Creará nuevos cardenales en febrero y abre la reflexión sobre la pastoral familiar
ANTONIO PELAYO (ROMA) | Los escépticos e irónicos (que los hay) con Bergoglio han perdido un argumento –“es un papa de gestos, pero no de gobierno”– cuando se ha conocido su agenda para los próximos meses.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, ha confirmado que, el próximo 22 de febrero, el Pontífice celebrará su primer consistorio para la creación de cardenales. Pero, por si esto no fuese suficiente, también se ha anunciado que el consejo de cardenales (llamado también C-8) tendrá su tercera cita los días 17 y 18 del mismo mes y que, después del consistorio, los días 24 y 25, se reunirá el Consejo de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos (cuya última convocatoria se ha dado los pasados 7 y 8 de octubre). Y aún más: es previsible que el consejo de los cardenales para los asuntos económicos y organizativos de la Santa Sede (compuesto por quince purpurados) celebre su encuentro semestral en una fecha no determinada de febrero.
Resulta obvio que Francisco quiere implicar al colegio cardenalicio en alguna de las reformas que ya tiene planeadas. Es una prueba de su firme voluntad de darle al gobierno de la Iglesia una estructura más horizontal y menos vertical. El anuncio con tanta antelación de la fecha del nuevo consistorio –se dice en la nota de su convocatoria–, tiene como objetivo “facilitar también la programación de otras reuniones en las que deben participar cardenales de las diversas partes del mundo”.
El no haberse hecho públicos los nombres de los nuevos cardenales ha invitado a los vaticanistas a proponer sus propias listas, que no son siempre inocentes. Tres nombres son vistos seguros. El primero, naturalmente, es el de Pietro Parolin, nuevo secretario de Estado (cuya incorporación, tras la operación sufrida, puede ser cuestión de días).
Los otros dos son los de los prefectos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller, y el de la del Clero, Beniamino Stella. No tan seguro, pero muy probable, es el de Lorenzo Baldisseri, no tanto por ser secretario general del Sínodo de los Obispos (su predecesor, Nikola Eterovic, era solo arzobispo), sino por su labor como secretario del último cónclave; trabajo premiado, según la tradición, con el capelo.
Si el Papa decidiese mantener el numerus clausus impuesto por Pablo VI al colegio de cardenales electores (situado en 120), en febrero dispondría de solo 14 puestos libres (siempre que la Divina Providencia no decida otra cosa). Es un número algo insuficiente, dada la acumulación de candidaturas posibles. Lo que todos consideran más que probable es que Bergoglio haga cardenal a su sucesor en Buenos Aires, Mario Aurelio Poli.
En la lista pueden igualmente entrar los arzobispos de archidiócesis tradicionalmente cardenalicias, como Westminster y Glasgow, en el Reino Unido; Quebec y Montreal, en Canadá; las africanas Luanda (Angola) y Maputo (Mozambique); la estadounidense Los Ángeles; las brasileñas Río de Janeiro (se recompensaría así a Orani João Tempesta por el éxito de la JMJ) o San Salvador de Bahía; u otras latinoamericanas, como Managua (Nicaragua), Montevideo (Uruguay) o Quito (Ecuador). Hay más nombres que casillas donde meterlos, pero Bergoglio no dejará de marcar con su huella su primera lista de cardenales.
Presentación del Sínodo sobre las Familias
El martes 5, se presentó ante la prensa la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos (5-19 de octubre de 2014), dedicada al tema Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización. Intervinieron el cardenal Peter Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest y relator general del Sínodo; el secretario, Lorenzo Baldisseri; y el arzobispo de Chieti (Italia), Bruno Forte, que ha sido nombrado secretario especial de la asamblea.
Baldisseri insistió en que el Papa quiere afrontar el anuncio del Evangelio a la familia en el mundo de hoy “con una ruta de trabajo en dos etapas: la primera, la Asamblea General Extraordinaria de 2014, cuyo propósito es precisar el status questionis y recoger testimonios y propuestas; la segunda es la Asamblea General Ordinaria, prevista para 2015 y cuyo fin es individuar las líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia”.
Repercusión del cuestionario
A los periodistas, que habían acudido numerosos a la Sala de Prensa esa mañana, lo que más les interesaba era el documento preparatorio (los lineamenta) enviado a todas las conferencias episcopales del mundo y, de modo muy particular, el cuestionario que le acompaña y del que ya se habían publicado amplios extractos.
Este se reparte en nueve apartados consecutivos: la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación con la familia; el matrimonio según la ley natural; la pastoral de la familia en el contexto de la evangelización; la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles; las uniones de personas del mismo sexo; la educación de los hijos en las situaciones matrimoniales irregulares; la apertura de los cónyuges a la vida; la relación que existe entre la familia y la persona; y otros desafíos y propuestas.
La prensa se había centrado en los apartados cuatro y cinco. Hemos seleccionado algunas de las preguntas que se formulan en ellos: “¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento religioso ni civil? ¿Son una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular los que están separados y los divorciados casados de nuevo? ¿Cómo viven los bautizados su irregularidad? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos? ¿Podría ofrecer realmente un aporte positivo a la solución de las problemáticas de las personas implicadas la agilización de la praxis canónica en orden al reconocimiento de la declaración de nulidad del vínculo matrimonial? ¿Existe en el país una ley civil de reconocimiento de las uniones de personas del mismo sexo equiparadas de algún modo al matrimonio? ¿Qué actitud asumen las Iglesias locales ante el estado civil promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo y también ante las mismas personas implicadas en este tipo de uniones? ¿Cómo habrá que comportarse pastoralmente en el caso de uniones de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños, en vista a la transmisión de la fe?”.
El apartado 7 se centra en la apertura de los cónyuges a la vida, incluyendo cuestiones de este tipo: “¿Tienen los cristianos un real conocimiento de la doctrina de la Humanae Vitae sobre la paternidad responsable? ¿Qué conciencia se tiene del valor moral de los diferentes métodos de control de nacimientos? ¿Qué profundizaciones podrían ser sugeridas sobre esta materia desde el punto de vista moral? ¿Es aceptada la mencionada doctrina moral? ¿Qué métodos naturales son promovidos por parte de las Iglesias particulares para ayudar a los cónyuges a aplicar la doctrina de la Humanae Vitae?”.
Los prelados insistieron en que el cuestionario va dirigido no solo a los obispos, sacerdotes o asociaciones familiares, sino a todos los que quieran participar en él. Las conferencias episcopales deberán hacer llegar a la Secretaría del Sínodo la síntesis de los resultados antes de finales de enero, a fin de que se proceda a elaborar el Instrumentum laboris (documento de trabajo), que será enviado en mayo.
Por otro lado, la conmemoración de Todos los Santos tuvo este año en Francisco a un protagonista de excepción. El 1 de noviembre, renovando una tradición interrumpida en 1993, acudió al cementerio romano del Verano, donde celebró una Misa.
Recordó “a los que han muerto mientras buscaban una liberación, una vida más digna. Hemos visto las fotografías, la crueldad del desierto [días atrás se conoció que en Níger habían muerto 87 personas, la mayoría niños y mujeres, que buscaban llegar a Argelia]; hemos visto el mar donde tantos se han ahogado. Pidamos por ellos”.
Finalmente, los días 2 y 3 tuvo lugar en el Vaticano un congreso para reflexionar sobre la trata de personas. Es un tema que interesa especialmente al Papa y que tendrá sus próximas ediciones, ya más profundas y articuladas, en 2014 y 2015.
- OPINIÓN: García-Margallo en Roma, por Antonio Pelayo
En el nº 2.870 de Vida Nueva
