‘La gran estafa americana’: fingir para sobrevivir

La gran estafa americana, película

La gran estafa americana, película

J. L. CELADA | Un siglo después de que la filosofía nos descubriera a los llamados “maestros de la sospecha” (Marx, Nietzsche y Freud), el cine quiso que conociéramos a los “maestros del engaño”, cuyas habilidades iríamos apreciando gracias a títulos como El golpe (1973), Casa de juegos (1987) o Nueve reinas (2000). Toda una estirpe de timadores que hoy sigue buscando herederos, aunque no siempre los encuentre a la altura de aquellos pioneros en tan sutil práctica.

Tal es el caso de La gran estafa americana, porque su triunfo en los últimos Globos de Oro y las diez candidaturas a los Oscar parecen el resultado de un truco de guante blanco que ha convertido a una cinta correcta (ágil, entretenida…) en el fenómeno cinematográfico del año.

Que el destello de los premios o el ruido del aparato promocional no aturdan nuestros sentidos. El nuevo trabajo de David O. Russell luce un envoltorio brillante (la música y la estética setenteras), incluso atrevido (los géneros se entremezclan), pero el producto final deja tras de sí viejas sensaciones: aroma comercial, pretensión de autoría y escaso margen para la sorpresa.La gran estafa americana, película

Rodeado de cuatro de sus intérpretes habituales –Christian Bale y Amy Adams, a quienes ya dirigiera en The fighter (2010), y Bradley Cooper y Jennifer Lawrence, cabezas de reparto en El lado bueno de las cosas (2012)–, el realizador neoyorquino nos narra la historia de un consumado estafador y de su seductora compañera de fechorías, obligados a lidiar con la impredecible esposa del primero y con un impulsivo agente del FBI para el que deberán trabajar y junto al que se verán arrastrados al tentador y peligroso universo de la política, las finanzas y la mafia de Nueva Jersey. Antes, una voz en off nos pone en antecedentes sobre el pasado de los personajes, recurso cuyo abuso resta frescura al conjunto.

Ello no impide, sin embargo, que los personajes nos muestren lo mejor de su repertorio: cómo reinventarse para sobrevivir, lo fácil que resulta sacar dinero a la gente desesperada y, sobre todo, saber en qué creen las personas y en qué quieren creer, clave de un “oficio” tan antiguo como la propia humanidad. Por el camino, La gran estafa americana nos va regalando perlas de ayer, de hoy y de siempre acerca del “poder de la intención”, la necesidad como madre de la inventiva, el deseo de “vivir de verdad” cuando surge el amor y –¡oh novedad!– cómo, de una u otra forma, todos nos estafamos a nosotros mismos para salir adelante.

Si “el arte de la supervivencia es el cuento de nunca acabar”, quizá convenga aprovechar las palabras del protagonista para advertirle al espectador de que esta sobredimensionada película no solo es el más fiel escaparate de las miserias y aspiraciones de quienes la habitan, sino también una involuntaria metáfora de su principal (¿y único?) mérito: fingir para sobrevivir.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: American Hustle.

DIRECCIÓN: David O. Russell.

GUIÓN: David O. Russell y Eric Warren Singer.

FOTOGRAFÍA: Linus Sandgren.

MÚSICA: Danny Elfman.

PRODUCCIÓN: Megan Ellison, Jonathan Gordon, Charles Roven, Richard Suckle.

INTÉRPRETES: Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, Louis C. K., Robert De Niro.

En el nº 2.881 de Vida Nueva

Compartir