“La poesía es el recuerdo”

El Festival de Literatura de Bogotá habló de los desaparecidos por la violencia en Colombia

 

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En el marco del IV Festival de Literatura de Bogotá, evento organizado por la Fundación Fahrenheit 451, el silencio cedió ante las voces que, del 25 de octubre al 9 de noviembre, hablaron de los desaparecidos por la violencia en Colombia. En esta oportunidad, el Festival recorrrió diversas localidades bogotanas para compartir gratuitamente talleres de creación literaria dirigidos a niños y adultos mayores, recitales de poesía y narración, conversatorios con escritores y conciertos músico-poéticos. Entre los invitados internacionales de esta versión se encontraban los escritores Raúl Zurita y Alejandra Costamagna (Chile), Martin Kohan (Argentina), Inés Bortagaray (Uruguay), Neftali Castillo y Frank Báez (República Dominicana), Jorge Carlos Ruíz (Bolivia), Alberto Jodra (España), y el colectivo de teatro y música, Paroles Égales (Francia-Colombia). También se contó con la presencia de reconocidos autores nacionales como Tomás González, Piedad Bonnett, Alberto Salcedo Ramos, Chico Bauti y Juan Gabriel Vásquez.

Octubre-2013-144-(2)Desde el 2007 y hasta hoy, Fahrenheit 451, fundación sin ánimo de lucro, ha optado preferencialmente por promover eventos culturales que generen transformación social a través de la literatura y que integren de manera activa a los sectores humanos que han sido históricamente excluidos. Bajo este objetivo, y de la mano de entidades como la Fundación Saldarriaga Concha, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, el Instituto Distrital de las Artes y el Ministerio de Cultura, entre otras; Fahrenheit 451 se ha centrado en promover proyectos como Historias en Yo Mayor, cuyos participantes son adultos mayores de 60 años; El Despertar, publicación periódica y modelo pedagógico de inclusión social para niños, jóvenes y adultos con discapacidad cognitiva; y, recientemente, el Laboratorio de memoria y escritura, dirigido a la población carcelaria de la Picota. Transversal a estos proyectos, sucede el Festival de Literatura de Bogotá que sintetiza en un mes todos los esfuerzos que hace la Fundación, en cabeza de su director: Javier Osuna Sarmiento, para que los espacios literarios no estén destinados a unos pocos privilegiados, sino que se abran a un país que los requiere hoy más que nunca.

“Y de los desaparecidos ¿quién habla?”, versa el lema que el Festival decidió asumir este año. Así pues, cada uno de los 33 eventos programados respondió a la imprescindible iniciativa de luchar contra el olvido. Cada autor o colectivo invitado respondió al desafío de tratar con respeto, justeza y dignidad, y desde el arte literario, un asunto tan álgido en el contexto de una sociedad en la que los casos por desapariciones forzadas son cada vez más alarmantes y, paradójicamente, cada vez más pasados por alto. La literatura, entonces, desde la singularidad de cada voz, de cada verso, de cada relato, redime la memoria de un pueblo que ha renunciado a sus recuerdos.

Lucha de amor

Los organizadores del Festival, en esta ocasión decidieron abrir un merecido espacio a la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (ASFADDES); pues son ellos, finalmente, quienes ante la implacable indiferencia de un país, requieren con mayor urgencia ser escuchados. Desde 1983 y hasta la actualidad, ASFADDES ha elegido siempre el camino de la palabra y de la imagen para exigir a los actores del conflicto armado en Colombia que les sean devueltos vivos sus familiares y para demandar al Estado: justicia, verdad, reparación y la recuperación de la memoria histórica. Lo que la Asociación ha llamado una “lucha de amor”, no es más que un desafío frente al acallamiento de sus denuncias y una resistencia frente la amnesia que, en cuanto a la guerra, padece la sociedad.

El poema ha sido la senda de la persistencia de los recuerdos de quienes han sido desaparecidos. Por ello, en poemas escritos por sus familiares podemos leer versos como los de Aura María Díaz cuyo hijo, César Ariel Sepúlveda, desapareció en 1994: Yo siempre te sueño/ que llegas corriendo/ te siento presente/ no importan los años. /Te sueño muy guapo /también por los años /pero nunca, nunca /te imagino muerto (…)/ Y un día presuroso/ tocarás mi puerta/ arrancando el llanto/ y borrando el tiempo /derribando el muro /de este oscuro silencio.

Octubre-2013-176-(2)“La poesía es el recuerdo”, afirmó el poeta chileno Zurita ¿Y qué otras palabras podrían encarnar con tal sentido estético, el espíritu y la fuerza del Festival de Literatura? Sin duda alguna, el mayor acierto de este evento ha sido incluir a un artista cuya obra “se ha convertido en un testimonio fundamental para aquellas personas que intentan entender las barbaridades perpetradas por la dictadura chilena de Augusto Pinochet”. Raúl, víctima de las vejaciones del absolutismo militar, decidió enfrentar su dolor a través de la creación poética, por lo que ha afirmado sobre aquella experiencia: “la poesía debía ser tan potente como el dolor que se nos estaba causando, tan violentamente bella como la violencia del horror que se nos imponía”.

Los versos de este singular poeta desbordan de dolor, de muerte y de encierro, son prueba de la experiencia de un hombre, de muchos hombres, de un país; pero también nos cantan del más grande amor que sólo acontece en aquel que, obligado por la violencia a olvidar, se resiste: Te busqué entre los destrozados,/ hablé contigo. Tus restos me miraron/ y yo te abracé. Todo acabó./ No queda nada. Pero muerta/ te amo y nos amamos, aunque esto nadie pueda entenderlo. (…)Te quería, te quería tanto, dice,/ que toda la noche negra silbó y/ yo te sostuve con mi mano y lo/ viste. Es cosa sólo de muertos./ Sí, es sólo cosa de los muertos el ver/ cada una de estas letras abriéndose/ en nichos.// Letras, letritas, dice, tumbas del/ amor ido dice./ Yo te sostuve con mi/ mano y lo viste. Países idos dice.

Memoria colectiva

En este panorama cultural, propiciado por la Fundación Fahrenheit 451, los bogotanos tuvimos la oportunidad de reconstruir una memoria colectiva más ajustada a la realidad del país, más solidaria con aquellos que han sido víctimas directas de la guerra, más comprensiva de aquello simbólico que habita los actos de resistencia de los familiares de los desaparecidos y, sobre todo, una memoria más implacable frente al horror del olvido, para que, como el poeta, no cesemos de cantar al “amor desaparecido”.

Octubre-2013-141-(2)Fahrenheit 451

Fahrenheit 451 ha optado preferencialmente por promover eventos culturales que generen transformación social a través de la literatura y que integren de manera activa a los sectores humanos que han sido históricamente marginados.

TEXTO Y FOTOS: BIVIANA GARCÍA

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