Los obispos de Cuba proponen una esperanza activa para el futuro de la Isla

procesión de la Virgen del Cobre en La Habana 2013

Publican una carta pastoral en la que piden diálogo para la transformación social

procesión de la Virgen del Cobre en La Habana 2013

Procesión de la Virgen del Cobre por La Habana

Obispos de Cuba: “Que el futuro sea mejor que el presente” [extracto]

ARACELI CANTERO GUIBERT (CUBA) | Después de haber observado la realidad cubana y “al escuchar y sentir en nosotros los anhelos, las esperanzas y las frustraciones de los hijos de Dios en esta tierra”, los obispos católicos de Cuba han dirigido a todos los cubanos un carta pastoral en la que piden un nuevo orden político y reiteran que el único camino hacia a transformación social es el diálogo.

El mensaje reconoce “que Cuba ha cambiado en los últimos años y que el presente no se parece a los años pasados”, pero también afirma que “una nueva generación de cubanos vive con el firme deseo de que el futuro sea mejor que el presente”. En él abordan, además, temas como el destino de los bienes materiales y la libertad, así como la necesidad de que las aspiraciones personales sean tenidas en cuenta en el programa económico que debe ser elaborado.

El documento, con fecha del 8 de septiembre, fiesta de la patrona de Cuba, ha sido dado a conocer en el Año de la fe y tiene la virtud de la esperanza como hilo conductor. Sale a la luz veinte años después de la carta pastoral El Amor todo lo espera (1993), en la que, de manera similar, los pastores ofrecieron un análisis de la realidad cubana y algunas pistas de renovación y cambio para Cuba.

El texto del nuevo mensaje se daba a conocer en la página web de la Conferencia, en la madrugada del domingo 15 de septiembre, y, dado que la Iglesia no tiene acceso a los medios, la carta, ya impresa, se distribuía en todas las comunidades de la Isla para su presentación en las misas dominicales.

La actual carta pastoral reconoce que algunas de sus sugerencias de hace dos décadas se han cumplido, pero otras quedan por realizar. Apunta que, para que el futuro sea mejor, es necesario que continúe y se aligere el proceso de reformas iniciadas en Cuba. Dada la constatación del “apremio en la ciudadanía”, los prelados consideran que la urgencia y la mejor herencia para la generaciones futuras es “precisamente trabajar por un presente mejor”.

Piden para este esfuerzo el compromiso de una “esperanza que no defrauda”, título de su mensaje. La carta pide una esperanza activa y también se adentra en aspectos que superan lo estrictamente religioso.

El mensaje –de 10 páginas y 43 epígrafes– no se limita a la situación nacional, sino que se hacen propuestas sobre Cuba en el concierto de las naciones y sobre las relaciones con los Estados Unidos. Su reflexión expresa preocupación por la familia y se refiere a los factores que potencian el deseo de emigrar, sobre todo entre los jóvenes, a quienes piden que busquen la verdad, no caigan en el vacío existencial y construyan no solo la Cuba del futuro, sino la Cuba actual.

Temas recurrentes

Esta nueva carta no es el único mensaje de los obispos desde 1993. Escribieron orientaciones para preparar la visita de Juan Pablo II en 1998 (El Espíritu quiere soplar en Cuba) y, dos años después, “Un cielo nuevo y una tierra nueva”, con motivo del fin del milenio.

En 2003, el Episcopado cubano deploró cierta involución y retroceso, así como una vuelta al lenguaje de los años ya pasados, falta de esperanza en el pueblo y nuevos encarcelamientos. Lo hizo al cumplirse los diez años de la carta El Amor todo lo espera, con una instrucción teológico-pastoral: La presencia social de la Iglesia. En 2006, los pastores publicaron un marco teológico para el Plan Global de Pastoral 2006-2012 que se iniciaba en toda la Isla. Otros documentos han visto la luz con ocasión del Año Jubilar Mariano y de la visita de Benedicto XVI en 2012.

Estos mensajes muestran que los obispos han mantenido una línea continua en su magisterio colegiado, respaldado por la visita de dos papas. Son temas recurrentes: la invitación al diálogo y a la reconciliación, la participación y la búsqueda de la unidad en la pluralidad de puntos de vista y opciones, la necesidad de un proyecto económico definido que aúne las voluntades, la invitación a una mayor apertura con espacio para nuevas iniciativas desde la diversidad, la condena a las medidas económicas restrictivas impuestas a Cuba por otros países, la familia, la exhortación a los jóvenes a formarse y crecer en la virtud, y la convocatoria a la solidaridad ante las carencias materiales que afrontan grupos específicos de la sociedad.

En el nº 2.863 de Vida Nueva.

 

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