Un libro de Enrique Martínez Lozano (PPC, 2013). La recensión es de José Manuel Lozano-Gotor
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Título: Vida en plenitud. Apuntes para una espiritualidad transreligiosa
Autor: Enrique Martínez Lozano
Editorial: PPC, 2013
Ciudad: Madrid
Páginas: 160
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JOSÉ MANUEL LOZANO-GOTOR | Esta obra, de agradable y reconfortante lectura, pretende levantar acta del resurgir hoy de la espiritualidad, no exento de ambigüedades, pero muy prometedor. Pues es reflejo del anhelo de plenitud que late en el corazón de quienes –creyentes o no– se plantean su vida con honestidad y hondura.
La espiritualidad no debe entenderse en sentido reduccionista, opuesta a la materialidad, la corporalidad o el compromiso en el mundo, sino como un modo de ser y vivir que abarca a la totalidad de la persona. De ahí que tenga mucho que ver con trascender el ego, porque la creencia de que somos un yo separado nos aleja del Yo universal; y también con ir más allá de la mente, porque, cuando absolutizamos esta como forma de relacionarnos con la realidad, nos vemos atrapados en el pensamiento dual y objetivador.
Enrique Martínez Lozano –psicoterapeuta, sociólogo y teólogo– se apoya en mayor o menor medida en dos supuestos con los que no todo el mundo estará de acuerdo: una visión evolutiva de la conciencia según la cual, tras un primer estadio mítico y otro racionalista, ahora nos encontraríamos en el umbral de una fase nueva y más verdadera: la transmental. Y, en segundo lugar, algunos de los avances de la ciencia en el siglo XX atestiguan el carácter transmental y no dual de la conciencia humana.
A nuestro juicio, no habría necesitado este recurso a esquemas evolutivos (que siempre tienen algo de estrategia de inmunización a la crítica) y a la autoridad y el prestigio de lo científico para dar solidez a su argumentación.
Un tercer punto controvertido es la relación religión-espiritualidad. El subtítulo deja claro que la espiritualidad es, para el autor, más abarcadora e importante que la religión, si bien no quiere decir que se trate de realidades contrapuestas. La espiritualidad es el alma de la religión; y sin espiritualidad, la religión queda reducida a poco más que estructuras institucionales, dogmas doctrinales y normas morales.
Pero ¿puede prosperar la espiritualidad al margen de la religión? Ahí estaría quizá la novedad de nuestra época.
Sea como fuere, las páginas dedicadas a Jesús como maestro de espiritualidad nos ofrecen una visión refrescante de la fe cristiana en clave transpersonal. Y los tres capítulos finales –sobre el cultivo de la inteligencia espiritual, la práctica de la meditación y el elogio de la presencia– son una útil guía para aquietar el bullicio de la mente, vivir con atención y desarrollar una actitud de “apertura y receptividad, en la que el Misterio se nos puede desvelar”. Y cuando eso ocurre, entonces cesan todas las divisiones artificiales.
En el nº 2.866 de Vida Nueva.
