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Jesús Mauleón: “Los regalos me han venido de Dios”


Sacerdote y poeta, autor de ‘Apasionado adiós’

Jesús Mauleón, sacerdote y poeta

J. L. CELADA | Este navarro de Arróniz nació un 21 de diciembre de hace 77 años, “cuatro días después del papa Francisco” –apostilla a modo de curiosidad–, en plena Guerra Civil. Hoy atiende pastoralmente a cuatro pueblecitos cercanos a Pamplona, pero, en todo este tiempo, Jesús Mauleón no ha dejado nunca de conjugar su ministerio sacerdotal (como profesor del Seminario, párroco o delegado de Medios durante doce años con el arzobispo Cirarda) con su pasión por la escritura y, muy especialmente, la poesía. Apasionado adiós (Ed. Vitruvio, 2013) es su última obra en verso.

PREGUNTA.- ¿Por qué Apasionado adiós?

RESPUESTA.- A mi avanzada edad, y por si acaso, escribo mi adiós adelantado a una vida que amo y disfruto aún apasionadamente. Hago un recuerdo y un recuento agradecido del don de la vida, con sus muchos regalos añadidos, antes de llegar al declive final que me prive de decir y escribir vibrantemente lo que me importa. Por cierto, los regalos me han venido de Dios, y de Él espero humildemente una eternidad sin la amenaza del tiempo.

P.- Envejecer, despedida, adiós…. son términos que surcan su última obra. ¿Está anunciando su jubilación como poeta?

R.- Espero que no. Cuando el año 2005 me editaron la Obra poética completa en el Gobierno de Navarra, dije, entre la aprensión y el humor, que la cosa me colocaba en una especie de adelanto póstumo. Situación que confiaba desmentir. Después de aquello, he publicado, en verso, Este debido llanto (Ed. Vitruvio, 2010) y ahora mi “despedida”. Supongo que escribiré mientras el cuerpo aguante.Apasionado adiós, Jesús Mauleón, Ediciones Vitruvio

P.- No hay poema suyo donde no se perciba el aroma del recuerdo, las huellas de la memoria. ¿Eso lo da la edad o la propia sensibilidad poética?

R.- La edad, desde luego. Quien no tiene edad carece de recuerdos. La memoria y el paso del tiempo… es un tema eterno. A cualquier ser humano la “fugacidad de la vida” le produce a menudo una notable conmoción. Yo lo viví y lo traté ya en mis versos de juventud. En este libro es asunto central. Aquí vuelve con más pasión, si cabe, sabiendo que lo que puede quedarme son “Horas, días contados”, como titulo el primer poema. Ello me lleva a considerar el tiempo que me resta como “la cima de un regalo”. Me siento en la mesa de ese tiempo limitado “a las delicias / postreras de un banquete” hasta llegar a la “otra mesa larga que haga el sabor eterno (…). Mientras tanto, / disfruto esta antesala / llena de luz de las contadas horas”.

P.- Y, entre tantos nombres, lugares y referencias, cuatro letras que se elevan sobre el resto: DIOS. ¿Qué lugar ocupa Él en su vida literaria y sacerdotal?

R.- Mi Apasionado adiós culmina en el “a Dios”. Como no puede ser menos, ocupa en mi vida un lugar central y está presente de manera explícita o implícita en una gran parte de los poemas. Soy un modesto creyente, que ha tratado de vivir en Dios y ha tenido a mano la palabra “que ha salvado mi vida”. Dios está también en una gran parte de mi obra en prosa. Creo que esta pobre fe mía da pasión y dimensión a alguno de los poemas más intensos de mi último libro. Hay, además, al final del mismo, “otros poemas” sobre todo lo divino y lo humano en los que no faltan el humor y la sátira, personas, viajes… En algunos casos, el asombro y el deslumbramiento…

P.- ¿Qué le pide al futuro?

R.- Pido justicia y paz para todos. A Dios le doy todos los días las gracias y le pido a menudo que se apiade de mí, que en mi última etapa me mande lo que quiera, pero que me dé la capacidad y la sabiduría necesarias para sobrellevarlo en Él.

En el nº 2.879 de Vida Nueva

Actualizado
23/01/2014 | 15:25
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