La incertidumbre electoral arrecia la tensión en Honduras

ciudadanos votan en Honduras 2013

El Episcopado lamenta el incumplimiento del pacto ético

ciudadanos votan en Honduras 2013

M. Á. MALAVIA | Al igual que hace cuatro años, cuando el presidente Manuel Zelaya fue depuesto y obligado a abandonar temporalmente el país, la incertidumbre reina hoy en Honduras. Y es que, pese a que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha declarado oficialmente la victoria de Juan Orlando Hernández, del conservador Partido Nacional (con el 36’80% de los votos), la candidata del izquierdista Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro, se proclama vencedora de las elecciones generales que tuvieron lugar el 24 de noviembre.

Así, pese a que el TSE le otorga un 28,79% de los sufragios, la también esposa de Zelaya denuncia haber sido víctima de un pucherazo, por lo que anima a sus seguidores a no aceptar unos resultados que consolidarían el mantenimiento en el poder del Partido Nacional, tras la marcha del actual jefe de Estado, Porfirio Lobo.

De este modo, los hechos han terminado por contradecir el deseo del Episcopado hondureño, que, en su mensaje previo a las elecciones, se mostraba esperanzado por ciertos “signos” que veía “positivos” y que creía que mostraban cómo “la sensatez y la madurez política” se abrían paso en “la sociedad civil, en los partidos políticos y en las instituciones”.

Sin embargo, al final han acabado imponiéndose otras señales que también percibía, y que apuntaban a que “siguen influyendo el peso de algunos políticos incorregibles, la confrontación, el descrédito del adversario, el fraude, el engaño y la manipulación de los sencillos”.

Finalmente, se ha incumplido lo que más confianza otorgaba a los obispos: la firma de los candidatos de un “pacto político ético” por el que se comprometían a aceptar los resultados electorales. Eso y el hecho de que hubiera observadores internacionales en muchos colegios, además de miembros de asociaciones civiles hondureñas, algunas de raíz eclesial.

Pese a todo, una vez más, los representantes políticos de Honduras han vuelto a defraudar las esperanzas puestas en ellos y hoy vuelve a proliferar la confrontación. En esta situación, suena irónico el último deseo manifestado por el Episcopado antes de las elecciones: “Confiamos en que, si se logra un proceso electoral basado en los valores que hemos mencionado anteriormente, es más factible que, a nivel internacional, se corrija la imagen que muchas naciones tienen de Honduras como un país violento e ingobernable”.

En el nº 2.874 de Vida Nueva

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