Gil Tamayo: “No podemos ser profetas de calamidades, sino bálsamo de esperanza”

El sacerdote se estrena como secretario general de la CEE

José María Gil Tamayo, nuevo secretario de la CEE, en su primera rueda de prensa

José María Gil Tamayo: “Creo en la comunicación profundamente” [extracto]

FRAN OTERO. Fotos: ENRIQUE LAPIDO | Un día después de haber sido elegido secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo se presentó ante la opinión pública con un discurso en el que sobresalió su perfil comunicativo. De hecho, dijo: “Creo en la comunicación profundamente. Se habrán fijado en mí los obispos por esa condición, no lo sé”.

Lo cierto es que el feeling con los periodistas, sus “compañeros y compañeras”, es ya diferente al de su predecesor, el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino. Nada más entrar en la sala de prensa de la CEE, saludó, uno a uno, a todos y les dijo que estaba a su servicio y encantado de poder trabajar juntos.

En una intervención durante la que agradeció las muestras de cariño, añadió: “Comunicaré lo que los obispos vayan iluminando a la sociedad española. Lo de menos será mi opinión, que no cuenta; es la de ellos la que estoy encargado de transmitir. En esta dimensión, os veo como compañeros en una tarea de mediación con la Iglesia y la sociedad, con los católicos, que, por serlo, no renuncian al derecho ciudadano a la información, y con el resto de la opinión pública, porque la Iglesia tiene un peso insustituible en nuestro país, en su historia, en su presente y su futuro”.

Sobre esta última cuestión, señaló que la Iglesia está y seguirá estando cerca de los más necesitados, excluidos, pobres… “Qué sería de tantas realidades sin la presencia cercana, amiga y benéfica de la Iglesia.

Poner esta tarea en primer plano es algo muy importante”. Y es que Gil Tamayo se propone transmitir lo que la Iglesia es en realidad: “Tenemos que salir de las páginas de sucesos para ocupar nuestro sitio en las páginas de sociedad”. En su opinión, la Iglesia no puede ser “profeta de calamidades, sobre todo, cuando hay gente sufriendo en la que tenemos que poner el bálsamo de esperanza”.

Cierre de la Plenaria

Una vez presentado, al día siguiente, se tuvo que colocar de nuevo frente a la prensa y la opinión pública, esta vez para dar cuenta de los trabajos de la CII Asamblea Plenaria de la CEE, que tuvo como asunto principal, al margen de su elección, la aprobación de los balances y liquidación presupuestaria de 2013, así como los criterios de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano para el año 2014 y los presupuestos de la CEE y de los organismos que de ella dependen.

Sobre esta última cuestión, señaló que la transparencia en materia económica va a ser total y recalcó que la Iglesia “no vive del Estado”, sino que este es un intermediario en la decisión de cada ciudadano de asignar parte de sus impuestos a esta institución.

Tal y como informó el vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal, el Fondo Común Interdiocesano para 2014 tendrá una dotación de casi 247 millones de euros procedentes de la asignación tributaria y de las aportaciones de las diócesis. Además, dio cuenta de que el presupuesto de la CEE para el próximo año se elevará a 4,46 millones de euros.

Durante su comparecencia, Gil Tamayo abordó, a demanda de los periodistas, algunas cuestiones de actualidad como la instalación de cuchillas en la valla de Melilla, la reforma educativa, el aborto o la polémica en torno al libro editado por el Arzobispado de Granada Cásate y sé sumisa.

Sobre la LOMCE y la presencia de la Religión en ella, dijo que está recogida en los Acuerdos Iglesia-Estado y que es “un derecho primario y esencial de los padres”. Lo que más preocupa a los obispos es la no oferta obligatoria en el Bachillerato, aunque, según el portavoz episcopal, esta cuestión todavía se puede subsanar en el desarrollo reglamentario de la ley.

Sobre el aborto, recordó la doctrina católica, aunque apostó por “desclericalizar” la cuestión. “El derecho a la vida es un derecho fundamental de la persona, y todo lo que atente contra ella tiene nuestra oposición radical”. Eso sí, dejo claro que el aborto “no es un derecho”, sino “un problema grave para quien lo sufre, doloroso y trágico, con situaciones comprensibles, pero que no justifican la eliminación de una vida humana inocente”.

También respondió a la polémica en torno al libro Cásate y sé sumisa. Fue rotundo: “La sumisión no corresponde a la doctrina de la Iglesia ni al Evangelio. San Pablo nos habla de que nuestra vocación es la libertad, no la obediencia ciega. La obediencia cristiana no es cuartelera”.

En el nº 2.873 de Vida Nueva

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