Los obispos de Zambia ven amenazada la democracia

Michel Sata, derecha, presidente de Zambia

Denuncian que imperan “la manipulación, el clientelismo y la intimidación a los opositores”

Michel Sata, derecha, presidente de Zambia

El presidente Sata (dcha.)

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA |Con el fin de conmemorar el 50º aniversario de la independencia de Zambia del Reino Unido, los obispos han publicado recientemente una carta pastoral en la que analizan la evolución de esta república presidencialista africana, liderada desde 2011 por Michael Sata.

Así, si bien inician su reflexión dando “gracias al Dios Todopoderoso por preservar en nuestro país la paz y la unidad a lo largo de 2013” y ensalzando la actitud de “cada individuo por su contribución personal a la armonía”, lo cierto es que, a continuación, dibujan un panorama ciertamente preocupante en lo que toca a la más alta política. Y es que, según perciben, “el ambiente político en Zambia, en la actualidad, se caracteriza por la manipulación, el clientelismo y la intimidación a los opositores”, incluidos ciertos medios de comunicación, víctimas del “acoso”.

En este sentido, si bien la trayectoria en este medio siglo es positiva y ha estado en manos de “sucesivos gobiernos relativamente estables, elegidos por el pueblo de Zambia”, ahora temen que el actual Ejecutivo no esté mirando por promover con todas las fuerzas sociales el bien común. De hecho, aunque valoran que “está haciendo esfuerzos para mejorar el bienestar del pueblo de Zambia y su dignidad”, en particular en lo referente a “la mejora de la economía y el desarrollo de infraestructuras de carretera en algunas partes del país”, lamentan a su vez su “arrogancia” en el trato con el resto de los actores políticos.

“Hay demostración de falta de humildad –abundan los prelados– entre algunos de nuestros líderes, y esto ha llevado a la falta de consulta a los interesados cuando se toman decisiones sobre asuntos clave. ¿Por qué los que tratan de cuestionar ciertas prácticas son tratados con desprecio y humillación? Estas son maniobras destinadas a intimidar a la gente a la hora de participar en sus propios asuntos”.

A tal punto llega esta denuncia del “entorno político hostil”, que los obispos hablan incluso de un “deterioro de la situación de los derechos humanos en nuestro país”. Asimismo, reivindican como algo beneficioso el “multipartidismo”, pues solo este refleja y aúna “puntos de vista e ideologías políticas divergentes”.

Sin embargo, el Episcopado entiende que no se impulsa “la libertad de expresión y de asociación” por parte del Gobierno, que, por contra, incurre en el “abuso” en virtud a “una aplicación parcial de la Ley de Orden Público por el servicio de policía”.

Este punto es el que les lleva a exigir que se “dejen de utilizar las instituciones de seguridad del Estado para intimidar a sus propios nacionales. El servicio de policía, en particular, debe ser profesional e imparcial en el desempeño de sus funciones en el mantenimiento de la ley y el orden”. De hecho, observan, “muchos de los recursos y el tiempo de la nación se desperdician en la politiquería, a expensas de un desarrollo real” que podría haber desembocado en la construcción de “muchas escuelas y hospitales” y en el abaratamiento de los precios del maíz o el combustible, cuya inflación hace que “muchas familias tengan que luchar para llegar a fin de mes”.

A la espera de una Constitución

Como parte de este panorama preñado de dificultades en este medio siglo desde su descolonización, los obispos de Zambia apuntan que, entre las cosas que más han producido una erosión del clima de concordia, han sido determinantes los diversos y fallidos procesos para la elaboración de una Constitución.

Pese a todo, se muestran esperanzados por la institución por parte del Gobierno de una Comisión Técnica que acabe estableciendo los ejes para una futura Carta Magna.

Eso sí, advierten, el modo de “satisfacer los deseos y las aspiraciones del pueblo de Zambia” pasa por no elaborar un texto “a imagen y semejanza” del ideario de ningún partido político en concreto. De ahí que la apuesta por el consenso y el bien común no puede quedar al margen: “El pueblo de Zambia está exigiendo nada menos que una Constitución dada a sí mismo por sí mismo”.

Por ello, frente a las “excusas” del Gobierno, que habla de lo “costoso” que esto sería, los obispos exigen que cualquier proyecto constitucional habría de pasar necesariamente por un referéndum ciudadano.

En el nº 2.882 de Vida Nueva

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