Celebrado el primer consistorio de Francisco
El encuentro entre Benedicto XVI y Francisco, el sábado 22
ÁLVARO ESPINOSA MALAGÓN | El papa Francisco celebró este domingo 23 de febrero una misa con los 19 nuevos cardenales que había nombrado el día anterior en una solemne ceremonia en la Basílica de San Pedro y ante todos los purpurados llegados al Vaticano, con motivo del primer Consistorio de su pontificado.
En su homilía, el Papa pidió que “nos dejemos guiar siempre por el Espíritu de Cristo, que se sacrificó a sí mismo en la cruz, para que podamos ser cauces por los que fluye su caridad. Esta es la actitud, este es el comportamiento de un cardenal”.
En la línea de su pontificado, el Papa dijo a los flamantes purpurados que “entran en la Iglesia de Roma, no en una corte”, y les instó a “evitar hábitos y comportamientos cortesanos, intrigas, habladurías, camarillas, favoritismos, preferencias”. “Que nuestro lenguaje sea el del Evangelio: ‘Sí, sí; no, no’; que nuestras actitudes sean las de las Bienaventuranzas, y nuestra senda la de la santidad”, añadió.
Bergoglio se refirió al Levítico que dice: “No odiarás de corazón a tu hermano… No te vengarás, ni guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo”, aclarando que esas actitudes “nacen de la santidad de Dios”.
Refiriéndose al libro del Antiguo Testamento, el Obispo de Roma se dirigió a los presentes con estas hermosas palabras: “Han oído que se dijo, amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo, amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen”.
Además, Francisco pidió a los purpurados “cercanía con la oración, el consejo, la colaboración y que unan en la invocación al Espíritu Santo, para que el Colegio de Cardenales tenga cada vez más ardor pastoral, esté más lleno de santidad, para servir al Evangelio y ayudar a la Iglesia a irradiar el amor de Cristo en el mundo”.
No a las divisiones en la comunidad
Al término de la celebración, el Papa se dirigió a la ventana de los apartamentos pontificios para rezar el Angelus dominical.
Francisco recordó el problema de las divisiones a las que se enfrentó el apóstol san Pablo en Corinto, donde se habían formado grupos que se referían a los diversos predicadores, indicando que “la comunidad no pertenece a los apóstoles, sino que son ellos los que pertenecen a la comunidad; pero la comunidad, toda entera, ¡pertenece a Cristo!”.
Por lo tanto, y según palabras del propio Pontífice, la pertenencia a una de las diversas comunidades cristianas (diócesis, parroquias, asociaciones, movimientos) “no puede contradecir el hecho de que todos, por el Bautismo, tenemos la misma dignidad: todos, en Jesucristo, somos hijos de Dios”.
Una vez más, el Papa insistió en la importante función de “aquellos que han recibido un ministerio de guía, de predicación, de administrar los Sacramentos, no deben considerarse propietarios de poderes especiales, sino ponerse al servicio de la comunidad”.
Francisco recordó que momentos antes la Iglesia había encomendado el testimonio de este estilo de vida pastoral a los nuevos cardenales, para los que pidió un “un saludo” a los presentes. También deseó que “los momentos litúrgicos y de fiesta, que en el curso de las últimas dos jornadas, refuercen en todos la fe, el amor por Cristo y por su Iglesia”.
“Todos juntos, obispos, presbíteros, personas consagradas y fieles laicos, debemos ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a Cristo, animada por el deseo de servir a los hermanos y dispuesta a salir al encuentro con coraje profético de las expectativas y exigencias espirituales de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo. Que la Virgen nos acompañe y nos proteja en este camino”.
