¿Hacia una teología más pastoral?

Teólogos reflexionan en VN sobre la utilidad y el sentido de estos estudios hoy

estudiante de Teología

J. L. CELADA | El 25 de julio del pasado año, durante su encuentro con los jóvenes argentinos que habían acudido a la JMJ de Río de Janeiro, y a renglón seguido de su ya célebre “hagan lío”, el papa Francisco sintetizó el “programa de acción” del cristiano en las bienaventuranzas y el Juicio final (Mateo 25), “protocolo con el cual nos van a juzgar”. Y añadió desenvuelto: “No necesitan leer otra cosa”.

Ambas lecturas presentan “el programa del Reino de Dios, que es el destino del fiel y medio para hacer presente a Dios”, admite Julia, estudiante de Ciencias Eclesiásticas en Zaragoza. Claro que “no se puede obviar el resto de las escrituras y la tradición de la Iglesia de la que también somos hijos”, recuerda ella.

Ahora bien, ¿en qué lugar queda el estudio de la teología?, pudieron llegar a plantearse por un momento algunos profesionales de esta disciplina tras escuchar las rotundas afirmaciones del Pontífice. No es el caso, al menos, de quienes han sido entrevistados por Vida Nueva para elaborar este reportaje.

En primer lugar, porque “un teólogo lee el discurso completo y se da cuenta del contexto en el que la frase se pronuncia”, advierte Junkal Guevara, profesora de la Facultad de Teología de Granada. El Papa hablaba entonces de no “licuar” la fe en Jesucristo, que es su modo de llamar a “una vivencia radical de la fe, que pasa por la confesión de ‘la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí’ y por los hermanos”, explica la biblista vasca, para concluir que se trata de un mensaje “redondo”.

Pero también porque se trata de “textos que no se pueden entender al margen de todo el mensaje de Jesús, especialmente de su predicación del Reino”, y que muestran las “claves últimas” de lo que significa seguirle.

Opinión que José Manuel Caamaño, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, sustenta en tres argumentos de peso: los citados pasajes evangélicos no solo “representan el culmen de la vida moral cristiana”, invitando a poner al Dios de Jesús en el centro de nuestra vida, sino que “no es posible ser auténticamente cristianos sin la apertura hacia el sufrimiento de los demás”; es decir, que “la experiencia de fe no es real si no se verifica en el comportamiento moral”, aclara el moralista gallego.

Y, por último, que ambos textos “nos revelan el verdadero rostro de Dios, su amor y misericordia hacia la humanidad, en especial hacia los más desfavorecidos”. A su juicio, todo ello quiere decir que, detrás de las palabras papales, late su intención de “ir a lo esencial de la vida cristiana”.

Dar razón de la fe

Comparte esta idea el decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Deusto. Para Vicente Vide, el papa Francisco, como “como buen pastor universal y gran comunicador del Evangelio”, ha señalado el programa de acción que conduce a “la plenitud de la vida cristiana” a cuantos lo lleven a la práctica. ¿Para qué acudir entonces a la teología?, podría preguntarse más de uno. Para “fundamentar y transmitir adecuadamente ese programa de acción en un mundo que necesita conocer y vivir los grandes temas teológicos como la Creación, la gracia o la Trinidad”, contesta el sacerdote vasco.

Quizá convenga conocer qué le mueve a alguien como Julia a cursar hoy teología. “La responsabilidad del laico consagrado y no consagrado de formarse en la fe” es algo que se tiene muy en cuenta, entiende ella, pero, sobre todo, las posibilidades que le ofrece a cualquier creyente de encontrarse con “preguntas propias y ajenas a las que hay que responder dando razones de la fe”.

Claro que no pocos reivindican la conveniencia de que esos estudios salgan del aula y de las bibliotecas, de que se hagan más cercanos y comprensibles para el común de los mortales.

¿Hacia una teología más pastoral? [íntegro solo suscriptores]

En el nº 2.882 de Vida Nueva.

 

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