de reverencia, se había quitado el solideo blanco, mientras se dejaba estrechar cariñosamente por los brazos de Bergoglio. Minutos después, interpretando el sentimiento de todos, el secretario de Estado, Pietro Parolin, le hizo llegar su “afecto y veneración”, lo que fue rubricado con un rotundo aplauso de los miles de fieles congregados en la basílica.papa Francisco y Benedicto XVI se abrazan durante el consistorio 22 febrero 2014

“Artesanos de la paz”

Los 19 nuevos cardenales (16 electores y tres octogenarios, que no votarán en el próximo cónclave) formaban un círculo alrededor el baldaquino de Bernini, bajo el cual el Pontífice dio comienzo a la ceremonia.

En su homilía les recordó que “la Iglesia os necesita, necesita vuestra colaboración y, antes que nada, vuestra comunión conmigo y entre vosotros. La Iglesia necesita vuestra valentía para anunciar el Evangelio en las ocasiones oportunas e inoportunas, y para dar testimonio de la verdad. La Iglesia necesita vuestra oración para que la grey de Cristo vaya por el buen camino. La oración es, ¡no lo olvidéis!, con el anuncio de la Palabra, la primera tarea del obispo. La Iglesia necesita vuestra compasión, sobre todo en estos momentos de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo. (…) La Iglesia nos necesita para que seamos hombres de paz, artesanos de la paz. Por eso invocamos la paz y la reconciliación para los pueblos que, en estos tiempos, se ven probados por la violencia, la exclusión, la guerra”.

Seguidamente, después de recitar el Credo y de hacer el juramento de fidelidad al Pontífice, cada cardenal recibió de Francisco el capelo, el anillo y el diploma que le hace titular de una iglesia romana. La escena era seguida muy de cerca por las delegaciones oficiales de los países de proveniencia de los purpurados. Estaban presentes la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, y el de Haití, Michel Martelly (ambos fueron recibidos por el Papa en sendas audiencias separadas); el príncipe y gran maestre de la Orden de Malta, Matthew Festing, y otras personalidades.

España se hizo representar por el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes; los secretarios de Estado Íñigo Méndez de Vigo y Francisco Martínez; el director general Ángel Llorente; el responsable de las Relaciones con la Santa Sede, Gabriel Ferrán; políticos como Jaime Mayor Oreja o Eugenio Nasarre; y el embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga.

Por la tarde, tuvieron lugar las tradicionales y festivas visitas ad calorem, en las que los nuevos purpurados recibieron el saludo de sus fieles y allegados. A Fernando Sebastián se le había adjudicado un amplio espacio en el atrio del Aula Pablo VI, y lo necesitó, porque fueron muchos centenares de personas los que se acercaron a saludarle. La delegación de su ciudad, Calatayud, la encabezaba su alcalde, José Manuel Aranda, y a Navarra la representaba el senador José Ignacio Palacios Zuasti.

“Ser santo no es un lujo”

El domingo 23 tuvo lugar en la basílica de San Pedro una de las más solemnes concelebraciones eucarísticas de los últimos años; con el Papa y los 19 recién creados, celebraron más de un centenar de cardenales, que representaban la universalidad de la Iglesia. Como ya ha sucedido en otras ocasiones, la parte musical corrió no solo a cuenta de la Capilla Sixtina, sino del coro de la abadía anglicana de Westminster (uno de los nuevos purpurados es el arzobispo católico de Westminster, Vincent Gerard Nichols). cardenales en la basílica vaticana junto a la la estatua de San Pedro en el consistorio 22 febrero 2014

A la hora de tomar la palabra, Bergoglio les recordó a los cardenales que “ser santo no es un lujo, es necesario para la salvación del mundo. (…) El Señor y la Iglesia nos piden testimoniar con mayor celo y ardor estas actitudes de santidad. Precisamente, en este suplemento de entrega gratuita, consiste la santidad de un cardenal”.

Abordando ya temas más concretos, les amonestó: “El cardenal entra en la Iglesia de Roma, no en una corte. Evitemos todos y ayudémonos unos a otros a evitar hábitos y comportamientos cortesanos: intrigas, habladurías, camarillas, favoritismos, preferencias. Que nuestro lenguaje sea el del Evangelio: ‘Sí, sí; no, no’; que nuestras actitudes sean las de las Bienaventuranzas y nuestra senda la santidad”.

A la hora del Angelus, el pontífice argentino quiso igualmente advertir del peligro de divisiones dentro de las comunidades cristianas: “En ellas, parroquias, asociaciones o movimientos, las diferencias no pueden contradecir el hecho de que todos, por el Bautismo, tenemos la misma dignidad. (…) La Iglesia confía el testimonio de este estilo de vida pastoral a los nuevos cardenales”.

De los diecinueve cardenales nombrados por el Papa, el único ausente en ambas ceremonias ha sido Loris Capovilla, que fue secretario personal durante muchos años del beato Juan XXIII y que alcanza la veneranda edad de 98 años. El 1 de marzo, recibirá de manos del cardenal decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, el capelo en la localidad de Sotto il Monte (Bérgamo), donde reside y de donde era oriundo Angelo Giuseppe Roncalli.

Por otro lado, antes del consistorio, había tenido lugar en el Vaticano una asamblea plenaria del colegio cardenalicio, destinada a estudiar la problemática de la familia de cara al Sínodo de los Obispos que, en sus dos sesiones, en 2014 y 2015, le dedicarán toda la atención que merece a esta institución básica para la Iglesia y la sociedad.

Bajo la presidencia del Papa, el cardenal Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, leyó una amplia ponencia sobre este tema que agradó mucho a todos los presentes y, de modo especial, a Francisco. Al día siguiente, este dijo en el Aula del Sínodo: “Anoche, antes de dormir, pero no para adormecerme, leí y releí el trabajo del cardenal Kasper, y quisiera agradecérselo, porque he encontrado una profunda teología, también un pensamiento sereno en la teología. Es agradable leer teología serena. Y he encontrado lo que san Ignacio llamaba sensus Ecclesiae, el amor a la Madre Iglesia”.

Llegó el “ministerio” económico

Más allá de lo pastoral, el lunes 24 de febrero, a última hora de la mañana, se hacía público el motu proprio titulado Fidelis dispensator et prudens (Administrador fiel y prudente), con el que Francisco da un importante y decisivo paso en la reestructuración de la vida económica y administrativa de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano.

papa preside una asamblea plenaria del colegio cardenalicio de preparación para el Sínodo de la Familia febrero 2014

Francisco presidió la reunión de cardenales de preparación del Sínodo

Es un documento breve que, sin embargo, introduce notables reformas en la gestión económico-financiera de la Iglesia. Es el primer fruto tangible de los trabajos del C-8, el grupo de ocho cardenales formado por el Santo Padre para ayudarle en la reforma de la Curia, así como de la comisión especial que él mismo creó el 18 de julio de 2013 para asesorarle sobre tan delicada misión y, por fin, del consejo de cardenales para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede, creado en su día por Pablo VI.

Francisco, en síntesis, crea la Secretaría de Economía como nuevo organismo de la Curia y un Consejo de Economía compuesto por ocho cardenales u obispos y por siete “expertos seglares de varias nacionalidades, con competencias financieras y de reconocida profesionalidad”. Al frente de ellos figurará un cardenal prefecto, así como un prelado secretario y un revisor de cuentas.

Según un comunicado de la Sala de Prensa, este organismo “tendrá autoridad sobre todas las actividades económicas y administrativas dentro de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano”. Se aclara, por otra parte, que la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) es confirmada como Banco Central Vaticano y que la Agencia de Información Financiera (AIF) continuará con su “prudente vigilancia y disciplina”.

Como aclaró el portavoz vaticano, Federico Lombardi, esta reorganización no afecta al Instituto para las Obras de Religión (IOR), sobre el que sigue trabajando otra comisión especial creada en su día y que preside el cardenal Raffaele Farina.

Igualmente, el comunicado informa de que el prefecto de la Secretaría de Economía será el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney (responsabilidad que abandonará en las próximas semanas) y uno de los cardenales del C-8. Fuentes periodísticas informan de que el secretario será el español Lucio Ángel Vallejo; aunque el comunicado no lo dice, es verosímil que así sea, ya que hasta ahora venía desempeñando el cargo de secretario de la Prefectura para Asuntos Económicos de la Santa Sede, llamada a desaparecer.

Visita ‘ad limina’ de los obispos españoles

Finalmente, los obispos españoles han comenzado el lunes 24 su visita ad limina apostolorum (a las tumbas de los apóstoles). No pocos de ellos lo harán por primera vez, ya que la anterior tuvo lugar en 2005 y quedó inconclusa por la enfermedad y el fallecimiento de Juan Pablo II.

El encuentro con el Papa, que pronunciará un discurso a todos ellos el 3 de marzo, finalizará “en los dinteles” de la próxima Asamblea Plenaria de nuestro Episcopado, que elegirá presidente; una tempestividad más que oportuna, dibujada por esa diplomacia vaticana cuya fineza siempre sorprenderá.

Los prelados han llegado a Roma divididos en dos grupos. El Papa los recibe no individualmente (como sucedía antes), sino agrupados por las llamadas provincias eclesiásticas. Las primeras en atravesar el Portone di bronzo, el lunes 24 de febrero, han sido las de Burgos y Pamplona-Tudela; en total, diez obispos. Con todos ellos conversó abiertamente el Papa durante unas dos horas. “Ahora que ruede la pelota”, les dijo Francisco, invitándoles a hablar.

En el nº 2.884 de Vida Nueva.

 

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