El Papa y el progreso técnico: reflexiones del mensaje para la JMJ

ilustración de Jaime Diz para Antonio Spadaro n.2864

Antonio Spadaro, director de La Civiltà CattolicaANTONIO SPADARO | Director de La Civiltà Cattolica

Benedicto XVI advierte de que la sociedad digital no se puede comprender solo a través de los contenidos. Antes de las cosas, están las personas…”.

El 18 de octubre de 2012 Benedicto XVI firmó su mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. En este amplio y rico texto hay algunas palabras que hacen referencia al “progreso técnico” y que han sido interpretadas por algunos, en mi opinión, de forma equivocada.

Este es el pasaje al que me refiero: “Estamos atravesando un período histórico muy particular. El progreso técnico nos ha ofrecido posibilidades inauditas de interacción entre los hombres y la población, mas la globalización de estas relaciones solo será positiva y hará crecer el mundo en humanidad si se basa no en el materialismo sino en el amor, que es la única realidad capaz de colmar el corazón de cada uno y de unir a las personas”.

Estas palabras han sido interpretadas como una invitación a la prudencia, como decir: “Sí, pero hasta un punto”. ¿Es de verdad así? ¿Son una simple invitación a estar presente en la Red de forma moderada? A mi juicio, el problema de fondo en la lectura de estas líneas es más amplio y tiene que ver con una cierta hermenéutica del catolicismo que definiría como una suerte de hermenéutica de la moderación a ultranza.ilustración de Jaime Diz para Antonio Spadaro n.2864

Se confunde la “prudencia” cristiana con la “moderación” humana, como si la cultura católica fuera solo una versión menor de la no católica: haz rock, pero a volumen más bajo; haz cine, pero con más amabilidad; di lo que dicen todos, pero un poco después; navega en la Red, pero sin ir demasiado lejos…

No es así que debe ser leído este mensaje encendido de Benedicto XVI. ¡Y tampoco es esta la prudencia cristiana! Esta última es la virtud que dispone a la acción, eligiendo los caminos y acogiendo el auténtico bien. Es una virtud dinámica que nunca debe ser confundida con la timidez o el temor (ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1806). La prudencia se define como auriga virtutum, carro de las virtudes, por tanto una virtud lanzada en el camino.

¿Qué dijo entonces Benedicto XVI? En la última parte de la cita, escribe que el fundamento no puede ser el materialismo, sino el amor. El entonces Papa sustancialmente niega que la unidad entre las personas pueda ser fruto de contenidos separados de las relaciones. Este es el punto. Si se piensa que son los “bienes” los que crean la auténtica socialización humana, se va hacia un callejón sin salida, hacia una globalización peligrosa. Al decir esto, Benedicto XVI advierte de que la sociedad digital no se puede comprender solo a través de los contenidos. Antes de las cosas, están las personas.

En el nº 2.864 de Vida Nueva.

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