Paloma Gómez Borrero: “Juan Pablo II es santo por su capacidad de rezar y defender al hombre”

Paloma Gómez Borrero, vaticanista

La veterana vaticanista es asesora del musical ‘Karol Wojtyla, la verdadera historia’

Paloma Gómez Borrero, vaticanista

Entrevista con Paloma Gómez Borrero [extracto]

Texto y fotos: DARÍO MENOR | Paloma Gómez Borrero es una de las grandes veteranas entre los periodistas que informan sobre la actualidad vaticana. Corresponsal durante años de TVE, primero, y luego de COPE y otros medios, su último proyecto ha sido el asesoramiento para un musical sobre Juan Pablo II, a quien acompañó en más de cien viajes alrededor del mundo, y al que siempre consideró un santo. El espectáculo se estrenará el año que viene en Italia, Polonia, España y América, coincidiendo con su canonización, en el mes de abril.

PREGUNTA.- ¿Cuál ha sido su labor en la gestación de ‘Karol Wojtyla, la verdadera historia’?

RESPUESTA.- Llevaban tiempo pensando en hacer un musical serio y hermoso sobre Juan Pablo II. Alguien les dio mi nombre y empezamos a colaborar. Me llamaron para que les asesorara, para que les contara episodios bonitos del pontificado. Pensaban ir a ver a don Stanislao Dziwisz, su antiguo secretario, a quien yo conocía bien. Fui a Cracovia con ellos y estuvimos con él, se lo explicamos y a él le gustó la idea. De hecho, dijo que le encantaría que se estrenase en Polonia, en la Fundación Juan Pablo II, que está muy adelantada. Está en los mismos terrenos donde se encontraba la cantera en la que trabajó Juan Pablo II. La iglesia está prácticamente terminada, hay un lugar para hacer ejercicios… Es un lugar estupendo que se hace con donaciones de la gente. En España hubo un musical que organizaron varias personas de Cuenca y que se exhibió durante la Jornada Mundial de la Juventud. Era más casero. Este proyecto es más grande. La idea es estrenarlo en 2014, en el Auditorium de Roma. La música se la ofrecieron a Ennio Morricone, a quien le pareció muy bien, pero, debido a su edad, dijo que iba a recoger temas que tenía y a hacer un par de obras nuevas. Al final se optó por la cantante israelí Noa, que ha compuesto ocho canciones. Noa tiene un gran cariño a la figura de Juan Pablo II, para quien cantó. Ella es judía y dijo de él que era un Papa que quería la paz. Hay una parte del musical que está novelada, como ocurre con Jesucristo Superstar. Además de en Roma y en Polonia, también se exhibirá en España y América. Paloma Gómez Borrero, vaticanista

P.- El musical empieza con tres tiros que se escuchan con el escenario en negro. ¿Por qué se ha decidido comenzar con el atentado de Ali Agca?

R.- Ha sido decisión del director. Comienza con el escenario a oscuras y se oyen tres tiros. Hay dos voces que hablan: la del Papa y la de don Stanislao. “¿Le duele mucho, Santidad?”, le dice este. “Sí, mucho”, le responde aquel. “¿Dónde?”, vuelve a preguntarle. “En el estómago”. Yo he contado varios episodios sobre su vida y otros detalles. Por ejemplo, cuando le pegan el tiro y le llevan a urgencias, casi muriéndose, el Papa está en ese momento en que mucha gente dice que está en un túnel de luz. En el musical se revive esa luz, ese túnel, ese recuerdo del Papa en el quirófano, que ve pasar parte de su vida. Así se va mezclando una cosa y otra. Va haber tecnología muy avanzada. Todo lo que es la representación del Papa se hace con imágenes, fotos y montajes, con hologramas. En total, participan unas 30 personas en escena.

P.- ¿Qué otras anécdotas sobre la vida de Juan Pablo II ha contado?

R.- He asesorado mucho sobre el atentado. Por ejemplo, sobre la monja que se agarra al terrorista y hace que no huya, con lo que consiguió que cogieran en seguida a Ali Agca. Curiosamente, esa monja se llama sor Lucía. Durante el juicio estuve hablando con ella. Tampoco se comentó que en el proceso declaró un joven de ETA, porque se había entrenado con Agca en un campamento en Libia. Era católico, quería al Papa y vino a decir lo que sabía de Ali Agca. Aquello no se contó. Como todo lo de Libia, se tapó mucho. En esos momentos se estaba realizando un acuerdo con Italia y no había muerto el Papa, así que hubo una parte política que se trató de olvidar.
Cercano a todos

“No recuerdo un momento de tanta efervescencia
como con el inicio del pontificado de Francisco.
Aunque me da miedo que sea excesiva la exposición
por su parte, lo que puede resultar peligroso”.

P.- Juan Pablo II será canonizado el 27 de abril, junto a Juan XXIII. Usted, que trató mucho al papa Wojtyla, ¿pensaba que tenía delante a un santo?

R.- Sí. Me llamaba mucho la atención su capacidad de rezar. Yo pensaba que el breviario polaco debía de ser más largo que los otros, porque siempre estaba leyéndolo o rezando el rosario. Recuerdo una vez que estábamos en Castel Gandolfo y yo me encontraba muy cerca de él. Era una recepción a embajadores latinoamericanos. Uno de ellos hizo un saludo muy largo y pensé: “Pobre Papa, todo lo que tiene que aguantar”. Le miré y vi que estaba con el rosario en la mano. No se estaba enterando de nada, pues estaba rezando. Cuando vio que le estaba mirando, me guiñó un ojo y se echó a reír. Tenía esa capacidad de rezar y, al mismo tiempo, de ser muy cercano a todos. Yo creo que era muy tímido, sobre todo si no conocía bien a la persona. Si te conocía, en cambio, era muy abierto, e incluso te tomaba el pelo. Recuerdo que, en un viaje en el que íbamos camino de América, se hablaba mucho de si el Papa iba a pedir que no mataran a Paola Cooper, una mujer estadounidense de raza negra que había asesinado a otra señora. Tenía 17 años. Hubo una campaña en Europa para que no la mataran. Se hizo una campaña para que el Papa le pidiera a Ronald Reagan que Cooper no fuera ajusticiada. Cuando Juan Pablo II vino a vernos en el avión, le pregunté si se lo iba a pedir a Reagan. Se me quedó mirando y me dijo: “No lo había pensado, qué buena idea. Voy a nombrarla consejera del Papa”. Yo le comenté entonces si me estaba tomando el pelo y se echó a reír. Estas cosas, si no te conocía, no las hacía. Su capacidad de rezar y de defender al hombre le hacían santo.

La canonización de dos papas

P.- ¿Le parece acertado canonizar a la vez a Juan Pablo II y a Juan XXIII?

R.- No me parece buena idea. Los dos son grandes y merecían un día propio para su canonización. Cuando alguien me dijo que la canonización de Juan XXIII podía ser en diciembre, por el aniversario del Concilio Vaticano II, y que la de Juan Pablo II sería en primavera, me pareció estupendo. Pensaba que con Juan XXIII nunca iba a venir tanta gente como con Juan Pablo II, pues ha pasado mucho más tiempo, por lo que se podría hacer dentro de la Basílica de San Pedro y con el resto de la gente en la plaza para que siguieran la ceremonia a través de pantallas. Paloma Gómez Borrero, vaticanista

P.- ¿Le parece adecuada la dispensa para canonizar a Juan XXIII sin que se haya producido el segundo milagro?

R.- No se entiende que algunos necesiten el segundo milagro y otros no. Ya la dispensa de los cinco años me parece difícil de entender, aunque se dio en dos casos muy extraordinarios, como el de Juan Pablo II y el de Madre Teresa de Calculta.

P.- ¿Recuerda un momento en que la Iglesia viviera un momento de efervescencia como con el inicio del pontificado de Francisco y las reformas que se avecinan?

R.- No, ni siquiera en el inicio del de Juan Pablo II. Incluso lo que dice el Papa ya en la Misa en Santa Marta cada mañana es noticia. Yo fui muchas veces a las misas de Juan Pablo II en su casa y nunca había homilía. Me da miedo que sea excesiva la exposición por parte de Francisco, lo que puede resultar peligroso.

P.- ¿Entiende que haya católicos que le critiquen?

R.- Sí, ya se ve en los comentarios en las webs y en los correos que circulan. Este Papa no deja a nadie indiferente. Yo tengo la convicción de que sabe lo que quiere y de que es imparable. Lo que piense que se deba hacer, logrará llevarlo a cabo.

En el nº 2.866 de Vida Nueva

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