El Episcopado colombiano, hacia una fe más vivencial y comunitaria

Asamblea Plenaria de los obispos de Colombia

En su reciente Asamblea Plenaria, aborda la necesidad de la acción pastoral

Asamblea Plenaria de los obispos de Colombia

ÓSCAR ELIZALDE (BOGOTÁ) | La 96ª Asamblea Plenaria del Episcopado colombiano, que se celebró en Bogotá del 3 al 7 de febrero, abordó el tema de la acción pastoral, correspondiente al tercer momento del proceso evangelizador e insistiendo en su dimensión más vivencial y comunitaria. Respectivamente, las dos asambleas anteriores afrontaron la pregunta por la acción misionera y por la acción catequético-iniciatoria.

“Ahora, nuestro interés se ha enfocado en el tercer momento, que es la acción pastoral, en sentido estricto, el cual es dirigido a todos los fieles de la comunidad cristiana”, comentó José Elver Rojas, director del Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).

De este modo, las diócesis, las parroquias, los grupos, los movimientos apostólicos y las Comunidades Eclesiales de Base han sido convidadas a desarrollar su acción pastoral tanto para la comunidad (ad intra) como desde la comunidad (ad extra), asumiendo las dimensiones profética, litúrgica, comunitaria y sociocaritativa, cuya piedra angular no es otra que el propio testimonio.

Así, además de recoger los frutos del Año de la fe, que concluyó en noviembre del año pasado, la CEC, como ha explicado en un comunicado, canalizará sus esfuerzos en torno a los imperativos de la nueva evangelización: “La acción pastoral termina transformándose en acción misionera, de tal manera que la Iglesia vive en permanente proceso evangelizador: de la misión a la iniciación catecumenal, de esta a la acción pastoral, y de esta de nuevo a la misión”.

De ello han dado cuenta las ponencias que orientaron los itinerarios de reflexión e interiorización durante los primeros días: Identidad, significado y tendencias del fenómeno religioso en el mundo, orientada por Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio; o Fenomenología de los grupos y movimientos apostólicos presentes en nuestro país, a cargo de Ismael Rueda Sierra, arzobispo de Bucaramanga.

A estas presentaciones se sumó un análisis sobre la realidad religiosa en Colombia, propuesto por William Mauricio Beltrán, sociólogo vinculado a la Universidad Nacional y autor de ensayos como Religión y política en Colombia, Mirada pluridisciplinar al hecho religioso en Colombia o Descripción cuantitativa de la pluralización religiosa en Colombia.

Por otra parte, el obispo castrense, Fabio Suescún Mutis, intervino para plantear el alcance del conjunto de dimensiones que la Iglesia considera esenciales dentro de la acción pastoral (profética, litúrgica, social y comunitaria), las cuales fueron formuladas a partir de una relectura de los Hechos de los Apóstoles, donde la comunidad de Lucas propone su ideal de vida colectiva.

El Episcopado ahondó en estos acentos paradigmáticos de la primera comunidad cristiana, presentes en el segundo capítulo de los Hechos, a partir de las intervenciones de Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali; Fabio Duque Jaramillo, obispo de Garzón; Iván Antonio Marín, vicario apostólico de Guapi; y Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín.

A la paz desde los derechos fundamentales

Al cierre de esta edición, se esperaba el pronunciamiento de la CEC sobre los diálogos de paz entre el Gobierno Santos y las FARC, que actualmente tienen lugar en La Habana (Cuba) para poner fin al conflicto armado de Colombia.

En su alocución, el cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, sí que abordó esta cuestión. Y lo hizo postulando la necesidad de que ambas partes se comprometan a salvaguardar una serie de “derechos fundamentales y esenciales de las personas”, tales como “la vida y el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda y al trabajo”. Ejes del bien común cuya primacía defendió sobre la posición de las dos partes en diálogo.

En cuanto a las FARC, se cuestionó: “¿Qué significa esto traducido a una guerrilla que quiere firmar la paz? Significa que ellos no van a impedir el acceso de las personas a estos derechos y que no los van a violar”. Y lo mismo para el Ejecutivo: “El Gobierno tiene que tener claro que tiene la obligación de promover estos derechos”.

En el nº 2.881 de Vida Nueva

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