Francisco advierte contra “la trata de novicias”

El Papa declara 2015 Año de la Vida Consagrada

encuentro del papa Francisco con los miembros de la USG diciembre 2013

Encuentro del papa Francisco con los miembros de la USG

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Entre el 27 y el 29 de noviembre, se ha celebrado en Roma la 82ª asamblea semestral de la Unión de Superiores Generales (USG), de la que es presidente el español Adolfo Nicolás, prepósito general de la Compañía de Jesús; en ella han participado 120 de los hombres que presiden el universo de las congregaciones religiosas masculinas, vanguardia de la Iglesia en tantos campos.

La nota específica de esta asamblea es que el papa Francisco pasó con ellos la mañana completa del viernes 29, en una animada sesión que se celebró en el Aula del Sínodo. No hubo preguntas preparadas ni un discurso prefabricado y, al final de las tres horas que duró el encuentro, el jesuita Bergoglio anunció que el 2015 será un año dedicado a la Vida Consagrada.

En su primera respuesta a una pregunta sobre la identidad y la misión de la Vida Religiosa, les dijo el Santo Padre: “Son hombres y mujeres que pueden despertar al mundo e iluminar el futuro. La Vida Consagrada es profecía. Dios nos pide que salgamos del nido que nos contiene y ser enviados a las fronteras del mundo, evitando la tentación de domesticarlas. (…) La profecía es reforzar lo que es ‘institucional’, es decir, el carisma en la Vida Consagrada, y no confundirlo con la concreta obra apostólica. El primero permanece, la segunda pasa”.

En otro momento, se le preguntó al Papa sobre las vocaciones y la formación; después de reconocer que la geografía de la Vida Religiosa ha cambiado, este afirmó que “todas las culturas tienen la capacidad de suscitar vocaciones. (…) Pero es obvio que hay que evitar fenómenos dramáticos, como la llamada ‘trata de novicias’, que lleva a la búsqueda de novicios y novicias en algunos países donde la congregación no tiene casa para enviarlos a obras y casas de otros países donde las vocaciones escasean. Hay que reconocer la buena intención, que al principio puede no ser perfecta, pero que puede purificarse con los años hasta la profesión final. Pero hay que estar siempre alerta y tener los ojos bien abiertos”.

Hubo otras muchas preguntas y respuestas del Papa, pero este, que llegó a las nueve y media de la mañana (siendo acogido por el prefecto y el secretario de la Congregación para la Vida Religiosa, el cardenal João Bráz de Aviz y José Rodríguez Carballo, respectivamente), se despidió agradeciéndoles “vuestro testimonio, vuestros mártires y la humillación por la que a veces tenéis que pasar: es el camino de la Cruz”.

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En el nº 2.874 de Vida Nueva

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