Adviento 2013. Con Dios en las periferias

ilustración de José María Avendaño para el Pliego del Adviento 2013

El tiempo que arranca el 1 de diciembre nos invita a salir al encuentro del Señor en los más necesitados

ilustración de José María Avendaño para el Pliego del Adviento 2013

JOSÉ MARÍA AVENDAÑO PEREA, vicario general de la Diócesis de Getafe | Sucedió al salir de un templo de Móstoles después de haber celebrado la vigilia que nos preparaba para el Domund. Eran las diez y media de la noche. Me encontré con tres jóvenes en la plaza de la parroquia. Estaban bebiendo mucho vino, y barrunto que su vida deambula de periferia en periferia. Me acerqué a ellos. Micaela, Jacinto y Felipe eran sus nombres. Después de saludarles y presentarme, dialogamos y me preguntaron algo esencial: “¿Crees, de verdad, que Dios existe?; y si existe, ¿nos aceptará como somos?”.

Uno de ellos dijo: “Sinceramente, dudo que me quiera a mí; he hecho mal, soy muy pecador”. Otro me cuestionó sobre mi vocación: “¿Por qué eres cura?…, ¿eres feliz?…, ¿qué has encontrado en Dios y no en otro lugar?”.

Tras un tiempo de escucha y diálogo, les dije que no se desanimaran, que Dios les ama; que le hablaran de corazón a corazón, como un amigo habla con su amigo; que no le temieran. Nos despedimos con un abrazo.

Aquel encuentro y aquellas preguntas me condujeron a caer en adoración ante Cristo y volver a lo fundamental de mi fe, de mi vocación sacerdotal, y a sincerarme sobre a quiénes voy a buscar para despertar la atracción por Jesucristo, por el Reino de Dios, por la belleza de Dios. ¡Bendito seas, Señor, por salir
a nuestro encuentro!

¿Cuáles son nuestras periferias existenciales?

Mis periferias existenciales me han inquietado durante bastante tiempo. Tenía miedo a bajar a mis profundidades, a encontrarme con ellas; en una palabra, a encontrarme conmigo mismo.

A veces vivimos excesivamente ajetreados, con prisas, dispersos, ocupados en cosas secundarias o superfluas, y esto nos deja unas secuelas de falta de ánimo. Sabemos que la experiencia de Dios incluye una relación cotidiana con Él, silencio, contemplación, adoración y escucha de su presencia en nuestro interior y en la vida de los otros; escucharle y dialogar con Él en el Sagrario, alegrarnos por la participación en la Eucaristía o el sacramento del Perdón.

Al tener una relación amistosa con el Señor, abrimos las ventanas y puertas de nuestra vida con el fin de que nos haga oír su voz, involucrándose así todo nuestro ser, con todas sus capacidades.

Esta es la única forma de poder salir gozosos a las periferias de los demás: si antes hemos recorrido, con valentía y confianza en Dios, nuestras periferias personales; sin encubrir, enmascarar o buscar otro tipo de compensaciones. Las periferias del egoísmo, la instalación, la comodidad, el clericalismo, la vanidad, la tristeza, la envidia, la desconfianza… en ocasiones enredan el corazón, amortiguando la alegría del Evangelio de Jesús y debilitando la pasión evangelizadora y misionera. Es preciso desenmascarar las trampas que cercenan nuestro corazón; y el mejor remedio para ello es la fuerza del amor.

Esperamos al Señor y salimos corriendo a su encuentro con todo lo que somos, con nuestras virtudes y defectos, con nuestro egoísmo y nuestro amor, con nuestros anhelos y nuestras dudas, con nuestros éxitos y con nuestras manos vacías. No tenemos que ser perfectos, pero luchamos por conseguirlo con humildad. Aunque estemos desalentados, debemos confiar en que todo nuestro ser se verá iluminado al contemplar que es cierto que Dios se ha encarnado.

¿Y yo? ¿Y tú? ¿A qué periferias salimos?

Es cuestión de dar la cara, de dejar de mirar para otro lado o de justificarnos con “apretadas agendas”; al menos, a mí me sucede así. La fe es revolucionaria. ¿Estoy dispuesto a entrar en esta onda revolucionaria de la fe y llevar el Evangelio, que es tanto como llevar la brisa suave de Dios, su luz y su fuerza, para colaborar en la edificación de un mundo nuevo?

¿Llevo la Doctrina Social de la Iglesia a este mundo necesitado de dignidad? ¿Llevo la entrañable enseñanza del Concilio Vaticano II?

Adviento 2013. Con Dios en las periferias (PDF), Pliego íntegro solo para suscriptores

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En el nº 2.873 de Vida Nueva. Del 30 de noviembre al 6 de diciembre de 2013

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