La revolución de Francisco toma forma

Descentralización, austeridad y eficiencia, claves de los próximos cambios en la Curia

papa Francisco y cardenales en misa en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, 23 abril 2013

DARÍO MENOR (ROMA) | Del 1 al 3 de octubre, el futuro de la Iglesia se decide en Roma: se reúnen con el papa Francisco los ocho cardenales que forman parte de la comisión creada por el Pontífice para que le ayude en el gobierno y le aconseje en la reorganización de la Santa Sede. Son tan grandes las expectativas puestas en estos encuentros como inciertas las decisiones que pueden tomarse. Hay más especulaciones que seguridades, mientras empiezan a escucharse las primeras críticas a Francisco.

“Es todo tan imprevisible que estamos observando a ver qué pasa. No se sabe si hay un proyecto claro de hacer las cosas o si todo depende de lo que en ese momento se le ocurre al Santo Padre. Nadie sabe a dónde vamos con estos actos y discursos ni qué modalidad quiere seguir en el ejercicio de gobierno”, cuenta un eclesiástico que trabaja en la Secretaría de Estado y prefiere mantener el anonimato.

Un cardenal que tampoco quiere ver su nombre publicado reconoce que hay quien no está de acuerdo con los cambios que plantea el Papa, pues suponen “darle la vuelta a muchas cosas”. “Siempre va a haber gente a quien no le gusta lo que haces, pero por eso no hay que dejar de hacerlas”, apunta.

En su opinión, la “potente” reforma que Francisco tiene en mente supondrá una profunda reestructuración de la Curia romana y, en particular, de todo lo que tiene que ver con los aspectos económicos. “El mayor reto está en conseguir un cambio profundo en la mentalidad. Eso llevará años”, dice el cardenal.

Redimensionar la Secretaría de Estado

Todas las fuentes consultadas coinciden en la necesidad de redimensionar la Secretaría de Estado para que deje de ser el cuello de botella por el que han de pasar todas las decisiones. Es unánime la petición de más autonomía e independencia para las congregaciones y los pontificios consejos. También piden más coordinación y conciencia de que se rema en un mismo sentido.

Otro purpurado que también prefiere mantenerse en el anonimato apunta que hay que pergeñar un modelo nuevo de Secretaría de Estado. “Hay que evitar que quien dirija esa institución quiera volver a convertirse en un vicepapa, como ha ocurrido con Tarcisio Bertone en estos años”.

En los cambios tendrá un papel protagonista el nuevo secretario de Estado, el arzobispo Pietro Parolin, de quien todo el mundo habla bien en la Santa Sede.

Aunque son pocos todavía los católicos que se atreven a alzar la voz en público contra Francisco, la carta que Francisco envió al diario La Repubblica y el encuentro con el impulsor de la Teología de la Liberación, Gustavo Gutiérrez, han soltado algunas lenguas.

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En el nº 2.863 de Vida Nueva.

 

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