‘Radio Wa’: las ondas de la esperanza

Radio Wa, Uganda, emisora eclesial

Una emisora eclesial lleva desde 2001 propiciando la convivencia en Uganda

Radio Wa, Uganda, emisora eclesial

‘Radio Wa’: las ondas de la esperanza [extracto]

ALBERTO EISMAN | Jacqueline Okello parecía que nunca se iba a despertar de la pesadilla que comenzó el día en el que los rebeldes del LRA (Ejército de Resistencia del Señor, en sus siglas inglesas) atacaron su poblado, en un punto determinado de Uganda, y raptaron a un buen número de niños que, como ella, apenas superaban los diez años de edad.

Para evitar que retornaran a sus familias, los rebeldes recurrían a un diabólico ritual: juntaban a los niños de la misma aldea, elegían a uno de entre ellos y exigían a los demás que lo mataran con sus propias manos. De esta manera, se creaba un verdadero estigma interior que impedía que a estos niños se les pasara por la cabeza la idea de escapar, sabiendo que la ignominia de ese acto les impediría volver a mirar a los ojos a sus padres o a sus vecinos y se resignarían a una vida en cautividad.

En poco tiempo, Jacqueline se convirtió en la esclava sexual de varios comandantes de la guerrilla, dio a luz en la jungla a varios hijos y parecía que toda su vida iba a terminar siendo la de una fugitiva.

Sin embargo, a pesar de estar completamente aislados del mundo exterior, tanto ella como otros niños soldado solían jugarse la vida escuchando clandestinamente un programa radiofónico llamado Karibu (“bienvenido”, en lengua suajili), que transmitía semanalmente una emisora del norte de Uganda, llamada Radio Wa.

A este programa acudían como invitados tanto familiares como amigos de los niños y jóvenes que habían sido raptados, y expresaban allí sus deseos de que volvieran. Aprovechaban también para enviarles en directo mensajes de esperanza, de ternura, de perdón y de comprensión. Incluso antiguos niños-soldado asistían al programa y contaban cómo se habían podido reintegrar en la sociedad, en la escuela y en sus familias sin que nadie se hubiera tomado la revancha por los terribles crímenes que, forzados por los rebeldes, tuvieron que cometer.Equipo de Radio Wa, emisora eclesial en Uganda

Jacqueline confiesa hoy que, si no hubiera sido por la radio, hubiera seguido siendo presa de los rebeldes. Todo cambió el día en el que, por casualidad, escuchó en la radio la voz de sus parientes, que, en ese programa, le enviaban un mensaje personal, echándola de menos y anhelando su vuelta. Esos pocos segundos fueron un verdadero revulsivo para ella y, en ese momento, consiguió fuerza para dar un paso definitivo, pero de alto riesgo: escapar de sus captores. Al final, no solo lo consiguió ella, sino que pudo también sacar de allí a sus hijos nacidos en cautividad.

Un arma poderosa

Según fuentes de la inteligencia militar ugandesa, 1.500 niños raptados por los rebeldes han arriesgado su vida y escapado de sus campamentos como consecuencia de este programa. El líder rebelde, el visionario Joseph Kony, reconoció el daño que le estaba haciendo esta emisora, lo cual hizo que, en septiembre de 2002, enviara una de sus unidades hasta las proximidades de la ciudad de Lira para destruir los estudios de Radio Wa. Estos quedaron carbonizados, después de un breve pero efectivo ataque con granadas y armas ligeras.

Un presentador estuvo a punto de morir en el asalto pero, afortunadamente, al final las pérdidas solo fueron materiales. Como si fuera la versión africana del ave fénix, la emisora volvió a emitir seis meses después desde unos locales adyacentes a la catedral de Lira.

En un mundo tan interconectado y altamente cibernético como el nuestro, donde uno se ve diariamente inundado de información, es posible que se subestime el gran potencial de estos simples medios de comunicación, especialmente en situaciones de subdesarrollo y de conflicto. Igual que, en 1994, aquella infame emisora ruandesa, Radio mil colinas, utilizaba las ondas para potenciar y promover aún más el odio y la extensión de la violencia tribal entre hutus y tutsis, los mismos medios han servido aquí para sembrar esperanza y hacer posible que un puñado de niños, después de incontables experiencias traumáticas, hayan podido encontrar fuerza para poder salir de aquel infierno y disfrutar hoy de una segunda oportunidad en sus vidas.

Este es uno de los episodios más gloriosos de una pequeña emisora que, desde un pequeño cuchitril de pocos metros cuadrados y con un equipo técnico extremadamente básico, lleva desde el año 2001 siendo un referente de paz y diálogo en la región. Radio Wa (“nuestra radio”, en lengua luo) es una emisora diocesana inspirada en la doctrina social de la Iglesia y que intenta transformar la sociedad sembrando los valores evangélicos de la justicia, la paz social, la tolerancia y el diálogo. Todo ello en una región que todavía está convaleciente de largos años de miedo y violencia armada.Hombre escucha un transistor de Radio Wa, Uganda

Hoy día, en un norte de Uganda ya pacificado y mucho más estable, Radio Wa encuentra todavía una nueva razón de existir: los medios de comunicación del país están en manos de individuos o grupos muy involucrados políticamente (la gran mayoría, dentro de la órbita del partido gubernamental) y, por tanto, es más necesario que nunca que haya emisoras que, desde una línea editorial independiente, presenten una alternativa a los conductos oficiales del Gobierno o de la oposición, donde el respeto y la tolerancia, con frecuencia, brillan por su ausencia.

La pertenencia a la Iglesia católica es, en el contexto ugandés, una garantía de independencia frente a las familias políticas y los poderes establecidos. Los programas radiofónicos de contenido social son el núcleo principal de la programación: de un espacio para poder “tratar” las consecuencias del trauma (dirigido a todas las personas que no pueden acceder al tratamiento de un psicólogo), a otro hecho por antiguos hechiceros, que exponen las falacias y los engaños a través de los cuales los brujos se aprovechan del miedo de la población, pasando por un entusiasta grupo de producción de radionovelas.

Desde la perspectiva cristiana, los programas intentan promover el desarrollo, la igualdad y la justicia social en la región.

Nuevos estudios

Gracias al apoyo de diversas organizaciones (entre ellas Manos Unidas, y Latiendo con el Sur, en colaboración con la Diputación de Jaén), lo que antes era un reducido e inadecuado espacio de trabajo, se ha transformado en un sencillo edificio de dos plantas que alberga ahora los estudios y oficinas de la emisora. Con gran alegría, este fue inaugurado el pasado mes de mayo por las cerca de 40 personas colaboran con la emisora.

Además, Radio Wa cuenta también con una red de 36 reporteros en zonas rurales, distribuidos en las 18 parroquias de la diócesis. En un contexto en el que los periódicos son escasos y llegan tarde, la televisión existe solo en los grandes núcleos urbanos y el acceso a Internet únicamente es posible en algunos puntos, la radio sigue siendo el principal medio de comunicación. En cuanto un hogar puede permitírselo, compra un transistor y sigue fielmente tanto las noticias como otros programas de entretenimiento.

Jacqueline es el ejemplo vivo de lo que puede hacer un medio valiente y comprometido. Su vida cambió radicalmente en un complejo ambiente de conflicto armado gracias a un simple programa. Hoy, en una situación completamente diferente, el desafío es seguir sembrando esperanza, seguir dando oportunidades para crecer personal e intelectualmente y seguir transformando positivamente la existencia de unas personas y de una tierra cuyas heridas están todavía demasiado recientes.

Tejedores de la paz

Siguiendo su trayectoria en la historia reciente de esta región, la emisora tiene como lema Dichosos los que trabajan por la paz (Mt 5, 9). Su día a día muestra cómo un medio de comunicación con contenidos de calidad puede ser una verdadera arma contra la pobreza y la vulnerabilidad social, contribuyendo con sus programas a mejorar la calidad de vida de la gente, ya sea porque adquieren nuevos hábitos agrícolas que les ayudan a cultivar mejor o porque aprenden cuáles son sus derechos y son capaces de defenderlos.

La guerra en el norte de Uganda ha finalizado en la práctica, pero hay muchas otras guerras y muchos otros frentes de diferentes tipos que siguen abiertos en esta región: la falta de servicios sociales de calidad, la situación de una infancia todavía demasiado vulnerable, la corrupción financiera y política, el desafío de dinamizar una región después de 20 años de violencia y emergencia… Estos son, entre otros, los caballos de batalla de Radio Wa.

En el nº 2.870 de Vida Nueva

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