Carmen Sammut: “Los religiosos debemos buscar dónde están hoy las periferias”

Carmen Sammut, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales UISG

Presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG)

Carmen Sammut, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales UISG

Entrevista a Carmen Sammut [extracto]

Texto y fotos: DARÍO MENOR | Carmen Sammut (Malta, 1951), de las Misioneras de Nuestra Señora de África (Hermanas Blancas), fue elegida el pasado mes de mayo presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), la organización que representa a la Vida Religiosa (VR) femenina, pues agrupa a alrededor de 2.000 congregaciones, a las que pertenecen más de 700.000 monjas en 97 países.

PREGUNTA.- ¿Cuál es su programa como presidenta de la UISG para los próximos tres años?

RESPUESTA.- En la asamblea de mayo se decidieron algunas orientaciones sobre cómo realizar el liderazgo, para que sea de servicio. Estas orientaciones deben ser promovidas entre las superioras generales, las provinciales y las comunidades. Las orientaciones de la asamblea plenaria son más espirituales que prácticas. Sugieren que el liderazgo consiste en acompañar a otros. No se trata de estar encima de nuestras hermanas. Es también un liderazgo para volcarse con los pobres. Son ellos los que nos dicen qué debemos hacer, hacia dónde ir y cómo ejercer nuestro carisma.

P.- ¿Ha cambiado el cargo de presidenta su visión sobre la VR femenina?

R.- Sí. Tenía antes algo de conocimiento sobre la VR en Europa y África, pero sabía poco de cómo están las cosas en otras partes del mundo. En el comité ejecutivo hay hermanas de Australia, Japón, Polonia, Brasil… Nos ofrecen una experiencia global. Carmen Sammut, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales UISG

P.- La Iglesia católica vive un momento de reformas con el pontificado de Francisco. ¿Cómo está afectando a la forma de ejercer el liderazgo en la VR?

R.- Uno de los puntos que más subraya el Papa es el de estar en las periferias. Siempre ha sido ese el lugar de los consagrados. Lo que debemos hacer es ver dónde están hoy las periferias. Francisco nos está animando en ese sentido.

P.- ¿Qué puede hacer la UISG como organismo para facilitar que la VR femenina vaya de verdad a los márgenes?

R.- Una de las cosas que está emergiendo en las congregaciones religiosas femeninas en este sentido es la idea de profundizar en proyectos y comunidades intercongregacionales. No sabemos a dónde podremos llegar con esta forma de desarrollar la VR, pero creemos que el futuro va por ahí.

P.- Hay dos proyectos de la UISG impulsados con el trabajo conjunto de diversas congregaciones: el de Solidaridad con el Sur de Sudán y el de Talitha Kum. ¿Habrá más iniciativas como estas?

R.- De momento no hay ninguna iniciativa concreta nueva como esas dos.

P.- ¿Hay prevista alguna reflexión por parte de la UISG respecto a las indicaciones que el papa Francisco da sobre la VR?

R.- Hemos hablado sobre una cuestión a la que se ha referido al menos en un par de ocasiones: el lugar de las mujeres en la Iglesia y su presencia en los puestos de decisión. Creo que veremos algunos cambios en este sentido, porque cuando el Papa dice algo, luego propone algunas cosas concretas sobre ello. Tenemos que estudiar con teólogas cuál debe ser la posición de la mujer en la Iglesia. [A FONDO: Una nueva teología para la mujer]

“En la UISG hemos hablado sobre el lugar de las mujeres en la Iglesia
y su presencia en los puestos de decisión.
Creo que veremos algunos cambios en este sentido,
porque cuando el Papa dice algo, luego propone algunas cosas concretas”.

P.- ¿Cuál debería ser el papel de la VR en la sociedad contemporánea? ¿Hay un peligro de olvidarse de las consagradas por tener menos visibilidad que antes?

R.- Dos motivos explican esa falta de visibilidad. El primero es que hay menos religiosas; el segundo, que la mayoría ya no llevamos el hábito. Eso nos hace menos visibles, aunque seguimos ahí. Me gusta repetir lo que Jesús decía: que debemos ser levadura. No tenemos por qué ser cientos. Con unos pocos, como ocurrió cuando yo viví en Argelia o Mauritania, se puede dar testimonio. Un grupo pequeño de personas puede provocar un cambio. Hay que pensar más en la calidad que en la cantidad. El desafío ahora para nosotras es pensar en la VR no como algo aislado. Debemos entenderla con la clave de la intercongregacionalidad y del trabajo junto a los laicos y las personas de buena voluntad. Tenemos que realizar acciones que involucren a mucha más gente que ahora. Algunas congregaciones ya tienen un buen número de laicos con los que trabajan.

Fusión de congregaciones

P.- ¿Veremos en los próximos años más fusiones entre diferentes congregaciones que comparten un mismo carisma?

R.- Hay bastantes que ya se han fusionado. En la última asamblea plenaria, por ejemplo, coincidí con una superiora general de los Estados Unidos que lidera una congregación formada por cinco distintas. Admiro a quien lo ha logrado. Otras órdenes han realizado federaciones, pues comparten la misma espiritualidad. Por otro lado, es algo natural que algunas congregaciones mueran. Siempre ha ocurrido. La muerte es parte de la vida, también de nuestras organizaciones. Lo que debemos saber es celebrar la vida y no amargarnos porque algunas cierren. Tenían un sentido cuando nacieron, luego se desarrollaron, con su belleza y momentos difíciles, pero tal vez ya no son necesarias. En muchas congregaciones vemos cómo una parte de nosotros muere mientras florece en otros lugares.

P.- ¿Qué recomienda para tratar de cambiar la situación de las vocaciones religiosas en los países occidentales?

R.- El Espíritu Santo sigue llamando. Hay muchas personas que se siguen sintiendo atraídas por una vida cristiana radical, ya sea a través de movimientos, en grupos laicales o como religiosos. No es importante dónde acaben haciéndolo. Lo que hay que lograr es que la juventud de Europa escuche al Espíritu Santo. Creo que si redefinimos los objetivos, si nos replanteamos por qué una congregación está viva y qué es lo que está ofreciendo al mundo, entonces será más atractiva. Creo que ya hemos pasado la parte más baja de la curva descendente en las vocaciones. Empezamos a ver algunas pequeñas señales positivas en Europa.

“El Espíritu Santo sigue llamando.
Hay muchas personas que se siguen sintiendo atraídas
por una vida cristiana radical.
Lo que hay que lograr es que la juventud de Europa
escuche al Espíritu Santo”.

P.- ¿Y cómo se consigue que la juventud escuche al Espíritu Santo?

R.- Es un desafío. Se puede hacer a través de Internet. El primer contacto con la VR de muchos es por este medio. Internet es el nuevo continente y tenemos que estar en él. Tal vez el problema es que no estamos suficientemente presentes en él y que debemos ser más atractivos. A través de webs, blogs y redes sociales se puede estar más presentes en la vida de los jóvenes. Carmen Sammut, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales UISG

P.- ¿En qué punto se encuentra la visita apostólica a la Conferencia de Líderes Religiosas Femeninas (LCWR, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos?

R.- La LCWR tuvo recientemente su asamblea anual, en la que participó uno de los obispos visitadores. Mantuvieron una reunión con él que dejó buen sabor de boca en ellas. Aunque aún no saben cuándo ni de qué manera terminará la visita apostólica, ven el futuro con optimismo.

P.- Usted tiene una gran experiencia en países con población de mayoría musulmana. ¿Cómo debe hacerse el diálogo interreligioso? ¿Ha de partir con el propósito inicial de evangelizar?

R.- Durante 28 años viví en países musulmanes, como Argelia, Túnez y Mauritania. Siempre he hecho diálogo interreligioso en la vida diaria: con mujeres, con mis estudiantes, en mi barrio… Sobre cómo encararlo, depende de qué se entienda por evangelización. Es siempre el Espíritu el que llama, también para convertirse. Hay que dar testimonio de Jesús con la vida, ayudando a que el mundo sea un lugar mejor, a través del trabajo, del acompañamiento en los momentos importantes de la vida, de la oración compartida, del diálogo…

En el nº 2.872 de Vida Nueva

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