Armando A. Ortiz Aguirre: “No debemos tomar partido por ningún bando”

Armando A. Ortiz Aguirre, obispo de Ciudad Lázaro Cárdenas, Michoacán, México

Obispo de Ciudad Lázaro Cárdenas (Michoacán, México)

Armando Antonio Ortiz Aguirre, obispo de Ciudad Lázaro Cárdenas, Michoacán, México

FELIPE MONROY (MÉXICO DF) | Entrevistado al término de la primera reunión de trabajo con los sacerdotes de su nueva diócesis de Ciudad Lázaro Cárdenas, en el estado mexicano de Michoacán, el obispo Armando Antonio Ortiz Aguirre comparte sus primeras apreciaciones sobre el territorio pastoral que, desde el pasado 5 de febrero, le ha sido confiado por el papa Francisco. Lo define como un gran reto, aunque confía en que los sacerdotes, religiosos y laicos de la región sabrán responder a los tiempos que apremian su testimonio.

PREGUNTA.- Tras haber tomado posesión de la diócesis y escuchar al presbiterio local, ¿qué realidades pastorales considera de atención apremiante en su ministerio?

REPEUSTA.- Aunque hay muchos aspectos pastorales que atender, sin duda, una de las realidades apremiantes es la que tiene que ver con la situación de violencia y los trabajos para la recuperación de la tranquilidad de la población. Nos preocupa que la situación de inestabilidad en la diócesis vecina de Apatzingán llegue a la nuestra, como en Aquila, Coahuayana, San Pedro Naranjestil u otros. El reto, sin embargo, es para el sacerdote, y le he compartido mi preocupación por que nosotros no tomemos partido por ningún bando. Tampoco hemos de entrar en conflicto personal con gente que es señalada como criminal o con quienes quieren hacer justicia por su cuenta. Se necesita astucia evangélica para enfrentar estos retos. No es fácil construir la paz verdadera, estable; se necesita mucha creatividad y unidad.

Además, sé que el Gobierno está destinando un subsidio para nuestra zona costera, lo que propiciará el adelanto y desarrollo de la ciudad y su infraestructura con la creación de empleos. Sin embargo, vislumbramos un reto pastoral en los riesgos que implica la migración de muchos obreros para trabajar en esta zona, pues muchas veces vienen solos. Esta situación suele ser aprovechada por quienes comercian con la maldad y suelen generar ambientes adversos a la salud pública, aumentando así problemas como la prostitución o la venta de alcohol y drogas.

Frente a estos retos, tenemos un gran capital de gente buena, sana, abierta y sincera, que está trabajando en favor de la sociedad michoacana y que son cristianos que están tomando en serio su fe y quieren hacer realidad el Reino de Dios en sus ambientes. Eso también lo tenemos que decir. Esto fortifica nuestra esperanza. Por otra parte, tendré que seguir atento a estas realidades que comienzo a percibir, con la mirada siempre de Jesús, el Buen Pastor.

P.- Usted llega a Michoacán en un momento muy especial…

R.- Es un momento providencialmente muy seguro, que quizá no existía semanas atrás. El Gobierno federal tiene ahora el ojo puesto en Michoacán, y esto ayuda a sentir un poco más de tranquilidad. Incluso animé y se sintieron muy animados de acompañarme en mi toma de posesión a los amigos, la gente y el presbiterio de la Arquidiócesis de León, de la que provengo, con la seguridad de que la presencia federal ayudaría a mantener la situación de paz. Además, ya he entrado en contacto con los obispos que forman la Provincia Eclesiástica de Morelia y, con ellos, me siento cobijado y arropado.

P.- Tres de los cinco obispos del Estado ya han presentado su renuncia al cumplir la edad canónica de retiro, por lo que le tocará vivir un proceso de renovación episcopal en la región. ¿Con qué perfiles de pastores le gustaría compartir esta responsabilidad?

R.- Quienes tengan parte de la responsabilidad en la elección de los obispos tomarán en cuenta las necesidades particulares de esta región y del momento especial que vive. Creo que se tendrá que elegir a un obispo entregado a su ministerio, con un corazón de pastor; esto es elemental. Cualquier pastor tendría que adaptarse a esta realidad tan especial para concretar su servicio. Pienso que, además de la fortaleza física, la espiritual y una profunda vida de oración, es importante que cuente con capacidad de adaptación y que tenga el conocimiento de la realidad del Estado para dar una respuesta idónea desde su ministerio. Aunque todo ministerio episcopal es difícil, no solo en Michoacán. Actualmente, tenemos 17 estados de la República que viven situaciones de violencia y criminalidad, y allí está la Iglesia trabajando.

P.- ¿Cuáles son sus sueños como pastor?

R.- Yo quisiera ser profeta, testigo, servidor y misionero de esperanza; quiero promover y animar la unidad del presbiterio, hacer unión con los sacerdotes. Es importante fortalecer la unidad entre nosotros, porque Jesús lo pone como condición para que el mundo crea. Quiero retomar el caminar pastoral de la diócesis e insertarme en el momento histórico que vive; sé que hay ya un trabajo previo por parte de mis antecesores, y vengo a impulsarlo.

En el nº 2.883 de Vida Nueva

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