Unos 400 intelectuales y docentes catalanes apuestan por recuperar el papel de las Humanidades

intelectuales y docentes catalanes firman un texto en defensa de las Humanidades

Documento conjunto del Institut d’Estudis Catalans y la Facultat de Teologia de Catalunya

intelectuales y docentes catalanes firman un texto en defensa de las Humanidades

Un momento de la presentación del documento reivindicativo en Barcelona

JORDI LLISTERRI (BARCELONA) | Recuperar el papel de los clásicos en la educación. Esta es la demanda que, en estos tiempos economicistas, plantea el documento que se presentó el pasado día 9 en Barcelona, con el apoyo de 400 intelectuales y docentes. El texto es una iniciativa que nace de la colaboración entre la máxima entidad académica de Cataluña, el Institut d’Estudis Catalans (IEC), y la Facultat de Teologia de Catalunya (FTC).

El objetivo del manifiesto, titulado Unas Humanidades con futuro, es recuperar el papel de esas disciplinas en la construcción cultural, y cuyas propuestas se centran en potenciar su presencia en todas las etapas educativas: “Es urgente salir del analfabetismo funcional y simbólico, que deja grandes huecos en el sistema de referencias personales y colectivas, y permite sumisiones y manipulaciones”.

Este ha sido el punto de encuentro en un texto redactado por cuatro teólogos (Armand Puig, Xavier Morlans, Agustí Borrell y Francesc Torralba), conjuntamente con personajes del mundo cultural y académico (Salvador Giner, Victòria Camps, Rafael Argullol, Jordi Llovet, Perico Pastor, Lluís Font, Ramon Pla y Mariàngela Vilallonga). Algunos de ellos ya habían participado en actividades culturales sobre la Biblia e intervinieron en el Atrio de los Gentiles celebrado en Barcelona en 2012.

Gran parte de estas iniciativas han estado enmarcadas en la fluida relación entre la presidencia del IEC y el decanato de la FTC. También porque varios profesores de esta última son miembros del IEC reconocidos en sus disciplinas académicas.

El texto ha sido ampliamente avalado por la sociedad civil y fue presentado públicamente en un acto en el que les ofreció su apoyo la consejera de Educación de la Generalitat de Catalunya, Irene Rigau.

Auque el texto no la cita explícitamente, sobrevuela el documento la preocupación por la presencia de las Humanidades en la llamada Ley Wert. Pero es una preocupación más general, ya que el texto se empezó a gestar antes de la reforma educativa.

En la presentación ante la prensa, el presidente del IEC, Joandomènec Ros, y la catedrática de Ética, Victòria Camps, lamentaron que cada reforma ha supuesto un paso atrás en la presencia de las Humanidades: “La dirección contraria a la que se debe ir”.

Para el decano de la FTC, Armand Puig, el contexto del documento es de fondo: “Sin las Humanidades, Europa no sería lo que es”. Y aunque destacar su importancia no es una reivindicación nueva, el cambio cultural que vivimos exige “una propuesta nueva”.

David Jou, catedrático de Física y miembro de la Fundació Joan Maragall, también defendió la importancia de la relación entre las ciencias técnicas y las humanísticas. Puso como ejemplo su experiencia como docente de Física Cuántica en una facultad de Filosofía: “Los alumnos me hacían preguntas que no me había planteado nunca y te ayudan a ver la limitación de tus conocimientos cuando los pones en un contexto más amplio”. Camps también hizo autocrítica, reconociendo que no siempre “los que impartimos estas disciplinas hemos sabido adaptarnos a la manera en que deben enseñarse”.

Cuatro propuestas

El texto formula cuatro propuestas para asegurar una presencia adecuada de las Humanidades. Pide que, en Secundaria, “los escritores clásicos, griegos y latinos, y los grandes relatos de la Biblia deben ser referentes culturales”, junto con el impulso conjunto del aprendizaje de las lenguas modernas y las clásicas. A la Universidad le pide “combinar la especialización con una consideración global de los saberes”, ya que “las ciencias necesitan las Humanidades, y las Humanidades no pueden desvincularse de la ciencia”.

También se propone que las Humanidades tejan “alianzas estratégicas con las ciencias, con las tecnologías y con el mundo de la comunicación”. Y remarcan la conveniencia de que “la cultura humanística use las nuevas tecnologías sin abandonar del todo los formatos tradicionales”, así como que “la cultura humanística debe entrar en el mundo de la comunicación y debe haber receptividad por parte de los medios para que esto sea factible”.

La conclusión es que “las Humanidades necesitan una discriminación positiva”, y que “tendrán futuro en la medida en que sean entendidas como factor de humanización, de responsabilidad moral y cívica y de crecimiento del espíritu humano”.

En el nº 2.878 de Vida Nueva

Compartir