Editorial

Empezar de nuevo en Pastoral Juvenil

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Las tradicionales Jornadas de Pastoral Juvenil Vocacional de CONFER, celebradas hace una semana en Madrid con el título Creo en ti, han vuelto a poner de manifiesto la disposición de la Vida Religiosa (VR) a empezar de nuevo en el trabajo con jóvenes. Un comenzar que no significa dejar atrás lo que se ha hecho hasta el momento, mucho y bueno, sino que tiene que ver con acompañar a los jóvenes, vivir con ellos, escucharles y ofrecerles un espacio propio. De hecho, todas las intervenciones incorporaron, sobre todo, mensajes muy cercanos a la experiencia, concretos, directos y lejos de teorías.

El análisis de la relación entre la Iglesia y los jóvenes de hoy pasa irremediablemente por los estudios sociológicos –entre los más importantes están los que realiza la Fundación SM–, y en ellos se deja entrever la distancia entre ambos: lo que piensan los jóvenes y lo que piensa la Iglesia se aleja cada vez más. Una situación que es abordada, en muchas ocasiones, responsabilizando a los jóvenes o a la sociedad en la que vivimos sin mirar hacia dentro.

Por eso, la VR se propone comenzar de nuevo en este sentido: intentando no juzgar lo propio como lo definitivo, hablar un lenguaje que se entienda, acompañar las palabras con la coherencia de vida y ofrecer experiencias que llenen. Una vuelta al principio que también supone un regreso al mensaje cristiano y a su propuesta a la sociedad a través del diálogo entre fe y cultura, sin diluir la primera ni rechazar la segunda.

Está claro que la Iglesia no vive su mejor momento
en cuanto a pastoral con jóvenes se refiere,
pero sí está iniciando un gran trabajo que,
apoyado por el impulso que ha supuesto el papa Francisco,
puede dar importantes frutos.

Empezar otra vez es ver al joven tal y como es, no solo su lado más negativo, en el que se incide demasiado; un joven que sabe en qué confiar, que se compromete y que responde siempre que se le ofrece un lugar donde sentirse valorado. No todo está perdido y, por ello, conviene evitar visiones apocalípticas.

Y como en cualquier comienzo, se abren un sinfín de oportunidades, retos, propuestas, iniciativas… Hay que ser valiente e intentarlo; sin miedo, a pesar de los fracasos y decepciones que aparecerán a lo largo del camino. Una de las posibilidades que abre la nueva situación social, tal y como puso de manifiesto el escolapio Carles Such durante las citadas Jornadas, es la de hacer una evangelización a un sujeto no contaminado.

Está claro que la Iglesia no vive su mejor momento en cuanto a pastoral con jóvenes se refiere, pero sí está iniciando un gran trabajo que, apoyado por el impulso que ha supuesto el papa Francisco –no hay más que ver los ecos de Río de Janeiro–, puede dar importantes frutos.

Y en esta tarea, en la siembra, la VR actúa como punta de lanza, como pionera en la reflexión y la acción, con una fuerte presencia en los lugares donde habitan hoy los jóvenes, lugares físicos y virtuales. Una presencia que no es invasiva ni extraña, sino que se mezcla y empapa con la juventud –con sus anhelos, preocupaciones y problemas– y que ofrece el Evangelio.

Y es que los jóvenes, más que un colectivo social al que dirigirse, son hoy una de esas fronteras de las que habla Francisco, a las que hay que mudarse renunciando a las comodidades del templo. En esta tarea de volver a empezar, armando lío, ya están los religiosos y religiosas señalando el rumbo.

En el nº 2.869 de Vida Nueva. Del 2 al 8 de noviembre de 2013.

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