Tribuna

Vocabulario franciscano

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Francesc Torralba, filósofoFRANCESC TORRALBA | Filósofo

“La salida de sí o el éxodo de sí mismo es una de las expresiones más utilizadas por el obispo de Roma…”.

Más allá de las declaraciones, entrevistas y titulares que presentan fugazmente el pensamiento del papa Francisco, se impone la tarea de ahondar en su vocabulario, en los términos que utiliza en distintas de sus locuciones y que expresan ideas fuerza de su pensamiento y de su hoja de ruta para la Iglesia.

La salida de sí o el éxodo de sí mismo es una de las expresiones más utilizadas por el obispo de Roma. El éxodo de sí mismo es, a juicio del papa Francisco, el movimiento que debe caracterizar la vida del cristiano y, por extensión, la vida eclesial. Se trata de salir de uno mismo para llegar a donde está al otro, con el fin de paliar su sufrimiento y velar para que pueda desarrollarse plenamente como ser humano.

Esta salida de sí mismo o éxodo interior implica la capacidad de practicar el don de sí, la negación del ego, pero también exige la audacia de romper los círculos endogámicos para emigrar a tierra de nadie con el fin de anunciar el mensaje de Cristo y combatir las estructuras de pecado que asfixian al mundo.

El papa Francisco exhorta a los fieles a actuar, a ser actores en el mundo y a comprometerse en la sociedad para cambiar la realidad y transformarla profundamente. Critica, con vehemencia, la transformación del ciudadano en un mero espectador que se limita a contemplar los hechos y las tragedias que acaecen a su alrededor como si no fueran con él, como si él lo observara desde afuera, como quien contempla un espectáculo audiovisual.ilustración de Jaime Diz para artículo de Francesc Torralba Vocabulario franciscano 2869

El éxodo de sí mismo es la condición de posibilidad de la cultura del encuentro que defiende en muchos de sus discursos. El encuentro entre personas, colectivos, pueblos, Iglesias, solo es posible si los potenciales interlocutores implicados salen de sí mismos, exteriorizan lo que son, dan a conocer su modo de ser y lo revelan a través de la acción. Si uno se limita únicamente a ejercer el papel de espectador, no hay posible encuentro.

El actor se compromete, es observado, vigilado y hasta fiscalizado por los demás. Puede errar, pues quien actúa puede equivocarse. El espectador nunca es observado, ni criticado, jamás se equivoca, porque jamás arriesga con su acción, pero precisamente esta pasividad es su gran debilidad. El papa Francisco exhorta a los fieles y a los ciudadanos a comprometerse activamente en las realidades mundanas para transformarlas. Frente al cansancio, la saturación, la melancolía que lo empaña todo, exhorta a actuar, especialmente en lo que él denomina las periferias de la existencia.

En la audiencia general del 27 de marzo de 2013, desarrolla esta bella idea de la periferia de la existencia. Exhorta a los cristianos a salir de sí mismos para emigrar a las periferias de la existencia, para hacerse presentes en esos lugares y entornos marginales, donde se cuece la desesperación y el olvido. El éxodo de sí mismo tiene un sentido muy claro: se trata de emigrar del centro a la periferia, de la luz a la oscuridad, de la centralidad a los márgenes, de la comodidad a la intemperie, pues es precisamente ahí donde se requiere el consuelo, la esperanza, la acción transformadora.

Este movimiento es lo que exige el seguimiento de Jesús hacia el calvario. Dice el papa Francisco: “Significa salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los demás, a la periferia de la existencia, a los más alejados, a los olvidados, a quienes necesitan comprensión, consuelo y ayuda. Vivir este tiempo significa también entrar cada vez más en la lógica de Dios, de la Cruz y del Evangelio. Es seguir y acompañar a Cristo, lo cual exige salir: Él ha salido de sí mismo para venir a nuestro encuentro, ha colocado su tienda entre nosotros para traer la misericordia que salva y da esperanza”.

En el nº 2.869 de Vida Nueva.