José Rafael Quirós: “Tenemos una sociedad menos solidaria y más confrontada”

José Rafael Quirós, arzobispo de San José, Costa Rica

Arzobispo de San José (Costa Rica)

José Rafael Quirós, arzobispo de San José, Costa Rica

Entrevista con José Rafael Quirós [extracto]

JOSÉ LUIS CELADA | Apenas lleva medio año como nuevo arzobispo metropolitano de San José, tiempo más que suficiente, en cualquier caso, para que José Rafael Quirós Quirós vaya vislumbrando cuáles son los criterios y caminos a seguir para poner a la arquidiócesis en “estado permanente de misión”. Mientras tanto, las elecciones presidenciales del 2 de febrero constituyen una buena prueba de fuego para el “proyecto de país” que la Iglesia llama a construir.

PREGUNTA.- ¿Han cambiado mucho las cosas en San José desde que fuera vicario general, allá por 2002, hasta ahora que ha regresado como arzobispo?

RESPUESTA.- Con gran alegría, puedo afirmar que han cambiado positivamente, pues, gracias al esfuerzo de mis predecesores y a la entrega de los múltiples agentes de pastoral, me he encontrado un proceso pastoral encaminado, donde se involucra la mayoría del clero, además de muchos laicos comprometidos que desean asumir la propuesta de la V Conferencia de Aparecida: una diócesis en estado permanente de misión. Reconozco que hay resistencias, pero esto es parte del proceso.

P.- Su traslado desde Limón fue el primer nombramiento episcopal para Costa Rica del papa Francisco. ¿Ha percibido algún cambio significativo en la Iglesia con la llegada del primer pontífice latinoamericano?

R.- El Papa inquieta a propios y extraños. En muchos alejados he percibido el deseo de retornar a la vida de fe. La alegría de la fe que transmite ha ayudado a muchos a comprender que el gozo auténtico está en el Señor. Y, entre los agentes de pastoral, he notado una mayor convicción de su compromiso en las tareas de evangelización. Siento que el papa Francisco presenta una Iglesia más cercana, que es, en gran medida, la experiencia de la Iglesia en América Latina. Ha calado la propuesta de la cultura del encuentro y la invitación a experimentar la misericordia divina.José Rafael Quirós, arzobispo de San José, Costa Rica

P.- El Episcopado costarricense ha publicado un documento (Rehabilitar la política) con “algunos criterios éticos para iluminar el proceso electoral y la vida democrática”, de cara a los comicios presidenciales de febrero. ¿Qué echa de menos en la vida política de su país?

R.- Costa Rica experimenta cambios en muchos ámbitos, y el político no es excepción. Nuestro sistema democrático enfrenta una crisis seria en cuanto a la base ideológica y estructural de los partidos, además de la ausencia de liderazgos claros con propuestas concretas a los males que aquejan a la población. Como ya decía el beato Juan Pablo II, estamos urgidos de un perfil político de alto vuelo, que no reduzca la política “a pura mediación de intereses o, lo que es aún peor, a una cuestión de demagogia o de cálculos electorales”.

En el electorado hay mucha desafección y desconfianza hacia a la clase política, ante todo, por los diversos actos de corrupción y la insistencia en la situación de “ingobernabilidad”. Se puede hacer una lectura interna, tal vez osada, y es que la política se ha movido respondiendo a intereses de grupos poderosos económicamente, sin mirar a un importante sector, que cada día se ve sumido en la pobreza. La brecha social y el desempleo han crecido. Pocos tienen mucho y aumenta el número de los que no tienen ni lo necesario para vivir. Por otro lado, la clase media ha disminuido considerablemente y, en su lugar, vemos crecer el número de pobres.

P.- ¿Son estos los desafíos más urgentes que hoy afronta Costa Rica?

R.- En la historia reciente de Costa Rica no se ha plasmado un “proyecto de país” que nos lleve hacia una realización más satisfactoria del bien común. Se ha renunciado a un diálogo constructivo. Tenemos una sociedad menos solidaria y más confrontada. A la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, apelamos a una política fiscal realista y justa, para responder al creciente déficit. Debe devolverse al pueblo la fe en las instituciones estatales, en cuanto a su eficiencia, transparencia y buena administración. Aclarar el enmarañado mundo legal, muchas leyes que en lugar de ayudar complican; una mayor claridad y conciencia de quienes llegan al Congreso sobre su tarea como representantes del pueblo, haciendo control político, pero sin entorpecer la función legislativa. Se debe estar vigilante con la seguridad ciudadana: el narconegocio nos está golpeando. También es necesario el fortalecimiento de la seguridad social, pilar de nuestra estabilidad social y democrática.

Laicidad intolerante

P.- El documento episcopal habla de una “cultura lejana y hostil a la tradición cristiana”. ¿Ha calado ya también el secularismo en el tejido social costarricense?

R.- Hemos percibido un crecimiento significativo de una laicidad intolerante, particularmente contra la Iglesia. Ya se imitan manifestaciones callejeras ofensivas contra la fe, al estilo de otras sociedades de tradición laicista. Algunos medios de comunicación han tomado como bandera impulsar comportamientos contrarios a los principios morales de la Iglesia, como las uniones de personas del mismo sexo, el recurso al aborto como derecho en casos específicos, la fertilización in vitro como derecho y la intolerancia contra la jerarquía eclesiástica para que no se manifieste sobre estos u otros temas. Para ello, algunos colectivos con una agenda contraria a la ética cristiana recurren a leyes existentes que se sustentan en el liberalismo clásico y son incluso discriminatorias. Se pretende una educación laica en la que desaparezca toda referencia a la moral cristiana. Es fundamental el respeto al derecho a la vida, a la libertad religiosa, a la defensa del medio ambiente, entre otros.

“Nuestro sistema democrático enfrenta una crisis seria
en cuanto a la base ideológica y estructural de los partidos,
además de la ausencia de liderazgos claros
con propuestas concretas a los males que aquejan a la población”.

P.- Costa Rica es hoy un destino turístico de primer orden. ¿Son conscientes los gobernantes y la propia población de que, como dicen ustedes, la crisis ecológica que amenaza la riqueza natural del país es también un “problema moral”?

R.- La conciencia en la población sobre la protección del medio ambiente es amplia, pero todavía hay mucho camino que recorrer, porque se siguen contaminando ríos y mares y el uso de plaguicidas en la agricultura es algo preocupante. Incluso algunas iniciativas de los gobernantes contradicen lo establecido. La tarea es grande, pues debemos encaminarnos hacia un desarrollo sostenible y no quedarnos en el mero discurso, considerando, además, que el tema ambiental es parte elemental del bienestar económico y social de nuestro pueblo.

P.- ¿Qué esperan sus compatriotas de la Iglesia que peregrina en el país?

R.- En el campo pastoral, se espera un mayor dinamismo, que debe manifestarse en todos los comportamientos del cristiano, con experiencias pastorales que propongan la novedad de la evangelización en el tiempo presente, sobre todo de cara a los jóvenes. Procesos de evangelización que conduzcan al compromiso, una liturgia más viva y alegre, con procesos de formación que lleven a una madurez mayor en la fe. Desde el punto de vista social, debemos retomar una participación responsable, en comunión fraterna y dialogante con todos los actores sociales, para construir una sociedad verdaderamente humana y penetrada de valores, y esto implica un mayor involucramiento en las situaciones que vive el pueblo, sus luchas y expectativas. En San José estamos replanteando criterios y caminos para una pastoral urbana que contemple nuevos modos de cultura y que potencie una presencia evangelizadora de la Iglesia en distintos ambientes, como el mundo obrero, o en las élites intelectuales, académicas, artísticas y culturales.

En el nº 2.880 de Vida Nueva

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