Jesús Fernández ya es obispo auxiliar de Santiago de Compostela

Jesús Fernández González, nuevo obispo auxiliar de Santiago de Compostela, en su ordenación episcopal 8 febrero 2014

En su primer saludo, subraya: “No nos olvidemos nunca de los pobres”

Jesús Fernández González, nuevo obispo auxiliar de Santiago de Compostela, en su ordenación episcopal 8 febrero 2014

El nuevo auxiliar, junto a Julián Barrio

F. OTERO | La Diócesis de Santiago de Compostela ya tiene nuevo obispo auxiliar. Jesús Fernández, hasta hace poco vicario general de León, recibió la ordenación episcopal en la catedral compostelana, el pasado sábado 8 de febrero, en una celebración presidida por el arzobispo Julián Barrio y a la que asistieron una veintena de los que hoy son hermanos en el episcopado. Cabe destacar la presencia del nuncio apostólico, Renzo Fratini, así como la de los arzobispos de Valladolid y Urgell, Ricardo Blázquez y Joan-Enric Vives respectivamente, y la de la totalidad de obispos de las diócesis gallegas.

En una alocución que comenzó en gallego, el nuevo auxiliar de Santiago realizó una extensa acción de gracias que se dirigió a Dios, al Espíritu y a la Iglesia. “Dentro de la Iglesia, una mención especial, en primer lugar, al papa Francisco, que ha querido agregarme al colegio episcopal; al muy querido arzobispo de Santiago, que me ha acogido paterna y fraternamente desde el principio y me ha admitido a su lado para hacer camino juntos en la edificación de una Iglesia en comunión sinodal y misionera. Dios sepa responder a la confianza que los dos han depositado en mi persona y en mi ministerio. Gracias al nuncio, a los arzobispos y obispos que me han mostrado su acogida y apoyo desde el primer momento del nombramiento y, especialmente, a los que hoy me acompañáis”, dijo.

Jesús Fernández no se olvidó de su familia ni tampoco de su Iglesia de origen, quienes le han ayudado y acompañado a lo largo de su vida; como tampoco lo hizo, al estilo de Francisco, de los más necesitados: “Permítanme también un ruego. Los pequeños, los necesitados, los pobres eran los preferidos del Señor y esperan también mi predilección y la de todos nosotros. Que no nos olvidemos nunca de ellos; de este modo, no nos avergonzaremos al estrechar sus manos”.

Finalmente, reafirmó su vocación de entrega y servicio: “Consideradme desde ahora mismo el padre y el hermano que, unido a nuestro arzobispo, se dispone a compartir con vosotros y a serviros en lo único valioso que posee: Jesucristo”.

Servicio, no poder

Por su parte, Julián Barrio también se refirió, en la homilía, al servicio, que “no es una opción, sino parte esencial del ser discípulo de Jesús”.

“Un servicio que no se mide por los criterios mundanos de lo inmediato, lo material y vistoso, sino porque hace presente el amor de Dios a todos los hombres, y da testimonio de Él, incluso en los gestos más sencillos. La lógica del Evangelio no es la del poder ni de la ambición, sino la del servicio y la gratuidad, camino elegido por Jesús para hacer presente el amor de Dios en el mundo”.

En este sentido, añadió que presidir la comunidad cristiana “exige servir en vigilancia y fidelidad, sin cálculos ni condescendencias con uno mismo”.

En el nº 2.882 de Vida Nueva

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