Juan Manuel Almarza: “El ámbito de la predicación no es solo el recinto de una iglesia”

Dominico, director de Conversaciones de San Esteban

Juan Manuel Almarza, dominico, director de Conversaciones de San Esteban

ROBERTO RUANO ESTÉVEZ (SALAMANCA) | Las Conversaciones de San Esteban nacieron en el año 1972 como un espacio de reflexión y diálogo abierto entre la fe, la cultura y la propia vida. Un proyecto regentado por los padres dominicos de Salamanca. Después de tan larga andadura, las Conversaciones se han convertido en uno de los foros de diálogo cultural más importantes de esta ciudad universitaria.

El pasado 11 de febrero, tuvo lugar la última de las lecciones de este año. Una edición, la XLII, que ha llevado por título Los pasos del hombre, las huellas de Dios, sobre el mundo literario y la sensibilidad religiosa>. El dominico Juan Manuel Almarza es su actual director.

PREGUNTA.- ¿Qué aportan las Conversaciones de San Esteban a la ciudad universitaria de Salamanca?

RESPUESTA.- Los dominicos somos predicadores y el ámbito de la predicación no es solo el recinto de una iglesia. El ámbito para escuchar la Buena Nueva es tan amplio como la vida. Donde está la vida están nuestras preocupaciones, nuestros miedos, nuestras intuiciones y, sobre todo, nuestras esperanzas. Es el mundo de la palabra, de lo que se puede decir. Todo lo que es humano adquiere vida en la palabra. Somos frailes de la palabra.

P.- ¿Por qué suele ser tan frío el diálogo entre la fe y la cultura? ¿Qué orilla de las dos suele estar más gélida?

R.- No dialogan ni la fe ni la cultura. Dialogamos las personas: unas con experiencia de fe y otras sin ella; unos desde una experiencia hermosa y enriquecedora y otros desde una experiencia amarga; unos lo hacemos desde el ámbito de las humanidades y otros desde el de las ciencias, pero todos necesitamos oír y escuchar, porque todo ello configura el sentido de nuestra vida y da consistencia a nuestro respeto y a nuestra libertad. ¿Qué orilla está más gélida? Aquella en la que hay más ignorancia y más intransigencia. Estos dones del cofre de Pandora están repartidos con bastante equidad. Deseamos que nunca lleguen a nuestra casa.

P.- Las Conversaciones pretenden dirigirse al mundo de la increencia. ¿Cómo cree que ha de afrontarse este diálogo?

R.- Ciertamente, tenemos muy claro que la predicación en nuestro mundo de hoy solo llega a quienes acuden a las iglesias mediante la creación de ámbitos de encuentro, con un clima de diálogo abierto y sincero, y no mediante el adoctrinamiento. Por eso tiene tanta importancia para nosotros Internet, la formación humana o el voluntariado social. Son ámbitos neutros o de encuentro en los que podemos encontrar gente magnífica que no es creyente y de la cual podemos aprender muchas cosas los cristianos, y también ellos de nosotros. Ese es nuestro reto con el mundo no creyente. En cambio, con los creyentes, nuestro reto es ayudarles a formarse, a profundizar en su fe y a crear actitudes que permitan una convivencia respetuosa.

Entrevista con Juan Manuel Almarza [íntegra solo suscriptores]

En el nº 2.883 de Vida Nueva

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