Los obispos españoles inician su visita ‘ad limina’ al Vaticano

obispo con el logo de la Conferencia Episcopal Española

El acto principal será el encuentro con el papa Francisco, el próximo 3 de marzo

obispo con el logo de la Conferencia Episcopal Española

MIGUEL ÁNGEL MORENO | Los obispos españoles comienzan hoy, lunes 24 de febrero, la visita ad limina apostolorum, en la que se presentarán al papa Francisco y tomarán contacto con los colaboradores del Pontífice argentino en la Santa Sede, a los que han enviado con anterioridad una relación del estado de las diócesis y un cuidadoso informe de la realidad religiosa y social de cada una de ellas. Serán dos semanas de visita, entre el 24 de febrero y el 8 de marzo, en la que los obispos acudirán en dos grupos a Roma.

El próximo lunes, 3 de marzo, tendrá lugar una audiencia del Papa a los 83 prelados españoles que viajarán a Roma. Francisco pronunciará un discurso en el que probablemente se marquen los puntos clave para la Iglesia española, en una ceremonia en la que también tendrá la palabra el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela.

Dos grupos de obispos

De los 83 obispos de España que acudirán a la visita, 69 son titulares de diócesis –acude también el titular del Arzobispado Castrense– y el resto son obispos auxiliares. Lo harán en dos grupos, comenzando un primer contingente de prelados que realizarán la visita entre el 24 de febrero y el 3 de marzo, formado por 44 obispos de las provincias eclesiásticas Burgos, Pamplona, Zaragoza, Madrid, Toledo, Mérida-Badajoz, Valencia, Valladolid y el Arzobispo Castrense de España.

El segundo grupo realizará la visita entre el 3 de marzo y el 8 de ese mismo mes, y estará compuesto por 39 obispos pertenecientes a las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona, Granada, Santiago de Compostela, Oviedo y Sevilla.

Aunque el acto central de la visita será la audiencia del 3 de marzo, en la que el Papa se dirigirá a todos los obispos en conjunto, los purpurados españoles tendrán la ocasión de encontrarse con Francisco de forma más cercana, en grupos de unos siete u ocho.

La visita también permitirá a los responsables de las diócesis españolas encontrarse con los responsables de los dicasterios vaticanos y con los colaboradores del Papa. A estos les remitieron ya una relación de los miembros de cada diócesis y los templos de los que consta, además de una gran cantidad de datos relacionados tanto con el obispo titular como con el estado religioso y moral de la diócesis.

Con todos estos datos, la Santa Sede podrá evaluar el progreso de las diócesis españolas desde la última visita, que fue en 2005, durante el pontificado de Juan Pablo II.

Nueve años desde la última visita

La visita ad limina tiene origen en el siglo IV, fue regulada por el papa Sixto V en 1585, aunque el formato actual responde a Pío X, que estableció una periodicidad de cinco años. No se cumple este extremo en el caso de la Iglesia española, que llevaba sin acudir a la Santa Sede bajo este pretexto nueve años, ya que la última visita ad limina tuvo lugar del 17 de enero al 6 de marzo de 2005, con Juan Pablo II como Pontífice. Dicha visita no pudo completarse, debido al empeoramiento de la salud del papa polaco.

Con Benedicto XVI ocupando el puesto de San Pedro, desde abril de 2005 hasta su renuncia en febrero del pasado año, esta visita no se convocó, aunque el Papa acudió en varias ocasiones a España, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias en Valencia (2006). En 2010 realizó un viaje para celebrar el Año Santo Xacobeo en Santiago de Compostela, y consagrar la Catedral de la Sagrada Familia en Barcelona. Además, durante agosto de 2011 visitó Madrid para participar en la Jornada Mundial de la Juventud.

Tras la renuncia del papa Ratzinger, Francisco convocó a los prelados españoles para realizar la que será quinta visita de obispos de un país a la Santa Sede durante 2014, año en el que también ha recibido a los obispos de Austria, Polonia, Bulgaria y República Checa. Durante 2013 y tras su designación como Pontífice, Francisco recibió en Roma a varios grupos de obispos, entre ellos italianos y holandeses.

 

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