Los desafíos comunes de católicos y judíos

cardenal Antonio M. Rouco Varela y Moisés Bendahan, presidente del Consejo Rabínico de España, en la 22 reunión del comité de enlace judeo-católico Madrid octubre 2013

Madrid acogió la 22ª Reunión del Comité de Enlace de ambas religiones

22 reunión del comité de enlace judeo-católico Madrid octubre 2013

FRAN OTERO. Fotos: CEE | Relegada a un segundo plano por las beatificaciones de Tarragona, comenzaba, el pasado 13 de octubre, la 22ª reunión del Comité de Enlace Judeo-Católico, que se extendería hasta el jueves 17. Un encuentro que inauguró el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y en el que estuvo presente el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.

Tras días de trabajo, con una excursión a Toledo incluida, el Comité hizo pública una declaración titulada Desafíos para la religión en la sociedad contemporánea, en la que ambas confesiones ponen el acento en aquellos problemas y retos que comparten.

Cuestiones que tienen que ver con la educación, el aumento del antisemitismo, el incremento de la persecución de los cristianos en algunos lugares, así como la amenaza a la libertad religiosa en muchas sociedades. “A la luz de nuestros ideales religiosos compartidos, hemos examinado las dificultades a las que nuestras tradiciones religiosas se enfrentan hoy en día: violencia, terrorismo, extremismo, discriminación y pobreza”, recoge la declaración.

Sobre la persecución religiosa en concreto, reclaman a los líderes políticos y religiosos, y también a las instituciones públicas, que “aseguren la integridad física y la protección legal de todos aquellos que ejerciten su derecho fundamental a la libertad religiosa, que protejan el derecho de los individuos a cambiar o abandonar sus creencias religiosas, a educar a sus hijos de acuerdo a sus creencias, que incluyen el sacrificio ritual de animales, la circuncisión y poder mostrar símbolos religiosos en lugares públicos”.

Persecución y antisemitismo

Ante la persecución a los cristianos, piden que la Iglesia católica y los líderes judíos trabajen juntos contra esta cuestión, “alertando sobre estos problemas y apoyando los esfuerzos que garanticen que todo ciudadano tenga plenos derechos independientemente de su identidad étnica o religiosa, en Oriente Medio y en cualquier otra parte”.

Del mismo modo, exhortan a todos los líderes religiosos a que se opongan al antisemitismo: “La celebración del 50º aniversario de la declaración Nostra Aetate en 2015 supondrá un momento privilegiado para reafirmarnos en la condena del antisemitismo. Urgimos a que las enseñanzas antisemitas desaparezcan de los libros de texto y discursos en todo el mundo. De igual manera, cualquier expresión anticristiana es igualmente inaceptable”.

Finalmente, la declaración aborda la educación para señalar la importancia de que en todos los seminarios judíos y católicos se incluyan programas educativos sobre la Nostra Aetate y los documentos posteriores de la Santa Sede acerca de esta cuestión. “Los líderes católicos y judíos reconocemos lo mucho que la citada declaración ha contribuido a cambiar y mejorar las relaciones entre judíos y católicos. Es imperativo que las nuevas generaciones abracen estas enseñanzas y aseguren que lleguen a todos los rincones de la Tierra”.

cardenal Antonio M. Rouco Varela y Moisés Bendahan, presidente del Consejo Rabínico de España, en la 22 reunión del comité de enlace judeo-católico Madrid octubre 2013

El cardenal Rouco y el presidente del Consejo Rabínico de España, Moisés Bendahan

Una nota que podría resumirse en el párrafo final, que aglutina retos y compromisos: “Frente a estos desafíos, judíos y católicos renovamos nuestro compromiso para educar a nuestras respectivas comunidades en el conocimiento y respeto del otro. Acordamos cooperar para mejorar las vidas de los que viven en los márgenes de la sociedad: los pobres, los enfermos, los refugiados, las víctimas del tráfico humano, y proteger la creación de Dios de los peligros del cambio climático. No podemos hacer esto solos. Hacemos un llamamiento a todos aquellos en posiciones de autoridad e influencia para que se nos unan en la causa del bien común, de forma que todos podamos vivir en dignidad y seguridad, y la justicia y la paz prevalezcan”.

La declaración insiste en todo aquello que une a judíos y católicos y mantiene su apuesta por mantener, a través del Comité de Enlace Judeo-Católico, “una singular relación basada en un legado espiritual común y en una responsabilidad compartida en la defensa de la dignidad humana”. “Como católicos y judíos, abogamos por un mundo en el que los derechos humanos sean reconocidos y respetados, y todos los pueblos puedan florecer en paz y libertad. Estamos comprometidos a fortalecer nuestra colaboración para lograr una más equitativa distribución de las riquezas y los beneficios derivados de los avances de la ciencia, la medicina, la educación y el desarrollo económico. Nuestra unión busca una mejora del mundo”, recoge la nota.

Ante la increencia

Esta cooperación ya la había apuntado Rouco Varela en su discurso durante el acto inaugural, donde destacó la importancia de la acción conjunta en favor del bien común, la defensa de los valores compartidos, como la justicia social, la familia y la educación en el respeto de la principios religiosos y morales de los padres, la
libertad religiosa…

Pero, por encima de todo, el cardenal arzobispo de Madrid se refirió al reto de la increencia, “tan extendida en nuestra sociedad y cuyas repercusiones dentro de nuestras comunidades religiosas no podemos ignorar ni infravalorar. (…) El hombre de hoy pretende comprenderse a sí mismo, al mundo y a la historia sin reconocer su condición de creatura de Dios; dándole la espalda, negando o ignorando su existencia. Las consecuencias, como hemos podido ver a lo largo del siglo XX, no pueden ser más terribles”.

Por la situación de increencia –siguió Rouco Varela–, Benedicto XVI convocó el Año de la fe, que pronto se clausurará, para “redescubrir y hacer de nuevo el camino de la fe y profundizar en el acto mismo de creer y en sus contenidos”.

No dejó pasar la ocasión para reconocer la importancia que tiene el pueblo judío en la fe católica, para lo que citó la Nostra Aetate: “La Iglesia no puede olvidar que ha recibido la Revelación del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo, con quien Dios, por su inefable misericordia se dignó establecer la Antigua Alianza, ni puede olvidar que se nutre de la raíz del buen olvido en que se han injertado las ramas del olivo silvestre que son gentiles”.

En la reunión estuvieron presentes, además de los cardenales Rouco y Koch, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach; la presidenta del Comité Internacional Judío para las Consultas Interreligiosas, Betty Ehrenberg; el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Querub, y el rabino y presidente del Consejo Rabínico de España, Moisés Bendahan, entre otros.

A la inauguración de la Reunión asistieron, en representación de las instituciones públicas, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y el director general del Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones con las Confesiones del Ministerio de Justicia, Ángel Llorente.

En el nº 2.868 de Vida Nueva

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