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Los cristianos, ¿en la sacristía o tras la pancarta?


Un libro de Javier Elzo (PPC, 2013). La recensión es de José Ignacio Calleja

Los cristianos, ¿en la sacristía o tras la pancarta?, libro de Javier Elzo, PPC Editorial

Título: Los cristianos, ¿en la sacristía o tras la pancarta? Reflexiones de un sociólogo

Autor: Javier Elzo

Editorial: PPC, 2013

Ciudad: Madrid

Páginas: 203

JOSÉ IGNACIO CALLEJA | El catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo, director y colaborador destacado de múltiples estudios sociológicos de carácter empírico –como reza en la propia solapa de la portada de esta publicación–, se adentra ahora en una reflexión interdisciplinar y testimonial: interdisciplinar por sus preguntas y argumentaciones, y testimonial por el fondo último al que obedecen sus inquietudes.

En cuanto a ese carácter de testimonio, el mismo autor lo insinúa varias veces y lo proclama sin ambages del siguiente modo: “Este libro nace de mil preguntas de signo religioso que a lo largo de mi vida me he ido formulando…, sobre qué supone ser cristiano… (en la sociedad e Iglesia españolas de hoy), y, sobre todo, algo más personal…, la cuestión de Dios…, qué decimos cuando decimos Dios, qué digo yo cuando digo que creo en Dios…” (págs. 5 y 7).

En cuanto reflexión interdisciplinar, Javier Elzo discurre enhebrando los datos y las interpretaciones del sociólogo de la religión con las valoraciones que un católico contemporáneo y culto podría hacer –y, de hecho, hace– en el marco del debate ideológico y moral de las sociedades modernas.

La obra de Elzo está transida de las convicciones del autor sobre esa sociedad española que tiene delante y que él considera –hasta el día de hoy y desde hace muchos años– escindida en una polarización insufrible, entre un catolicismo rancio y temeroso, y un anticatolicismo caduco que no termina de ser superado en la democracia. Mientras no se resuelva bien este conflicto ideológico de base entre tantos y tantos ciudadanos y colectivos sociales, en una laicidad inclusiva, no habrá forma de profundizar en la democracia y, a la vez, de depurar la presencia pastoral de la Iglesia.

En estas páginas se intuye bien lo que el Elzo sociólogo ve primordial: “El mayor problema de la Iglesia, nuestra prioridad hoy, reside en comprender mejor el mundo en que vivimos. Lo entendemos mal…, y como no identificamos claramente las razones, nos aferramos a valoraciones sumarias” (pág. 197). Y se intuye, igualmente, que el Elzo creyente y reflexivo ha cuidado su formación teológica, y está en condiciones de hacerse preguntas morales y pastorales, y de fe, sensatamente respondidas unas y otras. Y siempre con gran autenticidad personal.

Corrientes y modelos

En este horizonte hermenéutico, el profesor Elzo vuelve a los lugares comunes de sus estudios empíricos sobre la religión católica entre nosotros, y de las hipótesis que acerca de la religión en cuanto tal formulan algunos estudiosos del tema.

Reflexiona después sobre cómo la variable religiosa explica o no comportamientos, actitudes y valores en las personas; y se adentra en varias cuestiones relativas a la laicidad y a la iniciativa política de los cristianos en ella. Una consideración muy personal sobre las corrientes que definen hoy en día la marcha titubeante de la Iglesia, y sobre los modelos de cristianismo que se han ido decantando entre nosotros, y el futuro que les puede aguardar –y no siempre el mejor futuro de uno de ellos es el futuro mejor de la fe–, componen otros dos capítulos.

El capítulo sexto, sobre la cuestión de Dios –en diálogo con José María Castillo–, y el séptimo y último –en diálogo con Paul Ricoeur– desarrollan la fe personal del autor como experiencia que va del azar a la opción existencial continuada por Jesucristo: “La fe es fruto de un azar que se convierte en un destino gracias a una elección continuada” (pág. 10).

El libro está escrito con mucha garra y, a la vez, con mucha humildad. El autor sabe que el paso de la sociología empírica a la opinión pastoral y a la teología misma, por argumentado que esté, se presta a que alguien te niegue los dos “magisterios”.

El lector tiene que ser lo suficientemente flexible para admitir que en un capítulo puede encontrarse los rudimentos para una sociología de las religiones y, enseguida, distintas consideraciones del autor sobre temas harto discutidos como la laicidad y el laicismo, la interpretación del Concilio Vaticano II, los modelos de Iglesia que emergen, la trayectoria doctrinal de los obispos españoles, el trato de la mujer en la Iglesia, el amor entre personas del mismo sexo, el amor en el matrimonio, el celibato sacerdotal, la misericordia en la moral cristiana, etc. Lo que cabe esperar que un intelectual católico se plantee en el diálogo entre su ciencia, la experiencia y su fe. Siempre argumentativo, equilibrado y claro.

Detalles para debatir

Sin duda, donde más me distancio del autor es en detalles sobre el cristianismo encarnado o histórico, que ambos reclamamos (pág. 124); porque el arraigo cultural en lo local que Javier Elzo subraya, lo estimo excesivo; porque la justicia con los más pobres y vulnerables de este mundo nuestro no tiene toda la fuerza que yo creo reclama su relación con la caridad; y porque no toma tan en serio como debe el reto de un catolicismo proselitista e identitario –no como nación, sino como opción social neoconservadora–, que puede terminar siendo el que gane el futuro en la Iglesia. Todo ello, a mi juicio y para debatir.

La obra, por otra parte, está bien compuesta; salvo alguna repetición (pág. 140) y algún apunte –¡mínimo!– referido a Euskadi, que lo encuentro demasiado local. Se trata de un texto, en fin, que ayudará a muchos a pensar honestamente en aspectos fronterizos del catolicismo actual y –como uno mismo desea– interpelará a los intelectuales católicos sobre por qué no dar razón pública de la fe que los anima. Bienvenido sea su publicación.

En el nº 2.875 de Vida Nueva.

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Actualizado
13/12/2013 | 06:10
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